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Lesiones provocadas por una mala alimentación

¿Lo que comemos condiciona nuestro comportamiento?

Sin lugar a dudas. Si comemos de una determinada forma, si consumimos muchas grasas saturadas y/o mucho azúcar, generaremos picos de insulina, cargas glucémicas muy altas que generarán en una distorsión a nivel mental y por supuesto deportivo.

Todo lo que comemos condicionará a nuestro tejido musculoesquelético, al igual que otros que intervienen en el mundo de la actividad física. Pero uno de estos que intervienen y hay que tener en cuenta es el tejido cerebral, las neuronas.

¿Qué necesita nuestro cerebro?

  1. Un gran aporte de Vitaminas del grupo B y hierro para que haya suficiente hemoglobina y poder así transportar oxígeno para que pase a cada una de las neuronas de nuestro cerebro.
  2. Colesterol. Muchas veces pensamos que es malo, pero no es así. El aporte de colesterol favorece el normal funcionamiento de nuestro cerebro y las arterias, haciéndolos más flexibles. Cuando hablo de colesterol es el que comúnmente le llamamos como colesterol bueno o lo que es lo mismo HDL. Entre las grasas, el consumo de Omega 3 es muy importante (especialmente EPA y DHA, que interfieren directamente con nuestra respuesta cerebral. Estos se encuentran en cantidades importantes en los pescados grasos (atún, jurel y salmón) y especialmente en el aceite obtenido de estas especies).
  3. Glucosa. Nuestro cerebro funciona principalmente con glucosa. Cundo le damos este monosacárido, el cerebro se ve retroalimentado y funciona a la perfección excepto cuando padecemos una hipoglucemia secundaria, entonces este lo notará muchísimo. La mayoría de las veces, la cantidad de azúcar en sangre no es la misma, ya que hay factores que hacen que suba y baje. Debemos tener en cuenta que, aunque nuestro cerebro requiera de glucosa para funcionar, no quiere decir que podamos ingerir mucho azúcar de golpe, porque lo que provocaremos es que el sistema le cueste mantener un estado homogéneo de azúcar en sangre, y en consecuencia nos encontraremos con malestar.

¿Qué debemos de evitar?

  • El gluten afecta directamente a la función cerebral.
  • La caseína de la leche, más concretamente de la leche de vaca (beta-caseína- A1), inflama las neuronas y hace actividad opioide.
  • El azúcar y los aditivos afectan mucho a nivel neurológico, tanto es así que se puede ver incrementado el apetito y llegar a provocar síntomas depresivos.
  • Los fármacos, como los antidepresivos o los benzodiacepinas, sus principios activos alteran la química que afecta a nuestro cerebro.
  • Por supuesto el alcohol, drogas y los estimulantes.
  • Aluminios, metales pesados, tóxicos. Estamos expuestos a muchos de estos y nuestro hígado no es capaz de llegar a depurar estos tóxicos por la gran cantidad que ingerimos, provocando que permanezcan más tiempo en sangre y generando muchos problemas y más en nuestro cerebro.
  • El exceso de comida, en muy corto plazo de tiempo, provocamos que nuestros órganos detoxificantes no trabajen correctamente por la cantidad de volumen que ingerimos. Cuanto más comemos más pesados y más cansados nos sentimos.

¿Nuestro comportamiento condiciona lo que comemos?

Por supuesto. Las costumbres, la religión (por ejemplo, el ramadán), las creencias, nuestro entorno social, el nivel cultural y económico, el sedentarismo, la sociabilidad, la soledad y factores psicológicos como el estrés, la ansiedad, por ejemplo, son claves para que todo este conjunto de cosas nos condicione nuestra forma de comer.

Tenemos que tener en cuenta que nuestra microbiota y todo lo que sucede dentro de nuestro sistema digestivo, acaba teniendo una influencia directa en nuestro sistema nervioso central. Es por este motivo que tenemos que cuidar muy bien lo que comemos, y que aquello que ingerimos nos nutra sin causar molestias.

Receptores nerviosos

Las señales que llegan al sistema nervioso central procedentes de la microbiota pueden ser: a través de la estimulación directa del vago desde el sistema nervioso entérico; gracias a la producción de metabolitos, como pueden ser neurotransmisores, hormonas o metabolitos como los ácidos grasos de cadena corta; o a través del sistema inmune, que se activa por la microbiota y libera citocinas que pueden actuar sobre el sistema nervioso central.

Las señales que llegan al sistema nervioso central procedentes de la microbiota pueden ser: a través de la estimulación directa del vago desde el sistema nervioso entérico; gracias a la producción de metabolitos, como pueden ser neurotransmisores, hormonas o metabolitos como los ácidos grasos de cadena corta; o a través del sistema inmune, que se activa por la microbiota y libera citocinas que pueden actuar sobre el sistema nervioso central. (imagen: https://www.neurologia.com/articulo/2018223)

Es importante saber que el 90% del total de serotonina (hormona de la felicidad), presente en el cuerpo humano, se genera en nuestro intestino, el otro 10% es sintetizado por las neuronas de nuestro cerebro, nos hace conciliar mejor el sueño, tener menos contracturas, estar más relajados y termorregulados. Por eso mismo tenemos que ir con cuidado con lo que consumimos, porque una mayor permeabilidad intestinal es una menor diversidad bacteriana, con lo que condicionaría directamente con la posibilidad de sufrir diferentes trastornos inflamatorios, como la depresión (John R. Kelly 14 Octubre2015).

Alteraciones de la permeabilidad intestinal.

El intestino delgado tiene como función la digestión y la absorción de nutrientes, a la vez de hacer de barrera de los compuestos tóxicos y macromoléculas. La alteración de estas funciones puede tener efectos negativos para nuestra salud.

La permeabilidad intestinal puede verse afectada por varios factores: infecciones intestinales, deficiencia de IgA secretora, alimentos alergénicos, productos tóxicos, alcoholismo y medicamentos principalmente antiinflamatorios no esteroideos (AINEs).

Efectos de la permeabilidad intestinal aumentada. (Imagen: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-75182011000300011)

Las principales patologías relacionadas directamente con un aumento de la permeabilidad intestinal son:

  1. De origen digestivo: por lesión directa de componentes de la dieta sobre las vellosidades y estructura de la pared intestinal o deficiencias de dicha mucosa. Alergias alimentarias (IgE), intolerancias alimentarias (IgG), deficiencia de secreción de IgA, síndrome del colon irritable, enfermedad de Crohn o celiaquía.
  2. Iatrogenia: antiinflamatorios no esteroideos, abuso de alcohol, antibioterapia prolongada, quimioterapia, radioterapia.
  3. Infecciones gastrointestinales: disbiosis intestinal (bacterias, levaduras, virus, parásitos), giardiasis crónica, candidiasis crónica.
  4. Por mecanismos indirectos debidos a patologías extraintestinales: pancreatitis aguda, cirrosis hepática, ictericia obstructiva.
  5. Procesos no digestivos: estrés, artritis reumatoide y patologías de las articulaciones, patologías dermatológicas crónicas, fibrosis quística, esquizofrenia.

Consecuencias de la permeabilidad intestinal:

Masiva entrada de patógenos, de toxinas, de alimentos mal digeridos (péptidos, proteínas, disacáridos, polisacáridos, lípidos), masiva entrada de antígenos (alimentos mal digeridos), enfermedades inflamatorias, enfermedades autoinmunes, alergia alimentaria (IgE), intolerancia alimentaria (IgG).

Infecciones sistémicas bacterianas o por hongos, infecciones oportunistas en síndromes de inmunodeficiencia, masiva entrada de toxinas, sobrecarga de la función de detoxificación hepática (fase I y II), fatiga debido al alto consumo de ATP de este proceso.

Como he comentado antes, muchos de los neurotransmisores son producidos en el intestino. La Serotonina es producida en un 90%, la Dopamina (placer) en un 50%, la Acetilcolina (memoria) también es producida en parte en el intestino. Estas sustancias dependen de otras que el intestino tiene que absorber, para poder luchar contra la depresión, estrés, entre otros. No basta sólo la ingesta de nutrientes, éste debe ser bien absorbido. Es por eso la importancia de la disminución de una ingesta excesiva de carbohidratos simples, de productos refinados.

La melatonina

La Melatonina, actúa directamente sobre el sueño. Es la sustancia natural que determina el ciclo de sueño-vigilia. Está absolutamente comprobado que esta hormona mejora nuestro sistema inmunológico incrementando nuestras defensas naturales y resguardándonos de las enfermedades.

La Melatonina es producida a través de la Serotonina en presencia de total oscuridad. Es transformada en Melatonina en la Glándula Pineal. Un mal funcionamiento del intestino podrá influir directamente en la producción de Serotonina y en consecuencia de Melatonina pudiendo afectar negativamente la calidad del sueño y en la eliminación de los radicales libres incrementando la posibilidad de aparición de importantes enfermedades.

El ejercicio de alta intensidad provoca permeabilidad intestinal

Muchos deportistas de alto rendimiento, donde la exigencia es muy alta se ha observado que padecen permeabilidad intestinal. Esto es debido por el estrés continuo que someten al cuerpo.

Cuando existe un alto grado de estrés, o en situaciones dónde nos ponemos muy nerviosos, una de las reacciones extremas del organismo es hacer que vomitemos o que defequemos. Es una manera que el cuerpo tiene de dejar el organismo libre de cargas justamente para que podamos huir o afrontar el peligro peleando, una reacción natural en los mamíferos que ocurre dentro de un estrés agudo, y que tiene el objetivo de ponernos a salvo en situaciones de real peligro. El problema ocurre cuando un individuo sufre de estrés crónico, y puede sentir las mismas sensaciones de un estrés agudo, pero en ausencia de un peligro real. En estas situaciones el organismo interpreta que el cuerpo está en peligro y desarrolla los mismos protocolos de defensa.

En ellos, en los deportistas, es muy importante como se come, es decir, comer de manera ansiosa provoca una mala digestión. Hay que recordar que, en las situaciones de estrés, el cuerpo se prepara para huir o para atacar, pero en ningún momento para absorber los alimentos. El acto de comer es un placer necesario que debemos disfrutar con tranquilidad.

Conclusión:

Así pues, estar en un estrés continuo, no descansar correctamente, comer mal, entre otros factores nombrados anteriormente, pueden provocar que tengamos el intestino permeable, consiguiendo así aumentar el riesgo de lesiones, tanto de tendones como muscular, por una mala absorción de los nutrientes esenciales, como una mala regeneración de nuestro organismo.

¿Cómo sabremos si un deportista se encuentra en esta situación? Cuando nos diga que lleva tiempo sin encontrarse muy bien, que todo se la hace un mundo, que le cuesta levantarse, que no tira en las series. No solo eso, sino que también tendrá molestias en la barriga, problemas para ir al baño, ya sea porque va estreñido o diarrea, o incluso alimentos que antes no le sentaban mal, ahora sí.

Por eso mismo, tenemos que ser conscientes cuando tratemos al deportista, y es que muchas de la base de estos problemas estén en el sistema digestivo y que este hará reflejos a otros sistemas. Deberemos de saber que intervención se ha de hacer, cómo, cuándo y por dónde empezar. Porque es posible que necesite un tratamiento paralelo.

 

 

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