En las últimas décadas los entrenadores han ido cobrando protagonismo cuando han sido colocados solo ante el micrófono, parafraseando el mítico western, llegando en ocasiones a estar por encima de los deportistas o el juego en sí mismo.
Vale tomar como ejemplo el caso del fútbol donde se habla de filosofía de trabajo cuando se hace referencia a profesionales como Marcelo Bielsa, Josep Guardiola o José Mourinho, entre otros, o se los invita a dar conferencias acerca de metodología como en el caso de José Velazco en voley o Phil Jackson en basketball.
La prensa los convoca a dar declaraciones en diferentes circunstancias, y abundan ejemplos de comportamientos que son eclipsados por el resultado, donde la emoción (y hasta el instinto alguna vez) priman por sobre la razón.
¿Es posible aprender a expresarse efectivamente con los diferentes medios de comunicación?
Antes de responder este interrogante es importante reflexionar acerca del concepto de inteligencia emocional. La misma se define como la capacidad de reconocer nuestras emociones y sentimientos, como los de las otras personas, autocontrol y manejo adecuado de las relaciones con los demás.
A través de ella, desarrollamos las capacidades intrapersonales (autoconocimiento, control de las emociones y motivación) y las interpersonales (empatía y habilidades sociales, ubicando dentro de esta última a la comunicación).
Trabajar las mismas permitirá que el aprendizaje produzca cambios en el pensamiento y comportamiento. Y esto es posible con la intervención del psicólogo deportivo, que brindará sus servicios para que el entrenador, en el momento de realizar sus declaraciones frente a la prensa, pueda expresar cuestiones netamente deportivas, desde una actitud objetiva y positiva, cuidando que cada palabra refleje respeto por todos los involucrados en la disciplina, a modo de reflexión, dejando un mensaje constructivo y coherente con la promoción del juego limpio.
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