Última semana de la 109ª Edición del Tour de Francia 2022. La diferencia entre primero y segundo es de 2’22’’, todo por decidir entre los dos ciclistas más fuertes de la carrera, Pogacar y Vingegaard.
Hundimiento imprevisto
El esloveno, con tan solo 23 años, ya es viejo en esto, de hecho, le atesoran ya dos Tour en su haber, entre otras carreras de gran importancia. Hasta la etapa once se mostraba intratable y nada hacía presagiar su hundimiento en el Col du Granon. El ataque del equipo Jumbo fue tan bestial que no le dio tiempo a hidratarse y alimentarse como es debido, sin equipo tuvo que salir a todo, provocando con ello un “pajarón” de época en la subida final de etapa, su único fallo.
Una vez recuperado, lo ha intentado pero sin éxito ya que tanto Jumbo como Vingegaard están fortísimos en su intento de llegar con el amarillo hasta París. A su favor juega su recuperación, las tres etapas de montaña restantes y la crono de 40 km del penúltimo día, estas son sus bazas para asaltar el liderato del danés. En contra tiene a su equipo, mermado por el covid-19 y claramente inferior al Jumbo.
¿Incógnita Vingegaard?
El danés anda fuerte, estar por ver su tercera semana. Se me viene a la cabeza Simon Yates (Giro del 2018), después de dos semanas bárbaras sucumbió al ataque de Froome en la Finestre en la tercera semana, protagonizando una de las debacles más históricas del ciclismo mundial. A favor cuenta con su buen estado físico, de momento no ha fallado, y con su equipo que, aun sufriendo la baja de Roglic y Kruijswijuk está mejor que UAE, según lo visto hasta ahora en las etapas transcurridas.
Tres etapas de montaña y una crono para dos ciclistas con las fuerzas igualadas individualmente, no así colectivamente donde Jumbo ha demostrado su superioridad con respecto al resto de equipos.
Por todo ello, estamos donde queríamos, ante una tercera semana que promete, donde nada está decidido, donde el mejor vueltómano del momento prepara su ataque final hacia el maillot amarillo, en frente un danés descarado y decidido dispuesto afrontar el duelo en el fragor de la batalla hacia la victoria final.
Como se suele decir, nos espera ciclismo del bueno.