La Euro 2018 de Eslovenia acabó dejando un regusto amargo a muchas selecciones. Todas las favoritas pincharon (Rusia, Italia y España). La única que jugó al nivel que se presuponía e incluso superó expectativas fue la campeona. La Portugal de Ricardinho fue, sin lugar a dudas, la mejor selección y la que mejor juego practicó. Un oasis en el desierto del catenaccio, juego físico y portero-jugador que en muchos momentos fue esta Euro.
La primera fase dejó un reguero de partidos con el empate como objetivo. Con grupos de tres equipos, un mísero empate ya te da posibilidades de avanzar. Una innovación que también tendremos que sufrir en futuros Mundiales de fútbol en pos de la diversidad. Hasta tres de los primeros partidos del torneo acabaron en empate. Entre ellos, el pinchazo inesperado de los dos superfavoritos en las apuestas: Rusia y España. De hecho, Rusia empató sus dos partidos en la fase de grupos. Un claro indicador del fiasco que vendría más adelante.
No obstante, si alguien salió mal parado de esta primera fase fue Italia. La lesión de Lima en el primer partido solo fue el inicio de una pesadilla. Eliminados tras dos partidos con solo dos goles anotados, Italia incluso regaló su segunda victoria en una Euro al anfitrión Eslovenia. Un fracaso en toda regla por mucho que el seleccionador Menichelli intente esconder sus fallos bajo la alfombra. Italia lleva años pagando los elevados intereses de jugar a ser Brasil B. Hasta el presidente de la Divisione Calcio a 5 ha alzado la voz pidiendo cambios y culpando a la propia FIGC del desastre. Un cisma que probablemente acabe con la era Menichelli por mucho que se aferre al cargo.
El pase a las eliminatorias no mejoró el nivel. De nuevo partidos soporíferos jugados con más miedo que vergüenza. Además, aquí ya no hubo sorpresas. A las semifinales llegaron los cuatro equipos que todos teníamos en mente: Rusia, España, Portugal y Kazajistán. Un desenlace previsible que, por fin, dio paso al fútbol sala con mayúsculas.
Hubo que esperar a las rondas finales para dar picante al torneo. En la primera semifinal, Portugal apeó a Rusia por méritos propios. Cierto es que el árbitro se comió una mano clara del portero André Sousa fuera del área. Infracción que dio lugar al 3-2 definitivo cuando Rusia tenía acogotado a los rusos con el portero-jugador. No obstante, este error de bulto no quita la superioridad de Portugal en juego durante todo el partido. En parte, provocada por el pobre planteamiento de Skorovich. No solo en este partido, si no en todo el torneo.
Rusia se marcha de Eslovenia con un tercer puesto y una sensación inapelable de fin de ciclo. Dos victorias, dos empates y una derrota fue el registro de una selección con los mejores rusos y cuatro de los mejores brasileños en plantilla. Un fracaso a la altura de Italia con la diferencia de que a Skorovich le quedan menos de dos meses de contrato. En cuanto al clan brasileño, Robinho y Éder Lima muy probablemente no volverán a vestir la camiseta rusa por edad. Rómulo es una sombra del jugador que fue tras su lesión de rodilla. Esquerdinha todavía se está preguntando por qué cambió el pasaporte.
Especialmente sangrante es el caso del mejor jugador de la pasada liga rusa. Esquerdinha apenas ha contado en todo el Europeo para el seleccionador que le nacionalizó. Un misterio que deja daños colaterales al Barcelona, quién tendrá que lidiar con un jugador deprimido y que se pregunta qué ha hecho en Eslovenia en vez de irse de vacaciones.
En resumen, la Euro 2018 manda a Rusia a la casilla de salida. Con el próximo Europeo a cuatro años vista y un Mundial todavía por ver si se organiza, es momento de volver a las raíces. Abramov, Chishkala, Milovanov… tienen nivel de sobra para representar a su país sin ayuda extranjera. Una ayuda que lleva tiempo siendo más perjudicial que beneficiosa en el seno de una selección que debería tener bastantes más títulos en su vitrina.
La otra semifinal nos dejó uno de los mejores partidos del campeonato. Un duelo a muerte entre España y Kazajistán que terminaron llevándose los de Venancio gracias a los penaltis. La Euro de Kazajistán ha sido espectacular. El cambio de Taynan por Leo Jaraguá demostró ser un acierto. Entre él, Higuita y Douglas formaron un tridente capaz de derrotar a cualquiera. Además, demostraron que los buenos pueden estar en cancha 35 minutos sin problema y llevar a la victoria a su equipo. Una idea que choca con la democracia y el bienquedismo abrazado por tantos y tantos entrenadores.
La mala noticia para los kazajos fue la despedida de Cacau. El entrenador abandona la fría Kazajistán convertida en potencia mundial buscando otros retos más cálidos. En la LNFS, sin duda, hay hueco para él. ¿Tal vez en el Barcelona? Sin embargo, entrene donde entrene lo hará sin Higuita y Douglas. Su marcha de la selección y de Kairat es bajo promesa de no tocar a los dos jugadores que componen el top-3 de mejores jugadores del mundo junto a Ricardinho. Lo que apunta a que su camino se irá desligando poco a poco de su juego de 5.
La final, por tanto, enfrentó a la Península Ibérica. La reedición de la final de 2010 en Hungría fue un encuentro espectacular. Un verdadero regalo para los aficionados al fútbol sala que terminó con el primer título internacional para Portugal. Un trofeo merecido y que convierte desde ya a su capitán Ricardinho en uno de los mejores de todos los tiempos.
La búsqueda de la octava Euro tendrá que esperar para España. La Selección no hizo un mal torneo en cuanto a resultados. Llegó a la final que es lo que se le pide y compitió hasta el último momento. De hecho, se vio perjudicada por ciertas decisiones arbitrales en el tramo final de partido y en la prórroga. Con 5 faltas en el marcador, Portugal se libró in extremis de varios dobles penaltis para luego ganar el partido desde los 12 metros. Un arbitraje justificado por las ganas de la UEFA de que Ricardinho ganara el trofeo y en la foto no salieran siempre los mismos.
Sin embargo, estas ayudas no alteraron el destino del torneo. Portugal fue mejor y ganó la final con sus dos mejores jugadores (Ricardinho y Bruno Coelho) lesionados. España no tiene excusas más allá de su juego. Excesivamente dependiente de su extraordinaria defensa y su dominio a balón parado, los de Venancio han carecido de juego posicional. España ha sufrido en todos sus partidos (Francia, Azerbaiyán, Ucrania, Kazajistán y Portugal). Un camino que hace arquear cejas y más cuando el seleccionador acaba contrato el 30 de junio. El debate está servido.
La vencedora no pudo ganar de forma más épica. Resistiendo las lesiones de su capitán y su segundo al mando, Portugal sale como campeona oficial y moral de Europa. Los lusos han sido los únicos que han salido a ganar todos los partidos. Sin mirar atrás y dando una lección de fútbol sala sin brasileños. Una exhibición que acaba con Ricardinho como MVP y Bota de Oro y Bruno Coelho como Bota de plata. El torneo de Bruno ha sido sencillamente espectacular y con su gol de la victoria se une a Éder y Salvador Sobral en un trío de héroes inesperados que ha hecho que Portugal domine en Europa. Con el balón y en el ámbito musical.
La Euro nos deja notas positivas en el desarrollo de futuras potencias como Polonia y Francia. Sus empates contra Rusia y España respectivamente, fueron vividos con furor y encienden la llama de un interés en el 40×20 que seguirá creciendo a medida que continúen mejorando. Por otro lado, la peor noticia de este Europeo es la involución en el juego a nivel general. Todo es más físico y la habilidad destaca por su ausencia. Los regateadores que han destacado en este torneo se cuentan con los dedos de una mano. Todo lo contrario que el fenómeno de las porterías donde todos los porteros han destacado por su solvencia. Al igual que las pizarras en las jugadas de estrategia, el portero-jugador para especular.. Un corsé que está convirtiendo el fútbol sala en algo difícil de digerir salvo cuando juegan cracks como Ricardinho.
Imagen destacada vía: www.fpf.pt
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