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Sevilla 1999

Con 7 años había vivido unos Juegos Olímpicos difíciles de olvidar en lo que al atletismo se refiere. Como los de Atlanta en 1996, donde se batieron más de una decenas de récords olímpicos, el 8,50 de Carl Lewis en la que sería su última competición antes de la retirada, las exhibiciones de Marie-José Perec en el 200 y 400 o las de Svetlana Masterkova en el 800 y en el 1.500. También esos duelos entre Kenny Harrison y Jonathan Edwards en el triple salto, siendo la época de mayor plenitud de la prueba. De igual manera para los españoles con un gran recuerdo tras las medallas de Massana en los 50 km marcha y el subcampeonato olímpico del gran Fermín Cacho en el 1.500, o que Martin Fiz se quedase en la maratón a apenas 30 segundos de una medalla que hubiese sido histórica, como toda su trayectoria.

Atletismo sí, pero no a ese nivel

He de reconocer que en esos años que transcurren desde Atlanta hasta Sevilla tengo vagos recuerdos de atletismo, si recuerdo las medallas de Abel Antón y Martín Fiz en Maratón en el mundial de Atenas en 1997, pero después hay un vacío mental en mí, bien por desconocimiento de las emisiones, o bien porque en aquel tiempo no se prestaba demasiada atención a este deporte, o que no teníamos medios para acceder a él como ahora.
Llegaba agosto de 1999, y se estuvo dando mucho bombo a ese mundial. Sería el primer gran evento en el estadio de la Cartuja, en Sevilla, estadio inaugurado meses antes con un partido de fútbol entre la selección española y Croacia y que se pretendió fuera un San Siro para los clubes de Sevilla, aunque posteriormente aquello no llegase a buen puerto.

Sevilla me despierta

Aquel mundial lo retransmitió Televisión Española dándole cobertura por La1 y La2 según la importancia de las pruebas que emitiesen, y si había algún español en liza. Con los comentarios inolvidables de Gregorio Parra, Jose Luis González y Carlos Martín que todavía resuenan en mi cabeza cuando recuerdo por ejemplo la entrada de Abel Antón en el estadio de la cartuja proclamándose campeón del mundo. Mientras, el malogrado Yago Lamela competía por el oro en salto de longitud con el mítico Iván Pedroso, hoy entrenador de varios de los atletas dominantes en triple salto como la plusmarquista mundial Yulimar Rojas, Ana Peleteiro, Alexis Copello o Nelson Evora entre otros.

Una velocidad para la historia

Sevilla congregó a muchísimas estrellas. Al atleta que más se recuerda es a Michael Johnson por ese dominio del 400, batiendo un récord del mundo que parecía increíble con un 43,18, y una superioridad absoluta sobre sus rivales. Siempre que había visto a Michael Johnson correr pensaba que era como para nosotros dar un paseo, parecía que no le estaba suponiendo un esfuerzo, era algo increíble. Su récord duró 17 años, hasta que fue batido por Van Niekerk en los juegos de Río en 2016, con un 43,03 contra todo pronóstico.
También veíamos a un Maurice Greene que abusaba de sus rivales en el 100 y 200 consiguiendo marcas especialmente en el 100 astronómicas. Un atleta que ahora parece humano tras la irrupción años después de Usain Bolt, pero que en esos tiempos dominaba la distancia corta con solvencia sobre otros grandes atletas como Ato Boldon, Tim Mongomery, Bruny Surin, Donovan Bailey o Dwain Chambers. En el lado de la velocidad femenina siempre recordaré a un atleta que años después nos decepcionó a todos como Marion Jones, con sus graves problemas con el dopaje y la justicia, una de esas atletas por las que el nombre del atletismo muchas veces queda deslucido.
En el 400 tuvimos una exhibición de Cathy Freeman, atleta que hoy es recordada por muchos por el mítico traje con el que compitió en Sidney un año después que la tapaba todo el cuerpo excepto la cara.

Un fondo inolvidable

En la media distancia había atletas que hoy son ya leyenda del atletismo; Wilson Kipketer (que también corría la prueba de 3.000 obstáculos), El Guerrouj, Ngeny, y por supuesto difícil olvidar esa medalla de bronce de Reyes Estévez.
El 10.000 tenía a Gebrselassie y a Tergat, que años después darían auténticos espectáculos en maratón, siendo dos de los mejores maratonianos a nivel mundial.
La noche del sábado 23 de agosto la atleta cubana de nacionalidad española Niurka Montalvo saltó 7.06 en la final de Longitud, batiendo el récord de España y superando a la favorita para el oro, Fiona May, con un polémico salto que la italiana pidió que se revisase. Fue el primer oro para España de una atleta que cuatro años antes en Goteborg había sido segunda por detrás de May, pero sin todavía tener la nacionalidad española. Y que dos años después en Edmonton sería medalla de bronce.

Una actuación española estelar

Yago Lamela y Abel Antón a la vez. Ese 28 de agosto nos albergaba una tarde increíble para España. El asturiano Yago Lamela competía contra Iván Pedroso en el foso de longitud, un duelo que ya se había producido unos meses antes en Maebashi, donde por 6 centímetros también ganó el cubano. Mientras una atronadora Cartuja aplaudía la carrera de Yago hacia el foso, en las calles de Sevilla la maratón era dominada por Abel Antón, un atleta cercano a la cuarentena que daba una exhibición y que tenía encogido a un país. Su entrada al estadio como líder de la prueba es uno de los mejores momentos de la historia del deporte español, con las cerca de 50.000 personas que lo abarrotaban. Otro oro mundial para el soriano.

Mientras, Yago Lamela con un 8,40 se proclamaba subcampeón del mundo, una vez más detrás del gran Iván Pedroso. Además Martín Fiz dejaba como siempre el listón bien alto con un 8º puesto. Y por supuesto la ya comentada de Reyes Estévez ganando una medalla de bronce que perdurará en la retina de todos. Para más inri, seguido de Fermín Cacho y Andrés Díaz, que se quedaron a las puertas de la medalla. Vivíamos una época difícil de repetir en el 1.500.

Una única decepción

Pero como pasa en todos los mundiales, y como pudimos ver el pasado año en Doha a Michael Norman, en Sevilla también hubo decepciones. La que más impactó fue la de Jonathan Edwards que no pudo pasar del tercer puesto cuando era el favorito con mucha diferencia respecto a sus rivales en el triple salto, y siendo uno de aquellos que había superado la barrera de los 18 metros años antes.
Un mundial que a toda una generación nacida a finales de los 80 nos aficionó aún más a este deporte

@Ernestcbr

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