Sucedió lo esperado, Györi Audi ETO y CSM Bucuresti, los dos últimos campeones de la Champions, consiguieron el pase a la Final4 sin demasiados problemas, si bien las rumanas padecieron cierto agobio en la pista del Metz, que fue capaz de ganar por 7 goles a las de Per Johansson. Por su parte, las magiares se llevaron la victoria en un partido en el que las bajas de las locales fueron lo más destacado.
No era tarea fácil levantar seis goles para las de Dragan Adzic. Pero a pesar de todo, lo intentaron y fueron durante varios momentos del partido por delante, con la esperanza de que Györi echara demasiado en falta a Nycke Groot y Stine Oftedal y aprovecharse de esa circunstancia, pero no pudo ser, ya que apareció, una vez más, la figura de la gran Anita Görbicz para dar al traste con las ínfulas montenegrinas.
Las de Ambros Martín tomaron el mando en el luminoso con un 6-4, gracias a las acciones de una recuperada Duda Amorim y de la ya citada Görbicz. Pero las balcánicas, de la mano de la pivote Tatiana Brnovic, con cinco goles en su haber, colocaba un 8-10 para las visitantes, bien secundada desde la primera línea por Milena Raicevic y Djurdjina Jaukovic. Tras un intercambio de goles entre ambas escuadras, se llegaba al ecuador del encuentro con empate a 15 goles.
Buducnost no cejaba en su empeño de complicar el partido a las locales, y de nuevo, en el inicio de la segunda mitad, se colocaba con 19-21 gracias a los goles de Branka Konatar. Otra vez era Görbicz que, con tres goles seguidos, daba mínima ventaja a Györi. La jugadora húngara, ante la ausencia de Groot y Oftedal, dio toda una lección desde su “antiguo” puesto de central, marcando nada más y nada menos que 11 goles a lo largo de la contienda. A partir de ahí, y pese a los esfuerzos de una sensacional Milena Raicevic, las de Ambros Martín fueron comandando el electrónico, con mínimas ventajas, pero sin dejar que las montenegrinas llegaran a complicar el pase a la Final4. El resultado final de 30-28 hace justicia y deja un buen sabor de boca en el equipo de Adzic que ha conseguido renovar con acierto un grupo al que no se le daba ninguna chance en la Main Round.
Remontar 13 goles se antoja cuando menos como algo imposible, y más si se tiene delante a una pléyade de estrellas que forman hoy por hoy el CSM Bucuresti. Tienen que darse demasiadas circunstancias negativas y más cuando las rumanas llegaban a Metz con el equipo al completo y sin ningún atisbo de relajación. Pero la fe mueve montañas, y las de Emmanuel Mayonnade “a punto” estuvieron de darle vuelta a la tortilla y conseguir la proeza, pero no fue así porque, como decimos, remontar 13 goles es una hazaña francamente utópica. Las jaunes de Metz plantearon una defensa numantina ante las rumanas, y espoleadas por la gran actuación de su guardameta Marina Rajcic, pusieron contra las cuerdas a CSM Bucuresti. Si sumamos las buenas acciones de Manon Houette en ataque, nos sale una ecuación casi perfecta que dotaba a las galas de los réditos necesarios para poner en apuros a las visitantes que no encontraban la manera de amortiguar la avalancha local. Cristina Neagu e Isabelle Gulldén intentaban poner orden, pero no contaban con la poca aportación en portería tanto de Paula Ungureanu como de Jelena Grubisic, o el bajo rendimiento de jugadoras importantes, como el caso de Amanda Kurtovic o Nathalie Hagman. Las acometidas de las francesas les llevaban a una ventaja de 6 goles antes del descanso y eso hacía vibrar al público local que, con gritos de “allez les jaunes”, empujaban con fuerza a su equipo.
La segunda mitad se inició de la misma forma. Houette con 3 goles seguidos y Jurswally Luciano elevaban la ventaja a 9 goles a falta de algo más de 25 minutos, intentando de alguna manera sobrepasar la sicológica barrera de los 10 goles, algo que no se pudo conseguir. Aquí mucho tuvo que ver la mejora de Grubisic bajo los palos y el acierto de Neagu con penetraciones hasta desde el extremo que no pudo atajar Rajcic. Metz necesitaba de Grace Zaadi, pero la central gala cometía algunos errores claves que mermaban la ofensiva local. Xenia Smits lo intentaba, pero se echaba en falta la aportación de una desaparecida Ana Gros. Mientras tanto, CSM Bucuresti tiraba de experiencia y eran Neagu y Gulldén quienes ponían la tranquilidad para las rumanas dejando el marcador en un 27-20 para las locales en un partido en el que lo intentaron con todas sus fuerzas y que no pudieron culminar.
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