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El Rugby y yo

Nunca había escrito en primera persona de mis experiencias en el juego, y menos de porque estoy acá.

El otro día nos sugirieron este tema, y me dije que sería una buena experiencia escribir sobre esto, pues nunca lo había pensado así, en concreto.
Siempre lo supe, pero nunca lo materialicé. De hecho, mientras escribo voy a ir encontrando las respuestas a la pregunta,
¿Por qué estoy en el Rugby? Como en casi todas las cosas que pasan en la vida, nada es unicausal, por lo que para que se dé esta situación, conspiraron circunstancias.

Una família típica

La familia, que está integrada por mis padres y dos hermanas, era una típica familia clase media argentina, con un emprendimiento comercial propio.  Mi padre había creado su propia empresa, y en un contexto cambiante que no se ha modificado nunca en el país, transcurría los años 60 en pleno crecimiento. Fue mi madre, que lo ayudaba en ese emprendimiento, quien nos inculcó a los tres hermanos una curiosidad por el arte, la lectura y a mí particularmente, el deporte.
En esta situación, y por razones que aún desconozco, (creo que unos amigos se los presentaron), mi familia conoció a otra familia que era similar a la nuestra . La diferencia era que en vez de tres hermanos eran dos, pero de similar edad a mí y a mi hermana menor. Hubo coincidencias, una misma forma de ver la vida, y la invitación de esta familia que conocimos a que nos asociemos al Club que ellos iban habitualmente, los padres a jugar al tenis, y el hijo a jugar al rugby.
Así empezamos a ir a este club, que se llamaba Obras Sanitarias ( pues era el club de la empresa que proveía de agua a Buenos Aires ). Un día me encontré con seis años de edad, parado al lado de mi papá, enfrente de dos señores cuyos apellidos eran Novara y Carballo. Ellos le decían , que pese a que no había división de esa edad, podía empezar a ir a jugar con los chicos de 8, 9 y 10 años. Y que ellos me iban a enseñar a jugar. Ahí me crucé para siempre con el rugby.

Unos Pumas recién nacidos

Volviendo a las causas, en esa época año 66, habían nacido Los Pumas, en su exitosa gira a Sudáfrica, donde si bien hoy a la distancia, habían jugado y vencido a los Junior Springboks, para el contexto del rugby argentino, eso era una hazaña. Y la palomita de Marcelo Pascual una imágen eterna.
Por esa causa, el Rugby ocupó mucho lugar en los medios, y al ser un deporte en ese momento de élite, era muy atractivo para las familias como la nuestra que tenían un gran contenido aspiracional en lo social. Creo que mi madre fue fundamental en querer que yo juegue a ese deporte, el cual ningún miembro de mi familia había jugado nunca.
De hecho mi abuelo, fanático de Boca Juniors, me llevaba a la cancha y quería que sea jugador de fútbol. Pero ganó el rugby, y cuando empezamos a vivir la experiencia, el afuera de la cancha, los terceros tiempos con las madres llevando los sandwichs y las tortas para nuestros rivales y para nosotros. Y los padres, escuchando por primera vez las anécdotas de nuestros entrenadores, de su época de jugadores, ese entorno nos terminó de enamorar.

La gira del 72

En 1972, pasan dos cosas muy importantes. Hay una gira de los Junior Sprinboks por Argentina, ( en ese equipo debutaba Morne du Plessis), y nuestro entrenador , Alfredo Ochoa, fue designado traductor de la delegación, por lo que a parte de habernos conseguido un pin de Springboks y una foto firmada de la delegación, cosas que aún guardo, nos incentivó para ir a la cancha de Ferro, a ver a Los Pumas. Y en esa primera vez, aparece un jugador en Argentina, que fue el ídolo y el ejemplo de muchos chicos como yo, Hugo Porta.
Ya tenía doce 12 años y me había obsesionado que quería jugar en la primera de mi club. Quería ser como Porta.
Al año siguiente, pasaron cosas entre los jugadores de la División Superior de Obras Sanitarias y el Presidente del Club, y hubo secesión, y hubo nacimiento, y surgió San Patricio, lugar donde pude lograr el sueño de jugar en la Primera. Mi Casa. San Patricio. Mi Familia, mis amigos.

Un jugador más, una familia para siempre

Nunca fui un virtuoso, me lesioné bastante, y quizás no jugué todo lo que hubiese querido, pero lo hice y me sentí feliz haciéndolo. También a los 17 años arranqué a entrenar infantiles, por lo que también me gratifiqué por transmitir lo que fui aprendiendo, eso me ligó al Rugby de manera profunda, pero como siempre hay un pero, me falta agregar algo, quizás lo mas importante.
Ya hablé de mi Familia, de los amigos que nos acercaron al juego, de Los Pumas, de Porta, de San Patricio, de entrenar, pero creo que la causa fundamental de pertenecer al Rugby, fue lo que sentí cada vez que entraba a un vestuario a cambiarme, para después entrar a la cancha y sentir que ahí adentro estaba el verdadero yo. Es una sensación difícil de describir, pero que arrancó allá por el 66, y nunca dejó de existir hasta el 95 cuando dejé la cancha. Y aunque nunca me despegué del juego, porque hoy trabajo en el deporte que amo, esa sensación no es la misma.

Mi historia con el rugby

Creo que estoy en el Rugby, por muchas razones. Intenté aquí escribir de las primeras, pues luego en el recorrido hay muchas más que me hicieron quedar, y que fueron mucho más fuertes que las que alguna vez me hicieron pensar en irme de acá.
Gracias a esta consigna, pude escribir algo, que nunca había hablado con nadie, Gracias!.
En alguna otra oportunidad hablaremos del recorrido.
Gracias Rugby

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