Opinión Tenis

Una pasión por el tenis que nació gracias a Roger Federer y el Australian Open

Una fría madrugada del primer día del mes de febrero de 2009, una niña de once años no podía dormir, al no tener nada más que hacer, cerca de las cuatro de la mañana, decidió encender su televisor y no sabía que esa decisión cambiaría su vida para siempre. Toda la vida le habían dicho que el tenis era un deporte aburrido, exclusivo para la gente adinerada, sin embargo, una final entre Rafael Nadal y Roger Federer, lo cambiaría todo.

El partido

         El partido, que tuvo una duración de cuatro horas y veintitrés minutos, terminaría 7-5, 3-6, 7-6 (7-3), 3-6 y 6-2 en favor del español, pero la simpleza y belleza que desprendía la manera de jugar de Roger Federer, le enamoraría profundamente.

        Más allá del resultado, la sensibilidad del suizo durante la ceremonia de premiación, haría que naciera una profunda admiración hacia Roger Federer, quien hasta ese momento había ganado trece títulos de Grand Slam.

A la mañana siguiente…

           Cuando sus padres despertaron, lo primero que les pidió fue que le compraran una raqueta y unas pelotas para jugar tenis. Ellos no entendían nada, pero cumplieron sus deseos y al ir a comprar las cosas, la sorpresa de la niña fue mayor, porque en el envase de las pelotas y en las raquetas, estaba la cara del jugador al que noches atrás había visto llorar de tristeza en una ceremonia de premiación en el Australian Open.

          La grandeza del suizo no dejaba de impresionarla y durante años se esforzó por ver cada partido del tenista. Eso le hizo conocer cada una de las reglas del juego, investigar cada vez que algo le era desconocido y así, poco a poco, se fue empapando más sobre el mundo del tenis.

          Pasó el tiempo y no solo veía los partidos de Roger Federer, comenzó a seguir todos los torneos, tanto varoniles como femeniles, no le importaba quienes se enfrentaran, solo quería ver juegos de tenis.

Años más tarde…

          Su torneo favorito, sin duda, es el Australian Open, torneo en el que vio por primera vez a su tenista favorito. Jugador al que una madrugada del 2009 vería llorar de tristeza, y a quien en una noche mágica en Melbourne Park, a finales de enero de 2017, en otra final contra Rafael Nadal, vería ganar y lloraría de alegría por la victoria del suizo. Quien volvía después de un largo periodo de inactividad, y obtendría su 18° título de Grand Slam, tras 3 horas y 38 minutos de juego, con un marcador de 6-4, 3-6, 6-1, 3-6 y 6-3, a su favor.

          Esas emotivas experiencias han logrado que el Australian Open sea su torneo favorito. El más joven de los Grand Slam, y para el que año con año se prepara con anticipación, para estar despierta todas las noches durante dos semanas, con el objetivo de no perderse ninguno de los juegos.

          En esas madrugadas de enero, ha visto una enorme cantidad de partidos, en los que ha sufrido, gozado, festejado y llorado de la emoción, al ver partidos de grandes figuras del tenis mundial como Serena Williams, Novak Djokovic, Garbiñe Muguruza, Maria Sharapova, Petra Kvitova, Stanislas Wawrinka, Rafael Nadal y (por supuesto) a Roger Federer, entre muchos otros.

Fotos vía: thesportsrush.com, media.cnnchile.com

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