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Coral Shoot Out 2018: Georgiou descubre el sabor de la victoria

La yinkana del Coral Shoot Out 2018 terminó con la victoria del chipriota Michael Georgiou. Un ganador sorprendente para un torneo cuyas reglas facilitan el camino a los outsiders. Frames de 10 minutos con 15 segundos para golpear la blanca en los primeros 5 minutos de partida. En los últimos 5 minutos, el tiempo de golpeo se reduce a 10 segundos. En caso de empate, se disputa una ronda de penaltis embocando bola azul. Todo ello envueltos en un polo azul en lugar del código de vestimenta habitual. En resumen, un torneo muy alejado del snooker convencional y que para muchos no debería ser de ranking.

Tan solo Shaun Murphy, Mark Williams y Barry Hawkins estuvieron en Watford como representantes del top-10 mundial. La mayoría de grandes nombres optaron por utilizar esta semana para descansar o para jugar exhibiciones más lucrativas. Por ejemplo, Ronnie se marcó un 147 en la exhibición organizada por la WDBS en el Lincoln Drill Hall. 

Estas ausencias fueron aprovechadas por el número 73 del mundo para llevarse las 32.000 libras de premio. Todo un pelotazo para Michael Georgiou, quién nunca antes había pasado de octavos en un torneo de ranking. Además, con esta victoria el chipriota se coloca entre los 32 jugadores con más ganancias este año. Una clasificación que le da billete para el Ladbrokes World Grand Prix en el Preston Guild Hall del 19 al 25 de febrero. Una gran recompensa para un jugador que llegó a abandonar el snooker durante años tras ganar el Mundial sub-21.

En la final, Georgiou derrotó a Graeme Dott. El escocés perdió su segunda final consecutiva en una semana, aunque esta vez estuvo mucho más cerca de la victoria que en el pasado German Masters. Es ya la tercera vez que Dott alcanza al menos las semifinales del Coral Shoot Out aunque todavía no ha podido levantar el título. Un gafe que le lleva acompañando ya 10 años desde que ganara el China Open en 2007.

El break más elevado del torneo fue también obra del total protagonista del fin de semana. Georgiou cortó las dos orejas y el rabo marcándose un 109 en menos de 10 minutos para embolsarse una propina de 2.000 libras.

Está por ver si el chipriota podrá llevar a torneos de verdad este nivel de campeón. La habilidad y la rapidez en el pensamiento la tiene. Está por ver si recuperará su fortaleza mental. La misma que le llevó a ser uno de los jugadores más prometedores sobre el tapete y que perdió cuando abandonó el snooker por un trabajo de oficina. Sin embargo, nada sabe mejor que una victoria y eso es lo que debe empujar a Georgiou a cotas más altas. De momento, que le quiten lo bailado.

Imagen destacada vía: www.worldsnooker.com

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