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La nueva etapa de la selección: solo sé que no sabemos nada

En el fútbol y en la vida en general, hay dos cosas que suelen traer malas consecuencias: intentar aparentar ser algo que no eres, o por otro lado, no saber lo que eres. En el caso de la selección española, vistos sus dos partidos de clasificación para la Euro 2024, se trata de la segunda opción.

INCERTIDUMBRE TOTAL

Los pupilos de Luis de la Fuente saltaron a Hampden Park sin dar al aficionado ni una ligera pista de cuál era su plan de partido. Con un esquema a priori parecido al de la pasada etapa mundialista, el contraste en aspectos como la presión tras pérdida (inexistente en el día de ayer) o la claridad para sacar el balón de manera eficiente, fue tan grande que hallar cualquier similitud entre este equipo y el semifinalista de la pasada Eurocopa es mera casualidad. Y quizá sea porque el nuevo seleccionador no quiera que sean lo mismo. Ni que se parezcan. O quizá sí. Lo que es seguro es, que de momento, no lo sabemos.

España ayer se quedó entre dos aguas. Ni asfixiaba en la presión para recuperar cuanto antes, ni esperaba en bloque bajo para salir a la contra. Ni lograba someter al rival a través de la posesión para filtrar un pase decisivo, ni colgaba balones desde los costados para ver si Joselu cazaba alguna. La sensación que dio el elenco nacional fue de incertidumbre y desconcierto, de improvisar en cada envío, para, si se daba la situación, y no es de justicia decir que era el recurso principal, que Pino u Oyarzabal encararan y centraran al área.

Scott Mctominay celebrando uno de sus goles contra España.

Fuente: laopinión.com

DESCUIDAR EL PLAN A POR TENER UN PLAN B

El regusto con el que se queda el espectador es el de haber visto a un equipo tan preocupado por no repetir los partidos de los mil pases (como frente a Rusia en el 2018 o Marruecos en el 2022) que los jugadores se precipitan con el objetivo de acortar los caminos al gol, cuando, viendo la naturaleza técnica del perfil de futbolista que tiene España, la lógica invita a pensar que la forma más óptima de someter a un rival es teniendo el control del partido a través del dominio del balón. Evidentemente esta propuesta puede, y creo que es sano que sea matizada, con centros alternos en posiciones favorables o incluso la inclusión de un “9” puro si no se está logrando el objetivo, pero siempre partiendo de la base expuesta, porque es mil veces mejor tener un gran Plan A y un Plan B menos potente, que tener dos planes y no saber cual estás ejecutando.

Con tan solo dos encuentros en la mochila, es normal que los engranajes se tengan que ajustar y es necesario dar tiempo al nuevo staff para trabajar sus conceptos, de manera que en el momento en el que se les examine hayan podido desarrollar su idea de una manera más completa. Sin embargo, lo que sí es más preocupante es la falta de autocrítica tanto del seleccionador como de algunos de los jugadores en las declaraciones realizadas a la prensa tras el partido. Frases como “han sido dos accidentes, hemos jugado bien y este es el camino”, pronunciada por de la Fuente, hemos de esperar que sean un mecanismo de defensa para blindar al equipo y darle confianza, porque de lo contrario los escenarios que se contemplan no son nada halagüeños para La Roja.

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