(Super Rugby Aotearoa en la 1ª parte)
Si en Nueva Zelanda la sonrisa asesina puede cobrarse como víctima a los mismísimos Crusaders en la final del Super Rugby Aotearoa, en la versión australiana habrá que estar atentos al martillo mítico del Thor de la Polinesia: Taniela Tupou, 1.81 de estatura y 132 kilos en el pilar derecho de los Queensland Reds de Brisbane. Se ha erigido en la figura decisiva de un torneo que ha ido de menos a más, y cuya edición de 2021 ha elevado notablemente el listón respecto a lo visto el año pasado.
Canberra pierde su hegemonía
De entrada, el previsible dominio de los Brumbies de Canberra, capitaneados por Nic White como medio de melée y Noah Lolesio como apertura, se ha topado en dos ocasiones con unos Reds sólidos y muy competitivos. Los vigentes campeones del Super Rugby AU han sufrido en la liga regular sendas derrotas por la mínima (38-40 y 24-22) que les alejaron del liderato y, lo que es más preocupante, colocó a los Reds un peldaño por encima en esa importante jerarquía entre franquicias tan difícil de voltear.
Es muy dudoso que la marcha de Joe Powell (dejó Brumbies a finales de 2021 para recalar en Rebels) haya provocado estos malos resultados de los de Canberra, ya que el bloque ha mantenido un nivel bastante alto, sin fisuras, y con una mayor aportación de jóvenes como el segunda línea Robert Valetini, los cuatro ensayos del imparable talonador Folau Faingaa o la rapidez siempre determinante del ala Andy Muirhead (tres ensayos). Por eso los Brumbies pueden seguir siendo favoritos al título.
Reds más y mejor
Y sin embargo, los Reds han ofrecido más, tanto en su línea de tres cuartos (la combinación Petaia-Paisami en el centro está lejos de alcanzar su techo, y tanto Daugunu como Vunivalu han desbordado por las alas) como, sobre todo, en la dirección de juego de un James O’Connor que ha dado un paso adelante en un momento clave de su carrera. Ahora mismo, es el apertura wallaby más en forma, y su desempeño ha sido casi tan decisivo como el de Taniela Tupou, que con cinco ensayos ha fijado una marca formidable para tratarse de un pilier.
Solo la derrota en la última jornada de la liga regular frente a Western Force empañó la campaña de los Reds. El sorprendente 37-40 logrado a domicilio por los de Perth les permitió colarse en las semifinales, directamente llegados del ostracismo (la franquicia fue excluida del Super Rugby y condenada a penar en ligas secundarias con equipos de Singapur y Hong Kong, por ejemplo).
Unos Force muy argentinos
El desembarco de la armada argentina (Lezana y Medrano en la delantera, con Cubelli y Miotti en la bisagra) y de veteranos como el histórico zaguero irlandés Rob Kearney, el wallaby Tevita Kuridrani o el ala inglés Jordan Olowofela (que en dos partidos con Force ha logrado más ensayos que en toda su carrera en Leicester Tigers) han obrado el milagro de colocar a la cenicienta de la competición al borde de la final. De hecho, en la semifinal frente a Brumbies, los Force iban por delante 3-0 en el minuto 35 y mantuvieron abierto el partido hasta el final, si bien nunca amenazaron el control territorial de los locales.
Miotti de menos a más
En todo caso, un apunte: el titubeante arranque de Domingo Miotti (ex apertura de Jaguares) en el Super Rugby AU se ha ido tornando en un éxito rotundo, hasta convertir al joven puma en el elemento más determinante de los Force. Habrá que ver dónde continúa su carrera, porque su compañero Cubelli, por ejemplo, ya ha firmado con Biarritz (ahora en Pro D2) para la próxima campaña.
Los Rebels pierden brillantez
Fuera de foco quedan los Rebels de Melbourne, que han ofrecido un juego rácano, basado casi en exclusiva en la defensa y los pateos a palos de Matt Toomua. Solo en la jornada inicial inquietó a Brumbies, pero gracias a ocho golpes transformados por su apertura, sin ninguna alternativa para el ataque. En este punto, ha quedado patente la baja forma de Marika Koroibete y de Reece Hodge, llamados a marcar diferencias, pero muy lejos de sus mejores momentos.
Unos Waratahs desconocidos
Por último, los últimos, sin paliativos. Es desgarrador para sus seguidores ver cómo los Waratahs de Sidney, equipo referencia durante años en el Super Rugby, se debate por eludir el puesto de colista, y además sin conseguirlo. En este caso, la marcha de Michael Hooper a Japón ha sido el remache a la cuesta abajo de una franquicia que llegó a sufrir la humillación, en pleno torneo, de recibir la negativa de Michael Cheika a regresar a su banquillo. Solo en su partido en casa frente a Brumbies (derrota por 22-24) hubo un espejismo de reacción, pero solo basándose en los pateos del jovencísimo Will Harrison, el único jugador que puede salvarse del naufragio generalizado.
Así las cosas, y como aperitivo del Super Rugby que medirá a las franquicias kiwis y wallabies (el Trans Tasman que arranca el 14 de mayo), nos queda la final Reds-Brumbies de este sábado a las 11.45 horas: el martillo del Thor polinésico busca donde golpear. El cetro australiano está en juego.
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