Otro partido dominado, otra exhibición de los jóvenes madridistas, otra muestra de un equipo que tiene calidad a raudales, otro zambombazo de Cristiano Ronaldo que quita las telarañas de la escuadra, otra victoria y otro Trofeo Santiago Bernabéu. Un día más en la oficina del maestro Zou: cambio de jugadores, inclusión de canteranos que ilusionan, derroche de poderío y efectividad, la fórmula perfecta que mantiene el entrenador francés para su equipo.
Una noche de fiesta y tranquilidad a la que nos tiene acostumbrados este Trofeo Santiago Bernabéu. En esta su trigésimo octava edición, enfrentando al equipo local contra una Fiorentina de capa caída que ya no cuenta con sus dos estrellas principales: el excanterano del Real Madrid, Borja Valero, traspasado al Inter de Milán; y Bernardeschi, la prometedora perla italiana que recayó en la Juventus.
Un encuentro plácido que tuvo una entrada aceptable y que comenzó de manera muy emotiva guardando un minuto de silencio en honor a las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils. Con una pancarta mostrando “17-8-17 NO TENEMOS MIEDO”, el encuentro comenzaba dejando el ambiente muy emocionado.
Daba el pitido inicial Iglesias Villanueva y los cantos de la afición no dejaban de sonar, hasta que un tempranero e inapelable zurdazo desde la frontal de Jordan Veretout silenciaba el ambiente durante unos segundos ante el sorpresón de la Fiore. Le duró poco la alegría ya que a los pocos minutos empataría Borja Mayoral tras una jugada comenzada por Asensio en el centro del campo. Este avanzaba pareciendo que a cada paso que daba, todo el campo iba susurrando: “tira, tira, tira”. Bien acostumbrados a dejar a todo el mundo con la boca abierta con sus disparos, prefirió abrir en banda a Cristiano que tras un regate ponía el balón en el segundo palo para que Mayoral a placer empatara el partido.

Seguían las ocasiones de uno y otro, destacando una excepcional chilena de Astori que rechazó el larguero. El vaivén en el que se había convertido el partido le gustaba a los allí presentes porque convirtieron el encuentro en un no parar, más dominado por un Real Madrid guiado por Ceballos y Asensio arriba, pero muy bien defendido por un Nacho implacable y por Llorente queriendo dar muestra de su control en la medular. Así se llegó al momento de la noche.

Minuto 33 y Cristiano, ansioso por la sanción, se sacaba un zurriagazo de la pierna diestra que dejó parado al portero y que desató a todo el estadio que se llevaba las manos a la cabeza ante semejante exhibición de desborde y golpeo. Una maravilla más que parecida a la que consiguió en el Camp Nou.

Una primera parte de ocasiones, diversión, show y emoción, dejaba paso a una segunda parte que no contó ni por asomo con el juego tan divertido que tenía su predecesora. Se sucedieron los cambios por ambos equipos, pero con poca vistosidad.
Se llegaba al descuento de un partido de recreo y entretenimiento que dejó a ambas partes contentas porque, por un lado el conjunto italiano mostró destellos muy bonitos en jugadas esporádicas, junto con la aparición de jugadores como el hijo de Simeone que dio rienda suelta a una garra heredada, y por el lado de los de Chamartín, hubo goles, emoción, jugadores como Achraf, Mayoral y Llorente que quieren demostrar su valía para ser recambios que den un buen rendimiento y que han demostrado ganas y esfuerzo, jugadas muy vistosas de jugadores como Asensio que sigue y sigue ganándose a la afición, y como no, su equipo ganó.

Y colorín, colorado, este trofeo se ha acabado. Vuelve el domingo lo bueno con visita del Valencia y a por La Liga.
Imagen principal vía Paul White.
Síganme en @JaviMachicado4 y sigan toda la información y actualidad deportiva en @SextoAnillo, en www.facebook.com/sextoanillo o en nuestro Instagram: sextoanillo.