Análisis

Cualquier tiempo pasado no fue mejor

Cuando has jugado dos finales de Champions en los últimos cuatro años, quedar fuera en primera fase parece un fracaso. Si, además, esto ocurre por no haberle podido ganar al Qarabag azerí después de 180 minutos, el fracaso se convierte en mayúsculo. Sin embargo, la historia de un club como el Atlético de Madrid es mucho más amplia, concretamente de 114 años. Y esta nos dice que lo vivido en el último lustro no es lo habitual sino más bien una preciosa excepción.

No podemos negar que la temporada en general, y más concretamente en Europa, del equipo colchonero está siendo muy decepcionante. Las expectativas estaban muy altas y, por primera vez desde la llegada del Cholo al banquillo, no se están cumpliendo. Muchos aficionados rojiblancos empezaban ya a dar por hecho el estar entre los cuatro mejores equipos del continente europeo, a llegar como mínimo a semifinales de la Copa de Europa año tras año.

Los números de la historia del club, por otro lado, dicen algo muy distinto. Con tan solo 13 participaciones en la máxima competición continental, el Atlético ha estado presente en un total de seis ocasiones en esta ronda. Y es más, de estas seis semifinales disputadas, tres han sido en los últimos cuatro años con Simeone al frente. Así, vemos que luchar por este trofeo ha sido casi siempre un sueño más que una realidad.

Por ello, es de extrañar que el sentimiento predominante en el Wanda Metropolitano sea de indignación, con aires de nuevo rico. Exigencia, sí, pero hasta cierto punto. Se masca en el ambiente cierto punto de desagradecimiento con el entrenador y los jugadores que han llevado al club a un éxito inimaginable, no hace 50 años sino hace 5, cuando esos mismos que pitan ahora celebraban eufóricos una Europa League en Bucarest.  Sí, esa misma Europa League que el capitán, Gabi, calificó de “mierda” ayer.

Parece que algo está cambiando en la mentalidad de un Atlético que, por mucho que luche por poder disputarle de tú a tú los torneos a Real Madrid, Barcelona, Bayern y compañía, no deja de ser un equipo que está viviendo la época más excepcional de su historia. El mérito de plantilla y cuerpo técnico es enorme y, aunque actualmente haya muchos más recursos económicos que en el pasado, un traspié no debería empañar todo el crecimiento reciente. Más que nunca, toca seguir creyendo.

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