Análisis Opinión

Argentina cae, la inflación no

Una disciplinada Arabia Saudita consiguió labrar la gran hazaña en lo que va del Mundial de Qatar 2022, triunfando ante la albiceleste por 2-1, dejando a los argentinos en una situación realmente compleja, pero que no se acerca en lo más mínimo a la crisis que las autoridades han tratado de hacer olvidar por medio de la mayor ilusión de su patria: la copa del mundo.

 

La épica saudí

El rigor de los árabes les permitió mantener sólidos pese a la apertura de la cuenta por parte de los argentinos tras un penal ejecutado por Messi, astro que se unía a la selecta lista de futbolistas que ha anotado en cuatro copas del mundo (2006, 2014, 2018 y 2022), azotando la red con sutileza desde los 12 pasos.

Y aunque la agresividad de los latinos les permitiría generar varios situaciones de gol, la arriesgada propuesta de Arabia Saudita por apostar en el fuera de juego les rindió frutos, provocando que se anularan tres goles argentinos, en instancias milimétricas que, muy ajustadamente al reglamento, correspondían ser cobradas como offside (más allá que se pueda cuestionar si es correcto que las normativas la consideren de esa forma, está en el papel).

Tras demostrar su férrea disciplina defensiva, los árabes le enseñarían al mundo su capacidad futbolística, destrozando los añejos prejuicios de que el fútbol solo se juega en Sudamérica y Europa, cosechando los goles de Saleh Al-Shehri (48’) y Salem Al-Dawsari (53’) para arrebatarle la victoria a la selección que ha sido popularmente nombrada como la favorita a llevarse la corona.

El peso de la expectativa

El triunfo desató la euforia árabe, la tristeza trasandina y la sorpresa del mundo. En el Mundial donde más ilusionaba la bandera de Argentina, cuándo todo su pueblo ya pintaba la copa de celeste y blanco, Arabia Saudita les dio un golpe de realidad para recordarles que no existen rivales inferiores, que cada partido debe jugarse y que los favoritismos no entran a la cancha, aunque sí pueden generar un tremendo peso bajo la almohada.

Y es que si la situación ya se tintaba compleja, el empate entre México y Polonia dejaba a los dirigidos de Scaloni en la peor situación posible, como últimos de grupo y sabiendo que una derrota contra los mexicanos los eliminaría automáticamente de la cita planetaria. Un empate avivaría esperanzas, pero jugando con la calculadora mientras Lewandowski ronda el área.

Primero el fútbol, después la inflación

Sin embargo, el complicado escenario futbolístico en que quedan los argentinos no se acerca en lo más mínimo a la situación que están atravesando actualmente en términos sociales, políticos y económicos, con una inflación que se dispara hacia el 100% interanual en 2022, un IPC que ascendió en 6,3% mensual en octubre, y la creciente dificultad del ciudadano común para sobrellevar la vida cotidiana en un país donde los precios no dejan de aumentar.

Pero incluso si pensamos que cualquier gobierno centraría sus esfuerzos en atender las problemáticas socioeconómicas que están afrontando sus compatriotas, la verdad es que ha sido mucho más llamativo ver la reunión de las autoridades estatales con Panini y los kiosqueros nacionales para encontrar soluciones a la escasez de láminas del Mundial.

Asimismo, la Ministra del Trabajo, Raquel Kismel, lanzó una frase para el bronce: “después seguimos trabajando con la inflación, pero primero que gane Argentina”, rematando “yo considero que hay que trabajar todo el tiempo por la inflación, pero un mes no va a hacer una gran diferencia y, en cambio, desde el punto de vista anímico, de lo que significa para el conjunto de las argentinas y los argentinos, queremos que Argentina salga campeón”.

 

Aprovechando la pasión

Las problemáticas concretas del país se barren bajo la alfombra del deporte rey, buscando refugio en la música distractora de las fanaticadas enloquecidas por la albiceleste ¿Y cómo no? El fútbol es en sí la alegría del pueblo, sobre todo en los momentos difíciles. Por lo mismo, en ocasiones, suele sentirse con tanta dureza el observar cómo esta pasión de millones es utilizada como herramienta de distracción social para esconder las problemáticas, alejarse de las labores y hacer todo para enfocar la visión de un pueblo en el deporte de multitudes, sin espacio para vislumbrar la crisis.

Argentina cayó ante Arabia Saudita, pero la inflación, la pobreza, el desempleo y los precios no lo hicieron. Los trasandinos cayeron en el campo de su gran alegría, mientras sus problemas ascienden día a día

¿Qué queda cuando se termine el dulce sueño mundialista? ¿Qué viene si Argentina cae ante México y se acaba la ilusión? ¿Se transformará ese en el mayor problema del país? ¿El fracaso en Qatar 2022? ¿O eventualmente veremos una patria en fiesta celebrando el ansiado título albiceleste? En cualquiera de los dos casos ¿habrán terminado los demás problemas de los argentinos?

Sin importar el incierto resultado que le depare a la albiceleste, que el fútbol se viva y se disfrute, pero sin olvidar que aunque Argentina haya caído, la inflación sigue invicta.

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