Crónicas

Cuando te empeñas en atacar a tu propia portería, normalmente pierdes

Nuevo entrenador y nueva derrota de un Málaga que nuevamente fue víctima de sus propios errores y ansiedades, regalándole en bandeja de plata una victoria a un Alavés que se limitó a defender y esperar su oportunidad. Los cambios propuestos por Míchel se vieron lastrados por la incompetencia de los mismos jugadores que por segundo partido consecutivo en casa regalaron el partido al equipo visitante, Demichelis y Kameni.

La más importante máxima del fútbol afirma que para ganar un partido, se debe atacar y conseguir marcar gol en la portería contraria. Si un equipo se empeña en hacerlo en cambio en la suya propia, lo normal es que los tantos que suban al marcador sean en su contra y, como consecuencia, acabe perdiendo el partido. Por increíble y absurdo que eso pueda parecer, es la manera de resumir a la perfección lo que le ha pasado hoy al Málaga con su nuevo técnico, Míchel, que vio como fueron sus propios jugadores los que le amargaron el debut creando dos ocasiones de gol perfectas para el Alavés, que fueron aprovechadas por el conjunto vasco para hacerse con los tres puntos en el colmo de la ansiedad y la impotencia hechos partido de fútbol. Y lo peor es que no es la primera vez que el sufrido público de La Rosaleda ha tenido que acabar presenciando tan bochornoso espectáculo suicida de sus propios jugadores.

Concretamente fueron dos nombres propios, Martín Demichelis y Carlos Kameni, los que volvieron a encargarse, ellos solitos, de conseguir para el equipo rival la que posiblemente haya sido una de sus victorias más cómodas como visitante en toda su historia en la máxima categoría, como ya había ocurrido anteriormente contra el Real Betis en el mismo escenario y con idéntico resultado. Sí, el fútbol es un deporte colectivo y a los propios futbolistas les gusta hacer suyo el discurso de que en el terreno de juego todos ganan y todos pierden. Buena parte de la culpa de que el Málaga se fuera hoy de vacío también la tuvo el exceso de fallos de los delanteros malaguistas, especialmente del joven marroquí En-Nesyiri, que tuvo las que posiblemente fueron las ocasiones más claras para batir la portería de un inspiradísimo Pacheco que fue, sin lugar a dudas, el mejor jugador de los alavesistas.

Pero cuando un equipo tiene siete ocasiones claras de gol y su rival apenas dos, y el resultado final del partido acaba siendo 1-2, está claro que, puestos a señalar a alguien, la cuota de culpa la deben ostentar en mayor medida los responsables de que el equipo rival haya obtenido ese 100% de efectividad. Especialmente cuando ello ha sido a través de dos ocasiones regaladas de manera inaceptable para cualquier equipo con una defensa que se precie ser de primera división. El Málaga, que ha tenido que lidiar toda la temporada con graves problemas defensivos, los creía ya olvidados con la dupla conformada por Luis Hernández y Demichelis, que llegaron en el mercado de invierno. Pero si bien el central madrileño sigue en una gran línea de solidez defensiva e incluso llega a generar ocasiones de gol con sus poderosos saques de banda lanzados al área, el veterano argentino por su parte, que desde luego ha vivido días mejores, está recuperando los viejos fantasmas de aquella primera vuelta calamitosa en defensa con otra pareja de centrales completamente diferente.

El partido empezaba con cambios apreciables en el sistema de juego de Míchel respecto al que venía empleando su predecesor, el malogrado “gato” Romero, que se marchó con apenas cinco puntos sumados de 30 posibles. Cambió el sistema de 4-2-3-1 que había venido empleando tanto el “gato” en todos sus partidos como Juande Ramos en la mayoría de los suyos, en favor de un 4-4-2 que esta temporada sólo había sido utilizado de manera esporádica por Juande. Otro regreso fue el de Sandro, que ya disputó unos pocos minutos en San Mamés y que volvió a ser de la partida en el once titular tras recuperarse de su lesión, compartiendo la referencia ofensiva con Charles. También hizo otra variación en el lateral izquierdo, dándole la confianza al polivalente Miguel Torres en detrimento de un Juankar que igualmente acabó teniendo mucha relevancia en el partido, a modo de revulsivo en la segunda parte.

El Alavés sí que se confió a su esquema de 4-2-3-1 con un trabajo defensivo de gran solidez llevado a cabo especialmente por los centrales Laguardia y Feddal. El marroquí con nacionalidad española fue héroe y villano al mismo tiempo, pues suyo fue el gol que suponía el 0-1, pero al final se tuvo que marchar expulsado tras zancadillear a Charles justo cuando el Málaga acababa de poner las tablas en el marcador. No empañó ese hecho la gran labor del conjunto vitoriano, que tenía muy claro como cimentarse desde la defensa y esperar la oportunidad para salir al contragolpe de la mano de Deyverson, muy bien asistido por Camarasa en una sociedad perfectamente conformada por los dos jugadores que, casualmente, también comparten su condición de cesión al equipo vasco por parte del actual líder de la segunda división, el Levante.

El partido comenzó con dominio de un Málaga que lo intentó con algunos de sus recursos más habituales, como el potente saque de banda hacia el área de Luis Hernández, posiblemente la jugada a balón parado más peligrosa que suele tener este equipo desde que llegó el defensa madrileño en el mercado de invierno. Sandro estuvo especialmente activo en su regreso, realizando labores de asistencia y compenetración con Charles que al principio no se vieron traducidas en ocasiones especialmente claras. Pacheco, que tuvo un rol mucho más decisivo en la segunda parte, se manejaba sin excesivas complicaciones ante estos primeros acercamientos. No fue hasta el minuto 20 cuando realmente tuvo que empezar a emplearse en serio con un tiro de Charles que atajó con bastante acierto.

Otro destacado efectivo malaguista en la primera parte fue Keko, al que se le vio con ganas desde el inicio pero que fue de más a menos en el transcurso del partido. Sus robos e internadas por la banda produjeron algunas de las ocasiones malaguistas que tuvo el conjunto de La Rosaleda en la primera media hora de partido. El Alavés había tenido alguna que otra ocasión aislada por parte de Deyverson, pero no fue hasta bien avanzada la primera parte cuando aportó algo de equilibrio y disputa a un partido que hasta entonces estaba teniendo mucho más protagonismo por parte de los que hoy les privaba de vestir de blanquiazul.

Sin embargo, el primer gol del partido fue del equipo que posiblemente menos lo había merecido hasta ese momento, y ni siquiera fue fruto de una jugada elaborada por los alavesistas. El ya mencionado Demichelis, destacado reponsable de que su equipo se fuese hoy de vacío, empezó a fraguar la victoria del Alavés con una pésima decisión en su intento por zafarse de la presión de Camarasa. Decidió enviarle un balón de manera bastante imprecisa y desviada a Kameni, que a su vez intentó jugarlo de manera infructuosa en lugar de despejarlo como habría sido más lógico en ese tipo de situación.

Este esperpento por parte de ambos tuvo como consecuencia un saque de esquina para el equipo vitoriano que se antojaría decisivo para el devenir del partido. Ibai puso el balón al área, Laguardia lo prolongó de cabeza y Feddal tuvo tiempo para controlar el balón y fusilar al meta camerunés. Jarro de agua fría para un Málaga que vio como su central más veterano (si exceptuamos a Weligton, que no puede jugar al haber dejado su ficha de extracomunitario a Peñaranda) y su portero de referencia habían fabricado entre ellos dos los preparativos del gol del conjunto rival. Por enésima vez le tocaba al conjunto de la Costa del Sol remar a contracorriente en un partido que tuvo ciertos altibajos en la primera parte, pero que ni mucho menos merecía irse al descanso con este resultado. El Alavés supo oler la sangre de la imprecisión y los nervios de su rival, marchándose al descanso con un botín que procuraría defender de manera férrea a la vuelta de los vestuarios.

En la reanudación, Míchel reaccionó con rapidez y puso a Ontiveros sobre el terreno de juego en detrimento de Keko, que no había acabado el primer tiempo tan bien como lo empezó. El canterano marbellí y Chory Castro incidieron con gran hincapié por sus respectivas bandas, comenzando a generar el asedio a la portería de Pacheco que el Málaga puso en liza en prácticamente toda la segunda parte, pues no le quedaba otra al conjunto malagueño que levantar el resultado de la manera que fuese. Pero el uruguayo no estuvo todo lo preciso que debería y sus acercamientos generaron menos peligro que los de Ontiveros, más acertado en ese aspecto. El Alavés estaba a la espera de su oportunidad, muy seguro atrás y totalmente encomendado a su portero que no dejaba pasar ni una.

Charles tuvo en el minuto 58 la que iba a ser la ocasión más clara de su equipo hasta ese momento. Un tiro cruzado del brasileño se encontró con el meta nacido en Badajoz, que ya le había desbaratado otra ocasión en la primera parte, para mandarlo a saque de esquina. Se generaba peligro pero el gol no llegaba. Ante semejante panorama, Míchel buscó un nuevo revulsivo, que resultaría todavía efectivo que el anterior, en la figura de Juankar, reemplazando a Miguel Torres en el flanco izquierdo, posición en la que el lateral que entraba al terreno de juego se venía desempeñando habitualmente como titular con el “gato” Romero. El Alavés también realizó un cambio igualmente efectivo sacando del partido a Toquero y metiendo en su lugar al héroe que les clasificó para la final de Copa del Rey, Edgar Méndez.

Si Charles había puesto ya alto el listón con su anterior ocasión detenida por Pacheco, en los siguientes minutos se sucederían un par de ocasiones bastante manifiestas de gol en las que ni siquiera pudo intervenir el meta alavesista, pero que estuvieron a punto de acabar en el fondo de las mallas igualmente. Primero, Ontiveros enganchó mal una volea que salió desviada cuando lo tenía todo a placer para marcar. Y después llegó la gran oportunidad de Sandro, que cruzó el balón allí donde el portero pacense no pudo llegar pero que sí fue capaz de repeler el poste. Charles estuvo a punto de rematar el rechace de la madera, pero no fue capaz de conseguirlo. No había forma, no quería entrar el balón de ninguna manera, cada vez quedaba menos tiempo y el resultado seguía siendo el que era.

No duraría mucho más esa situación, porque tras la salida del lesionado Raúl García por Vigaray, algo que el respetable de La Rosaleda interpretó como una maniobra clara de pérdida de tiempo del conjunto alavesista, llegó al fin el ansiado gol que ponía algo de justicia en el marcador ante un dominio de juego y ocasiones tan abrumador por parte del Málaga. Charles puso un buen balón al área y Juankar se adentró en la misma como un ciclón, batiendo por bajo a Pacheco. El Alavés veía como se le escapaba el triunfo y tenía aún más motivos para preocuparse cuando, justo en la siguiente acción, se quedaba con un jugador menos en el terreno de juego por expulsión del goleador Feddal, en su intento por frenar el vendaval malaguista.

Parecía que todo se ponía de cara para el equipo malagueño, que disponía de 20 minutos y un jugador más para conseguir el ansiado triunfo. Mauricio Pellegrino tuvo que recomponer a su equipo tras la expulsión, cambiando a Ibai por Rodrigo Ely. Sandro, que acusaba el desfonde físico realizado y una evidente falta de tono tras su largo periodo de inactividad, fue reemplazado por Míchel, dando salida el técnico madrileño a un En-Nesyri que tuvo el partido a la disposición de varias de las extremidades hábiles de su cuerpo. El canterano marroquí tuvo la primera de sus grandes oportuniades en el minuto 82, a pase de Ontiveros, pero su chut frente a Pacheco se fue demasiado alto cuando lo único que se requería en ese tipo de situación era empujar el balón.

Charles, muy incisivo en todo el partido pero sin suerte de cara al gol, lo intentó un par de veces más. La más clara ocasión, sin embargo, le tocó nuevamente a En-Nesyri, que recibió un rehace cabeceado por Laguardia en su intento de desviar un centro de José Rodríguez, pero que a su vez fue cabeceada de manera errónea por el canterano, no suponiendo excesivas complicaciones para Pacheco. Era imposible fallar tantas ocasiones de manera más clara e increíble. Pero lo peor para los malaguistas estaba todavía por llegar.

Por si no había sido suficiente el grave error conjunto de Demichelis y Kameni que había costado encajar el primer tanto del Alavés, nuevamente ambos consiguieron superarse al propiciar con sus fatales errores el final más cruel e injusto para este partido. Deyverson dejó en evidencia al veterano central argentino, que desvió un balón de manera defectuosa hacia el punta brasileño, y este último no desaprovechó la oportunidad de asistir al tinerfeño Edgar, que se internó en el área ante la oposición de Luis Hernández y un Demichelis que intentó enmendar su error sin éxito.

Con la presión de ambos defensas, el jugador del conjunto alavesista fue capaz de conseguir llevar a cabo lo más difícil, sorprendiendo a un desacertadísimo Kameni al que le entró el balón por su palo, evidenciando su pésima condición actual y volviendo a ceder con ello los tres puntos a los vitorianos, que ya empataron el partido de la primera vuelta gracias a una recordada cantada monumental del camerunés y ahora se llevaban un botín aún mayor del feudo malaguista nuevamente con su inestimable colaboración, así como también la de Demichelis. El fútbol no entiende de injusticias y el Alavés poca culpa tiene de contar con jugadores tan generosos en un rival como el que tenía enfrente. Ellos se limitan a aprovechar las ocasiones que se le presentan, por muy inverosímiles que puedan resultar las circunstancias que las generen.

Con este triunfo, el Alavés tiene prácticamente encarrilado ya su objetivo de la permanencia en primera división, y el Málaga, que desde luego aspiraba a algo más que simplemente eso, sigue padeciendo evidencias muy negativas como que esta temporada a priori tan ilusionante se esté tornando cada vez más en una auténtica pesadilla, como se han tirado a la basura más de dos meses de competición con alguien al que le quedaba bastante grande la papeleta como era Marcelo Romero, y como Míchel, que no suele acostumbrar a tener buenos debuts con sus equipos pero a buen seguro ninguno fue tan cruel y doloroso como ha sido este, está obligado ahora a reconducir una situación bastante complicada con una plantilla que indudablemente da para más que lo que está haciendo, pero que por las distintas circunstancias está considerablemente rota y desmoralizada. Súmale a ello un calendario en ciernes bastante complicado en partidos a disputar en casa y en el que por lo tanto va a imperar la necesidad de ir a sacar los puntos a los estadios de prácticamente todos los rivales que tiene por debajo en la clasificación.

A decir verdad, no todo es malo para los malaguistas, pues se han visto varios aspectos positivos en este primer partido del técnico madrileño al frente del equipo, especialmente en lo referente a intensidad y actitud. Y aunque la dificultad de la empresa que se le avecina es grande, lo cierto es que puede haber un relativo margen de confianza para alguien que en tan poco tiempo ya ha conseguido apagar alguno de los fuegos que Romero había dejado encendidos. Pero hay otros incendios que aún siguen ardiendo en este Málaga, y algunos de ellos son tan evidentes como señalados han quedado hoy con sus groseros fallos indignos de cualquier profesional de la máxima categoría del fútbol español. Haría bien Míchel en tomar buena nota de ello, porque seguramente el Leganés también estará deseoso de aprovechar esta circunstancia para tener su ración particular de regalos en defensa que le permitan ganar el partido de la próxima semana en Butarque.

Ficha técnica

Málaga C.F.: Kameni, Rosales, Luis Hernández, Demichelis, Miguel Torres (Juankar, m. 59), Camacho, José Rodríguez, Keko (Ontiveros, m. 46), Chory Castro, Sandro (En Nesyri, m. 76) y Charles.

Deportivo Alavés: Pacheco, Kiko Femenía, Laguardia, Feddal, Raúl García (Vigaray, m. 70), Marcos Llorente, Manu García, Toquero (Edgar, m. 61), Camarasa, Ibai (Rodrigo Ely, m. 74) y Deyverson.

Goles: 0-1: Feddal (m. 56). 1-1: Juankar (m. 71). 1-2: Edgar (m. 91).

Árbitro: Undiano Mallenco del colegio navarro. Amonestó con tarjeta amarilla a los malaguistas Camacho (m. 65) y Demichelis (m. 76) y a los alavesistas Feddal (m. 56) y Deyverson (m. 83). También amonestó con una segunda tarjeta amarilla al alavesista Feddal (m. 72) expulsándole del partido.

Incidencias: Partido de la jornada 27 de la Liga Santander de Primera División celebrado en el estadio La Rosaleda con una asistencia de 23.716 espectadores.

Foto Destacada e Interior: La Opinión de Málaga.

Me pueden seguir a través de mi twitter personal @AdriCanLoz. También pueden seguir toda la información y actualidad en @sextoanillo, en www.facebook.com/sextoanillo, en nuestro Instagram: sextoanillo y toda la actualidad malaguista en @sextoanilloMCF

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *