El cuadro blaugrana se convirtió en una de las escuadras más importantes del Siglo XXI gracias a un estilo de juego distintivo basado en la rotación del balón, que los catapultó a conquistar las grandes glorias de su historia. Sin embargo, ese fútbol de posición que deslumbró al planeta parece ser solo un recuerdo en la memoria de los fanáticos, pero peor aún, ver jugar al Barcelona no se siente como el Barcelona.

Es natural que al pensar en Barcelona vengan varios nombres propios a la cabeza: Ronaldinho, Henry, Messi, Xavi, Iniesta, Puyol, Villa, Rakitic, Neymar o Suárez han sido apenas algunos de los fantásticos futbolistas que han vestido la camiseta azulgrana en este siglo. Jugadores fantásticos, pero tal como nos enseñaron las recientes campañas del PSG, tener a las máximas estrellas del mundo no es garantía del éxito histórico.

Del fútbol total al Tiki Taka: el sello estratégico

Lo de Barcelona iba mucho más allá, los culé apostaron por forjar una identidad, una forma de jugar que se basaba en el fútbol de posición (muchas veces llamado coloquialmente “fútbol de posesión”), una manera de jugar en que el equipo busca mover rápidamente el balón con pases veloces, dando un dinamismo activo a los once jugadores en cancha a través de un correcto posicionamiento y movimientos dentro de la cancha ya sea con o sin el esférico en sus pies.

Sin profundizar demasiado en términos tácticos, el Barcelona jugaba a que sus futbolistas se pasaran rápido el balón y generar espacios en base al movimiento de la redonda y sus jugadores, pero eso lo sabemos todos ¿o no? Y de eso se trata.

Esta forma de jugar tan característica del Barcelona se volvió su identidad desde el fútbol total de Johan Cruyff hasta el famoso “Tiki Taka” afianzado por Pep Guardiola (aunque siempre debemos recalcar también la tarea de Frank Rijkaard y su legendario equipo del 2006). El mundo entero los asocia con eso: un bello juego de pases.

Pero ¿la esencia del Barcelona radica exclusivamente ahí?

Más que un club

El fútbol trasciende mucho más allá de figuras y pizarras, por eso mismo es un deporte emocionante, en momentos hasta inexplicable, porque lo etéreo, la mística, es algo que todos los fanáticos de esta actividad tienen claro que es real y existe.

¿Cómo es que Real Madrid puede arrancar una Champions League perdiendo 3 partidos en la fase de grupos y posteriormente llevarse la orejona con épicas remontadas, batiendo a 4 de las 5 escuadras que se consideraban en la previa como los candidatos al título? ¿Se puede explicar la capacidad de Liverpool para dar vuelta partidos imposibles? Es difícil, uno suele quedarse con la frase “es el Real Madrid”, “es el Liverpool”, muchas veces pensamos “esa es la grandeza” o la “jerarquía”, pero es algo que realmente está afianzado en estos equipos, es su identidad, son así.

Más allá del sistema o propuesta estratégica-táctica que se  emplee dentro del campo de juego, el fútbol es un deporte jugado por personas que entran a la cancha a jugar, a cumplir el papel de futbolistas.

Dentro de este proceso los factores emocionales y mentales son fundamentales, una manera de ser, un aura que desprender, algo que trasciende mucho más allá del plan de juego, eso que evoca la famosa frase insigne de los culé “más que un club”.

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