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El día que Aaron sonrió

Llegando a la NFL de rebote es difícil elegir un momento concreto, un jugador o un equipo, que produce ese maravilloso clic, en el que de pronto y sin más, te enamoras de algo.

Casualidades de la vida

Te descargas por error un juego llamado Madden 06, lo instalas por mera curiosidad, el primer paso es elegir el equipo al que sigues, obviamente conocía nombres, pero no sabía nada de ellos ni de su historia y menos aún de la calidad de cada uno de ellos. Escoges por los colores del uniforme, amarillo y negro serán los tuyos para siempre, pero en ese momento, aún no lo sabías. Investigando algo y jugando mucho, poco a poco, vas conociendo la alineación, entendiendo los esquemas de ataque, te aprendes el nombre largo y complicado del QB, pero tu jugador favorito sin duda es el número 86. Ganas encuentros gracias a él, bates récords estadísticos que son para ti como mecánica cuántica, e incluso consigues una cosa llamada Super Bowl.

Conociendo el juego

Con el paso de los años vas entendiendo las diferentes partes del juego: sus reglas, el funcionamiento de la liga, su complicado calendario. Buceas en Internet, consumes resúmenes, partidos completos, artículos en español, y todo aquello que tienes a tu alcance, pero en aquella época por desgracia seguir la NFL era muy diferente a la actual.

El flechazo

Hasta que llega tu momento álgido como aficionado, tu equipo llega a la ansiada final, y además se enfrenta al equipo de uno de tus mejores amigos. Obviamente lo vais a ver, pero las horas previas no se parecen en nada a las de ver un final de fútbol europeo, el único preparativo que haces es quedar con tu amigo para comentarlo por MSN, comprar refrescos y algún snack.

El encuentro comenzó con el sorteo de campos habitual y toda la parafernalia previa a un acontecimiento de tal índole. El primer cuarto fue bastante disputado, a falta de 3:44 Aaron Rodgers conecto un pase de 35 yardas para Jordy Nelson, primera vez que vi esa sonrisa. A falta de 3:23, Big Ben lanzó una intercepción retornada para touchdown. El segundo cuarto fue marcado por sendas lesiones de WR importantes, hasta que a falta de 2:28, Aaron volvió a conectar un pase de 30 yardas, esta vez para G.Jennings. El partido parecía sentenciado, pero nada más lejos de la realidad, esto hizo despertar a los de Pittsburgh, a falta de 39 segundos apareció el número 86 para acortar distancia antes del show del descanso.

Feliz pese a la derrota

El tercer cuarto empezó con una anotación rápida de los Steelers para ajustar el marcador en 17-21. Llegamos al último y decisivo cuarto, a falta de 13:08 la pareja Aaron-Nelson volvió a conectar una gran jugada que les dejo a las puertas de la línea de goal, que finalmente se transformó en 6 puntos con el segundo pase de touchdown a G.Jennings, apareciendo de nuevo la sonrisa, que después comprendería que cuando aparece, nadie para al número 12 de los queseros. A falta de 7:34, los Steelers se metieron en el partido con un pase de 25 yardas para Mike Wallace. Pese al tiempo que quedaba por delante no fue suficiente para materializar la remontada, finalmente una patada de 23 yardas dejó el marcador en 25- 31.

Mi equipo había perdido, esa noche me fui feliz a la cama por mi amigo, pero aún más feliz por ver la sonrisa que cambiaría mi vida.

Desde ese día, mi amor por la NFL empezó a crecer y crecer, hasta el punto de que en la actualidad es mi deporte favorito por encima de cualquier otro.

Foto:washingtonpost.com

Eduardo Pascual @fensoman

4 Responses

  1. Gran artículo,

    Me alegro que ese amor a primera nfl-vista fructificara y se convirtiera en una relación seria y duradera!

    Un abrazo! Go pats!

  2. Buen relato sobre el “enamoramiento” a un deporte.

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