Este domingo se puso el punto y final a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Unos juegos que, en lo que toca al atlétismo, no defraudó en absoluto.
Si los juegos de Londres 2012 se recordarán, entre otras cosas, por la hazaña del keniano David Rudisha, y su récord mundial de 800 metros con 1:40.91, aún vigente, o los de Río 2016, por ese momento en que Almaz Ayana puso fin al récord mundial de los 10.000 metros, los de Tokio lo harán por los récords mundiales de los 400 metros vallas, en ambas categorías, así como el de triple salto hecho en categoría femenina.
Han sido estos, unos Juegos Olímpicos de nombres propios que han destacado sobre los demás.
Tres récords mundiales de otra galaxia
Si por algo se ha caracterizado la competición atlética de los juegos Olímpicos de Tokio, han sido por la gran cantidad de buenas marcas logradas y sobretodo por la consecucion de tres records mundiales.
En la prueba de triple salto femenino, la venezolana Yulimar Rojas, de 25 años, rompía el récord mundial de la prueba con un soberbio salto de 15,67 metros, convirtiéndose en la primera atleta de Venezuela el lograr un oro olímpico. La venezolana ponía fin a un vetusto récord mundial de 15,50 hecho por la ucraniana Inessa Kravets en 1995.
En los 400 metros vallas femeninos, la atleta californiana Sydney McLaughlin, de 21 años, se enfrentaba, en una incierta carrera, a su compatriota Dalilah Muhammad y a la holandesa Femke Bol. Mclaughlin rompía su récord del mundo con un tiempo alucinante de 51.46, rebajando en 44 centésimas su anterior marca de 51.90 que ella misma había hecho hace un mes en Oregón.
En la misma prueba, pero en categoría masculina el noruego Karsten Warholm, de 25 años, paró el crono en unos sorprendentes 45.94, destrozando su anterior récord mundial de los 400 metros vallas que tenía fijada en 46.70.
Junto a sus principales rivales, ese día, el estadounidense Rai Benjamin con 46.17 y el brasileño Dos Santos con 46.72, hicieron las tres mejores marcas de la historia en la prueba.
La reina de la velocidad hizo triplete
En las pruebas del sprint femenino, la jamaicana, Elaine Thompson, que ya consiguiera en Río 2016 la doble corona en 100 y 200 metros, volvió a lograr la hazaña en Tokio, derrotando en los 100 metros a sus compatriotas Shelly Ann Fraiser-Price y Shericka Jackson, logrando el equipo jamaicano, copar los tres lugares del podio.
Su marca de 10.61 en los 100 metros, fue la segunda mejor de todos los tiempos muy cerca del registro de la norteamericana
Florence Griffith (10.49), que sigue en lo más alto de la tabla de récords desde 1988.
La historia se volvió a repetir en la final de los 200 metros, en la que al igual que en el hectómetro, estableció la segunda mejor marca de todos los tiempos (21.53) venciendo de nuevo, a la otra favorita Fraiser-Price.
Thompson puso la guinda a su participación en estos Juegos Olímpicos en el relevo 4X100 metros. Con un equipo formado por Shericka Jackson, Briana Williams, Shelly-Ann Fraser-Pryce y la propia Elaine Thompson, Jamaica conseguía la medalla de oro con 41.02, imponiéndose al equipo de los Estados Unidos.
Jacob Ingebrigtsen ante la mejor carrera de 1500 metros de la historia
El joven mediofondista noruego, alcanzó la gloria olímpica resolviendo a su favor la que se puede considerar como la mejor prueba de 1500 metros de la historia.
Esta carrera fue una auténtica obra de arte por parte del talentoso noruego, que además de conseguir el oro olímpico también logró hacerse con el récord olímpico. Su vertiginosa marca de 3:28.32, sirvió para destrozar a sus rivales en la recta final.
Sifan Hassan y su triplete
Sifan Hassan venía a Tokio con el firme propósito de entrar en la historia olímpica siendo la primera mujer en hacerse con la medalla de oro en tres pruebas: 1.500-5.000-10.000.
Desgraciadamente la holandesa no consigo tan delirante desafío, pero se va de la capital nipona logrando algo grande, dos oros (5000 y 10000 m) y un bronce (1500 m).
En la prueba de los 1500 metros Hassan no pudo con la keniata Kipyegon que batió el récord olímpico con 3:53.11. Tampoco pudo con una siempre correosa Laura Muir, que terminó en 3:54.50. Sifan Hassan entró tras ellas, terminando con un registro de 3:55.86.
En los 5000 metros Hassan se impuso con 14:36.79 a la dos veces campeona del mundo la keniata Hellen Obiri, que se llevó la plata con 14:38.36, y a la etíope Gudaf Tsegay que se llevó el bronce con 14:38.87.
En los 10000 metros la neerlandesa logró colgarse el oro con 29:55.32, fulminando a la atleta de Barehim, Gezahegne y a la plusmarquista mundial la etíope Gidey.
Kipchoge en lo más alto del Olimpo
Emulando al legendario Abebe Bikila, y deslizándose por las calles de Sapporo, Eliud Kipchoge, a sus 36 años, hizo historia al hacerse con su segundo oro consecutivo en la prueba de maratón.
El keniata marcó un buen tiempo de 2:08.38, en un circuito de perfil ascendente en determinados tramos, y unas condiciones climatológicas de calor y humedad infames. Kipchoge doblegó a todos sus rivales finalizando por delante de Abdy Nageeye y Bashir Abdi.
Anita Wlodarczyk y sus tres oros consecutivos
Se puede decir que la lanzadora Anita Wlodarczyk, campeona en Londres 2012 y Río 2016, ha entrado en los anales del lanzamiento de martillo femenino, al convertirse en los Juegos Olímpicos de Tokio en la primera mujer de la historia que conquista tres medallas de oro olímpicas en una misma prueba.
Como si un deja Vu se tratase en el estadio olímpico de Tokio, se repetía el mismo podio del Campeonato Mundial de Londres 2017. Junto a la polaca en martillo, la Jamaicana Shelly-Ann Fraser-Price en 100 metros, la australiana Valerie Adams en peso y la croata Sandra Perkovic en disco, tenían la posibilidad de conseguir la misma hazaña que Wlodarczyk, y pasar a la historia, pero fracasaron.
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