Opinión

El crecimiento sin retorno del Sporting

Lo que esta tarde hemos presenciado los aficionados del Sporting en el Molinón se veía venir. Estas situaciones suelen ocurrir cuando a un equipo le faltan mimbres, y peor aún, cuando le falta alma. Si te faltan mimbres pero se tiene mucha alma, ganas y garra, el temporal se puede ir capeando, como estos años atrás. Si no tienes nada, nada hay que hacer.

Y a eso mismo, a nada, es a lo que jugamos esta temporada. Ya lo dijo Carlinos Castro esta tarde: “no somos capaces ni a ganar un solo partido”. ¿Demoledor no creen?. Este esperpento que vemos cada fin de semana es el resultado de una gestión pésima y una planificación deportiva errónea. Hoy no fue el Barcelona, ni el Madrid, ni el Sevilla quien se llevó los tres puntos del Molinón, sino el Alavés, un equipo recién ascendido. Excusas las justas y el responsable debe de rendir cuentas por ello.

Ya no está el Pitu Abelardo como escudo. Allá por el mes de julio se jactaban dando aquellos grandes titulares como “el Sporting entra en un crecimiento sin retorno” y riéndose de la afición con frases lapidarias como ” Jony pide mucho dinero para renovar“. Hoy, volvemos a recordar otras frases, dichas por las mismas personas: “el consejo no mete goles“. Desde luego que no los mete, pero su misión en el club es hacer un equipo competente que si los meta. No han aprendido nada en 20 años. Debe de ser muy duro reconocerlo, por eso no tienen el empaque de hacerlo. Ni lo harán nunca.

Veinte años después del primer descenso del presidente José Fernández, su hijo presidente, Javier Fernández, quiere repetir la “hazaña” de su progenitor. Es increíble que tras más de veinte años de mala gestión y desastre económico y deportivo, estos personajes sigan mandando con mano de hierro en el club, tapando bocas y sellando voces discordantes e incomodas. Pero me resulta más terrible el hecho de que seguirán en el club hasta que se cansen, gracias a una prensa anestesiada y a una parte de la afición, que solo se dedica a comer pipas en su butacón del estadio y a reírse de lo que pasa a 28 km, mientras su club se desangra en manos de sus directivos.

Por otra parte están los veteranos, esos futbolistas que vistieron la elástica rojiblanca con orgullo, que fueron idolatrados por la grada, y que hoy siguen viviendo del club como pseduo-empleados. Esa grada hoy les pide, que dejen de ser unos títeres de los Fernández, que alcen su voz y que se posicionen de una vez por todas para salvar al Sporting. Mientras la esta familia siga en el club, y la afición-prensa no se una, el club seguirá en la UVI muchos años. Si aguanta. Yo creo que el club debería morirse, si con ello lo dejan libre. Será duro, pero asumible. No hay mal, que por bien no venga.

Fuente vía de la foto principal: as.com

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