La temporada de los New York Giants no ha sido nada buena, pero peor ha sido quedarse tan lejos de las expectativas creadas.
El pasado año el equipo de la gran manzana acabó con un gran balance (11-5), que le permitió llegar a playoffs y llegar a esta temporada con la etiqueta de contendiente. Esto se produjo basando su juego en una gran defensa y en un ataque regular que contribuía en lo que podía.
El inicio se hizo esperanzador con la llegada al equipo de Brandon Marshall, un receptor de gran envergadura y que llegó para abrir el campo y jugar en profundo, además de generar amenaza y poder liberar a los otros dos receptores Odell Beckham Junior y Sterling Shepard.
Con las elecciones del Draft se reforzó el ataque al elegir a Evan Engram (TE), Wayne Gallman (RB) y a Davis Webb (QB) para formarse detrás de Eli Manning.
Este año no han salido las cosas como se esperaban debido a diversos factores.
El ataque no acaba de funcionar
Una de las claves para la desastrosa temporada de los Giants de Nueva York ha sido el ataque. En anteriores años era capaz de poner muchos puntos en el marcador, a pesar de no tener un buen control del reloj. Este año la ofensiva se ha mostrado irregular e intermitente con un juego de carrera poco productivo y un juego de pase bastante limitado.
En esta bajada de rendimiento ha influido en mayor manera la pésima actuación de la línea ofensiva, ya que no ha estado a la altura tanto a la hora de abrir huecos para la carrera, como para la protección de pase.
En cuanto a la dirección del ataque, tampoco ha sido un año muy bueno. Constantemente presionado y sin tiempo para lanzar, Eli Manning a sus 37 años ha hecho un año discreto y nada cercano a sus mejores años. Esta situación ha disparado el debate sobre su transición hacia un nuevo QB franquicia.
Debido a esto, fichajes como Brandon Marshall no han producido lo que se esperaba de ellos, aunque incorporaciones vía Draft como Evan Engram (TE) han aprovechado sus oportunidades haciendo un gran año.
Lesiones de jugadores importantes
En la NFL se suele decir que las lesiones no son una excusa para cuando una franquicia no va bien. Aunque todo esto sea cierto y sea un deporte en el que el roster se compone de muchos jugadores, no hay duda de que lesiones en jugadores importantes, afectan bastante al desarrollo del juego del equipo.
Una de las bajas que más han afectado ha sido la falta de Odell Beckham Junior. Les ha quitado, aparte de su calidad como receptor, la amenaza permanente de la que el equipo contrario se tiene que ocupar, a veces con coberturas adicionales que hacen que otros targets queden liberados. A esta baja se unió también la de Brandon Marshall, por lo que el cuerpo de receptores titular quedó bastante mermado.
Defensa con rendimiento inferior al esperado
Steve Spagnuolo (DC) acabó el año pasado con una de las mejores defensas de la liga, que llevó al equipo hasta los playoffs a base de generar presión y provocar turnovers.
Esta defensa partía esta temporada como uno de los puntos fuertes del equipo, ya que solo había sufrido la baja de Johnathan Hankins (DT), que puso rumbo a los Colts. Esta ausencia fue cubierta con la incorporación en el Draft de Dalvin Tomlinson (DT) y por Romeo Okwara (DT).
Nada más lejos de la realidad, el cuerpo defensivo no ha tenido uno de sus mejores años. La cantidad de tiempo que han permanecido en el campo, el bajo rendimiento que han dado algunos Defensive Backs y algunos problemas de vestuario, provocando sanciones internas, han hecho que se haya quedado muy lejos de la unidad que deslumbró el año pasado.
Un vestuario con conflictos
El mal inicio de temporada, que llevó a los Giants a uno de los peores comienzos de su historia (0-5), provocó que el foco se centrara en Ben Mcadoo (HC) y en su gestión del vestuario. Empezaron a salir rumores del mal clima que reinaba y poco a poco se fueron traduciendo en declaraciones de prensa ruidosas, que focalizaban problemas en ciertos miembros de la plantilla, y algunas suspensiones a jugadores importantes de la defensa.
El problema acabó de estallar con la decisión del Head Coach de sentar en el banquillo a Eli Manning (QB), después de que batiera la racha de titularidades consecutivas de la NFL. Esto no sentó muy bien, tanto a los fans de Nueva York como a la dirección del equipo, que acabó traduciéndose con la destitución del entrenador y del general manager Jerry Reese.
Un proyecto nuevo
La temporada ha acabado para el equipo de la gran manzana con un mal balance (3-13), lo que hará que tengan que tomar muchas decisiones importantes. La primera ha sido la contratación de Dave Gettleman como General Manager y Pat Shurmur como Head Coach. Las decisiones que tomen marcarán el devenir de una franquicia histórica, que debe de analizar muy bien el equipo que tienen y el que quieren para el futuro.
Dentro del mal año, se encontrarán con una muy buena posición en el Draft para elegir parte de los jugadores que serán el futuro del equipo, por lo que tocará pensar en el posible relevo generacional de Eli Manning, reforzar la línea ofensiva o establecer un buen juego de carrera.
Se avecinan muchos cambios para esta franquicia, y puede que muchos no agraden a los fans, pero deben decidir si entran en reconstrucción desde cero o intentan reforzarse en ciertas posiciones para hacer un asalto al anillo. En todo caso, el nuevo staff tendrá la decisión en sus manos, al margen de lo acontecido el año anterior y podrá probar de lo que es capaz.
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