“¿Oye, y viste a esta chica, Carolina, el otro día? ¿Ganó los Juegos Olímpicos, no? ¡Pues es una fiera en la pista!” Esto es lo que, gracias a ti, llega a los oídos de los que, desde hace tiempo, somos aficionados al bádminton.Últimamente, mientras tú viajas por el mundo ganando medallas y campeonatos bajo la bandera española, mis conocidos me preguntan si te he seguido la pista, si sé que has ganado aquel torneo, como han escuchado en una pequeña sección en los deportes del informativo. Parece que el bádminton ahora está de moda.
Mientras escribo, recuerdo cómo ha cambiado esto del bádminton en España. Y resulta que has hecho una auténtica revolución, tanto en el bádminton como deporte, como en todos esos aspectos que le rodean que no son puramente deportivos. Y lo has hecho tú.
No tenemos un precedente tan exitoso como tú en Europa. Te has colado sin pedir permiso en unos éxitos que monopolizaban los países asiáticos. Algunos países europeos consiguieron saborear algo de esa miel, pero Dinamarca, Gran Bretaña,… nos quedan tan lejos. ¿O ya no tanto?
Ahora son las asiáticas quienes analizan tu juego, quienes desean alcanzarte. Ahora en las escuelas hay niños que quieren ser como tú, y no sólo en España.
Aunque la medalla olímpica haya llegado ahora. Aunque, en una prudente intervención antes de empezar la andadura olímpica de Río, dijeras aquello de:
“Fui a Londres con 19 años y con muy poca experiencia en competiciones absolutas. Ahora mis aspiraciones son otras totalmente distintas: voy a luchar por una medalla de oro”.
Aunque el revuelo mediático en aquel momento fuera menor, forzaste a la que a la postre fue campeona olímpica, y casi das la campanada. Ya en aquel momento parecía algo impensable, pero deseado. No nos engañemos, hace ya cuatro años que dejaste claras tus intenciones.
Recuerdo la primera vez que participaste en un Superseries. Por aquel entonces aún no había retransmisión por televisión del bádminton. Veíamos los encuentros por internet, en inglés, o aún más interesante, en chino, aunque no lo entendiéramos. No ganaste el torneo, como acostumbras a hacer ahora, pero ya por aquel entonces me sorprendió cómo peleaste. Tal vez ahí debí haberme dado cuenta de lo que se avecinaba.
Durante este ciclo olímpico has dado acento andaluz al bádminton. Desde aquel estreno olímpico te has proclamado bicampeona de Europa y bicampeona del mundo, además de haberte llevado un All England y algún que otro Superseries. Casi nada. Y todo en cuatro años. ¡Cuántas alegrías en tan poco tiempo!
Y yo aún puedo recordarte jugando los torneos nacionales.
Sin olvidar tus méritos deportivos, quiero sumarte otros logros, que para el bádminton español parecían tan inalcanzables como el oro olímpico.
Ahora el bádminton ha dejado de ser, a los ojos de aquellos que no conocían realmente este deporte, aquel “juego de playa de lanzar la plumita” en el que “casi no se corre”. Ahora, al parecer, el bádminton es un deporte de exigencia física, “casi, o puede que más que el fútbol o el tenis, como Nadal“. Cómo va cambiando la opinión del público general una vez que te han visto en pista.
¡Ahora incluso la gente sabe cómo se escribe bádminton!
Echando la vista atrás y viendo el camino que has recorrido, quiero darte las gracias por todo lo que has logrado. Por dar a conocer el bádminton, ¡hasta lo retransmiten por la televisión! Por hacer que la gente hable de este deporte, por hacer cantera. Por echar abajo todos esos tópicos que desmerecían hablar de bádminton, demostrando en el tapiz todo el trabajo que llevas detrás. Por hacerle un hueco al bádminton español en un mundillo dominado por países asiáticos. Por hacernos disfrutar tantas veces.
Y es que, resulta que, mientras tú crecías como jugadora, también has hecho crecer al bádminton español.
Por eso, como dice la canción: “Carolina, trátame bien”. Me has malacostumbrado a verte ganar, y ya lo has ganado prácticamente todo.
Y aún así, sé que esto no ha hecho más que empezar.
Como dije al principio, España y el bádminton nos alegramos de tenerte de tenerte, Carolina.
Fuente imagen principal: larioja.com
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