Finalizó la primera parte de la pretemporada para el Real Valladolid y lo hace con buenas sensaciones, satisfacción generalizada y la sensación de que, puliendo algunos detalles, el equipo puede comenzar la temporada con garantías.
Regresó el Real Valladolid de Luis César Sampedro de la concentración de Marbella con optimismo y la satisfacción del trabajo bien hecho. En los siete días que los jugadores han pasado en la localidad malagueña, y siempre siendo prudentes, el equipo pucelano ha demostrado estar más hecho que en anteriores pretemporadas; un balance de una victoria clara ante El Ejido, y dos empates; ante el Besiktas (equipo “Champions”) y ante un primera como el Betis. Sin embargo, más allá de los resultados, son las buenas sensaciones que ha dejado el grupo las que nos hacen mirar al futuro con ilusión.
Un equipo sólido y luchador
El Valladolid ha mostrado alguna de las que serán sus señas de identidad en la próxima temporada: un equipo con más carácter ganador y espíritu de sacrificio como demostró contra turcos y béticos ante los que los blanquivioletas comenzaron perdiendo. También se intuye que este nuevo Real Valladolid será un conjunto más sólido que sabe a lo que juega y que buscará guardar su portería y tratar de salir con velocidad al ataque pero sin renunciar ni mucho menos al balón. Luis César ha buscado tener un centro del campo trabajador y con recorrido que no deje desamparados a los zagueros, y un ataque con gente veloz que busque más directamente la portería rival sin florituras. También hay que destacar la presencia del equipo en las bandas, al contrario que el año pasado. En este sentido, tanto Nacho y Antoñito en los laterales como Hervías, Óscar Plano, etc; en el centro del campo dan más empaque y más alternativas al juego ofensivo del Pucela.
Los nuevos, bien
Los nuevos fichajes han demostrado, como se esperaba, una rápida adaptación al grupo. Son gente con experiencia que sabe perfectamente lo que “se cuece” en la Segunda División. El Valladolid se ha caracterizado en las últimas temporadas por tener la “mandíbula de cristal”, sin embargo, jugadores como Borja, Deivid u Óscar Plano están llamados a ser los líderes del equipo en el campo. Jugadores de carácter que vienen de ser capitanes en sus anteriores clubes. Tanto Hervías como Antoñito o Nacho le otorgan al Valladolid ese punto de agresividad necesario en una categoría tan dura como esta. También Masip ha demostrado que puede rayar a un gran nivel y, visto que Becerra sigue sin ser ese guardameta sólido que necesita cualquier candidato al ascenso, el canterano del Barça, a buen seguro peleará por la titularidad. Algo mas fríos nos ha dejado la pretemporada de Sulayman pero hay que confiar en el gambiano que al menos ha mostrado detalles de su calidad y algún que otro despiste.
La cantera protagonista
Al margen de Jose, que parece erigirse como el jugador franquicia del Valladolid de Luis César, los canteranos han salido reforzados del stage malagueño. Jugadores como Calero o Anuar han demostrado que tienen sitio en el primer equipo, si bien no para ser titularísimos, si para aportar mucho en una larga temporada. Otros como Samanes, Dani Vega o Miguel han demostrado un desparpajo que también puede ser muy útil en determinados momentos. Más vale confiar en ellos por muy jóvenes que sean que en extranjeros de medio pelo llegados a última hora.
En definitiva, buenas sensaciones y algunas cosas por pulir que seguramente tendrán mejor solución con los fichajes que quedan por llegar. Un central más (probablemente Kiko Olivas) para estar seguros durante todo el año, un medio de corte más organizador (que podría ser Cotán) y un “nueve” de referencia que permita a Jose explotar todo su potencial entre líneas; en este sentido, el club sigue suspirando por Raúl de Tomás, y lo esperará hasta última hora. Hasta entonces, a seguir trabajando en esta buena línea.
Imágenes: www.realvalladolid.es
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