Otro partido complicado, otro partido que gana Novak Djokovic. El serbio venció en las semifinales del Masters 1000 de París (5-7, 7-6(3), 7-5) a Andrey Rublev y disputará mañana la gran final frente a Dimitrov, después de más de tres horas de encuentro.
El primer set del partido fue muy parecido al del Djokovic-Griekspoor que se había disputado el jueves. Un inicio potente del serbio le permitía romper el saque del rival y partir con ventaja en el marcador. Aun así, Rublev se activó rápido e hizo un break en el juego siguiente para igualar de nuevo la manga. A partir de ese juego, el ruso fue creciendo con su derecha y con el saque, para poner en serios problemas al serbio en varios juegos. Finalmente, cuando el tie-break estaba más cerca que nunca, una dejada errónea de Nole ponía el partido 1-0 en su contra.
La segunda manga destacó por la gran efectividad con el saque de ambos jugadores: ninguno pudo romper el saque del contrincante. Aun así, Rublev tuvo tres oportunidades al resto de llevarse un juego que hubiera decantado la balanza muy a su favor. Esta vez el partido sí llegó al tie-break y, en estos casos, todos sabemos quién es el especialista. Sin perder ni un solo minijuego con su servicio, Djokovic se apuntaba un segundo set muy disputado e igualado. Más espectáculo y más cansancio.
El set decisivo arrancó con algo de retraso debido a la asistencia médica que solicitó Djokovic. El serbio empezó sacando y, sin sufrir, fue sumando juegos hasta colocarse con 6. En cambio, Rublev tuvo que salvar más de una bola de break en contra para mantenerse en el partido, con un nivel de concentración, de juego y de consistencia sobresalientes. En el último juego antes del esperado tie-break final, Djokovic supo poner en apuros al ruso hasta el punto de tener dos bolas de partido y provocar a su rival una doble falta decisiva. Una doble falta que daba la victoria al serbio.
Rublev se despidió de París tras realizar uno de los mejores partidos de su carrera. El ruso, a este nivel, llega a las ATP Finals con uno de los mejores estados de forma del circuito y con capacidad de plantar cara a cualquiera. En Turín puede dar mucho que hablar.
Novak -con una celebración al estilo Bellingham– dejó atrás al ruso, de la misma forma que había hecho con Rune y Griekspoor: sabiendo sufrir. Es imposible que no se nos pase por la cabeza la idea de que Djokovic sea actualmente invencible. El número 1, lejos de su mejor versión, se planta en la final de París ante un Dimitrov que llega en uno de los mejores momentos de su carrera. El búlgaro nos sacará de dudas de si realmente Novak es invencible. De momento, nadie demuestra lo contrario.
Imagen propiedad de: ATP Tour
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