Los duelos entre Athletic Club y Atletico de Madrid son un clásico de la liga española, y de ello han derivado grandes partidos, con emoción, con goles, pero sobre todo con sentimiento. Su rivalidad tiene como origen tiempos anteriores a la creación de la propia competición nacional, y se ha extendido desde entonces hasta la actualidad. Este particular combate entre dos pesos pesados con alma de gallos, se saldó en esta ocasión con empate a dos, tal vez el resultado más honrado vista la bipolaridad en el juego de ambos.
El Athletic ejercía esta vez de anfitrión, con no muy buenos recuerdos de las visitas de su rival (4 derrotas en los últimos 4 partidos disputados), y tras dos empates frente a Alavés y Leganés, pretendía dejar atrás ese juego mediocre y dar un golpe sobre la mesa contra un rival de entidad como es su homólogo. Dos de sus púgiles clave como lo son Aduriz y Beñat se quedaron en la grada de San Mamés, pero los leones no se querían plantear su ausencia como algo fundamental para la victoria.
Por su parte, el Atlético acudía a tierras vizcaínas en esta particular travesía por el País Vasco (ya visitó Éibar hace dos jornadas y visitará al Alavés en la siguiente). Algo alejado de los que le superan en la tabla, buscaba una victoria que le permitiese no perder su estela, ya que tanto Sevilla como Madrid habían ganado en sus respectivos duelos contra Osasuna y Málaga. El Barcelona, por su parte, tendría que enfrentarse todavía al Eibar en el Camp Nou y, a pesar de que se prevé victoria culé, podría perder algún punto en ese choque.
En vista de todo esto, los aficionados presuponían que ambos equipos iban a salir con las ideas bien claras. Intensidad por parte de los locales, contemporización y oportunismo por parte de los visitantes. Sin embargo, todo eso saltó por los aires cuando un balón colgado por Koke que, sin llegar a tocar Griezmann, se coló mansamente en la portería defendida por Iraizoz. El meta vasco, que no tuvo uno de sus días más afortunados, esperaba el remate del ariete francés, pero al no llegar éste a tocar la pelota, se vio sorprendido por la no variación de la trayectoria del balón. Golpe prematuro para el graderío.
Empezaban las cosas o muy mal o muy bien, dependiendo de la óptica del aficionado, pero lo cierto es que era una situación en la que el Atlético de Simeone se maneja como pez en el agua y que le ha valido para obtener gran parte de sus grandes resultados las últimas temporadas. Los pupilos del “Cholo” son expertos en la materia de conservar resultados, y el hecho de que los de Valverde se encontrarán en una racha como la mencionada al comienzo del artículo, les permitirían jugar con el factor psicológico.
Así fue precisamente como se desarrolló gran parte de la primera mitad. Un Athletic confuso no sabía cómo se le había puesto el encuentro tan cuesta arriba tan pronto, y menos como conseguir volver a equilibrar la balanza. El Atlético tuvo varias ocasiones para aprovecharse de esa habilidad, como una de Carrasco a la media hora y las creadas por la dupla gala que conforman Griezmann y Gameiro, mientras que sus oponentes solo tuvieron una clara, con un disparo lejano por cortesía del ex-colchonero Raúl García.
Cuando parecía que la tónica de la primera parte se podría resumir con lo explicado el párrafo anterior, fue cuando los leones lanzaron su primer golpe de la tarde. Una jugada al borde del área acabó con la pelota en las botas de Iñigo Lekue, que se encargó de superar a Moyá con la pierna derecha. A falta de 4 minutos para el descanso, se establecían de nuevo las tablas en el marcador de La Catedral, y parecía que el golpe psicológico había cambiado de púgil.
Una vez reanudado el partido la mejoría de los bilbaínos fue evidente, mientras que los madrileños bajaron un poco su rendimiento, pero sin venirse abajo en ningún momento. Godín tuvo una buena ocasión a los 5 minutos y la defensa ofrecía solidez. Nada pudieron hacer, no obstante, ante un centro desde la banda derecha local que remató un Óscar De Marcos disfrazado de delantero centro. Otro golpe, otro zarpazo mejor dicho.
A partir de dicho momento las cosas se les pusieron bastante feas a los colchoneros. El plan A se había ido al garete, y tocaba buscar algún plan B. El “Cholo” optó por dar entrada a Gaitán, Torres y Correa para dar la vuelta a la situación, mientras que Valverde optó por perseverar y aguantar los miembros del plan que tan buen resultado le estaba dando.
Pero, como no, los espectadores fueron testigos de un nuevo golpe de este combate cada vez más parecido al boxeo que al fútbol. Griezmann, omnipresente bestia negra para el equipo que tenía enfrente, se sacó un zurdazo de la manga que entró ajustadísimo y tocando ligeramente el palo de la portería del Athletic.
Faltaban 10 minutos para la finalización del partido, y aunque ambos clubes intentaron con ahínco ponerse por delante esta vez de una manera definitiva, el dos a dos ya no se movió. Un resultado al que, en realidad, no se sabía cómo reaccionar. Con alegría por ser capaz de no dejarse ganar, o con decepción por no lograr cumplir el objetivo marcado antes de que comenzara el choque. Lo que sí está claro es que el combate vivido en San Mamés fue como se esperaba, de aúpa, como se suele decir en Bilbao.
Ficha técnica
Goles: 0-1 Koke (3´), 1-1 Lekue (41´), 2-1 De Marcos (56´), 2-2 Griezmann (80´)
Alineación Athletic Club: Iraizoz; De Marcos, Laporte, Bóveda, Balenziaga; San José, Iturraspe (Mikel Rico 89´), Raúl García, Muniain (Susaeta 83´), Lekue; Williams (Villalibre 83´)
Alineación Atlético de Madrid: Moyá; Vrsaljko, Godín, Giménez, Filipe Luis; Carrasco (Correa 65´), Koke, Gabi (Torres 58´), Saúl; Griezmann, Gameiro (Gaitán 65´)
Tarjetas amarillas: Williams (35´), Gabi (47´), Carrasco (64´), Giménez (93´)
Estadio: San Mamés
Imagen vía: laliga.es
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