Julian Alaphilippe impuso su potencial para convertirse en campeón del mundo por segundo año consecutivo en un espectacular mundial en tierras belgas. Allí la decepción la plasmaron los máximos favoritos, Van Aert y Van der Poel, junto con los españoles, aunque de estos no se esperaba demasiado.
1 año después
364 días exactos pasaron entre su primer arcoíris en Italia y el segundo consecutivo, ahora en Bélgica, pero el francés repitió su modus operandi y volvió a exhibirse para lograr el bicampeonato que lo mantendrá vestido de colores al menos todo un año más.
270 kilómetros y exactamente 42 repechos a coronar componían un recorrido espectacular. Lo terminó siendo aún más si cabe, gracias a la entrega de los aficionados belgas, que dejaron unas imágenes para la historia transmitiendo su pasión a los ciclistas durante toda la ruta. Por ello, se esperaba mucho de la selección local. Contaban con dos de los grandes favoritos a lograr la victoria, el jovencísimo Remco Evenepoel (que realizaría un inmenso trabajo) y, sobre todo, Wout van Aert, que también compartía la candidatura una vez más con su máximo rival, el neerlandés Mathieu van der Poel.
Ambos, junto con la pareja de ‘extraterrestres’ eslovenos Pogačar–Roglič y el combinado belga en sí, fueron las grandes decepciones de la carrera. Y es que todos ellos se quedaron sin oler la medalla por la que se esperaba que lucharan, ante las sorpresas de Dylan Van Baarle y Michael Valgren que lograron hacerse con plata y bronce por detrás de Alaphilippe. La selección española tampoco superó las expectativas, con Iván García Cortina, la gran baza, quedando muy lejos de las medallas y en definitiva, echando mucho de menos a “el bala” Alejandro Valverde.
Siempre protagonista
Por su parte “El Mosquetero D’Artagnan”, como se le conoce al ‘galgo’ francés, fue el gran protagonista del día. Alaphilippe no quería llegar al sprint con los Colbrelli, Nizzolo o los “Van”. Sabía que tenía las de perder con ellos , así que sacudió de manera incansable el selecto grupo de los favoritos, en el que ya no quedaban ciclistas españoles ni los dos ‘capos’ eslovenos que cedían a unos 60 kilómetros de meta. De tanto probarlo, a unos 20 kilómetros de meta Julian consiguió asestar el ataque definitivo en el repecho de “Sint-Antoniusberg”, en un cambio de ritmo espectacular que nadie pudo seguir, repitiendo el método que le dio el éxito un año antes.
Llegó solo a la línea de meta, y aunque el público que allí se congregaba probablemente esperaba ver a sus compatriotas belgas alzar los brazos y tocar el arcoíris, reconocieron al gran campeón que se convertía en bicampeón dejando una exhibición para el recuerdo en un mundial memorable.
Por muchos más en tierras donde se vive tanto este deporte, como lo es ‘Flandes’.
Fuente imagen destacada: SportsCenter
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