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Un día de furia

Al igual que Michael Douglas en la fantástica película de Joel Shumacher, muchos padres que van a ver a sus hijos hacer deporte, descargan su ira y su frustración principalmente sobre los árbitros.

Y la verdad es que siendo entrenador y a veces crítico con el estamento arbitral, siempre dentro de unos parámetros de educación que a veces se sobrepasan y es cuando te llega la pertinaz técnica, me da un poco de pena que dentro de un deporte maravilloso, con valores basados en la educación, el respeto y el compañerismo entre otros muchos, haya personas que anteponen esos valores a lo que dicta un marcador o a su sabiduría en las reglas del baloncesto.

Y digo baloncesto por que siempre todos los focos apuntan al fútbol, pero también en nuestro deporte hay personas que no se han dado cuenta del daño que hacen a este juego.

Yo también soy padre y mi hijo juega al fútbol, qué le voy a hacer. Y a lo que me dedico en los partidos es a animar. Y he de reconocer que a veces te dan ganas de coger a tu hijo y salir corriendo del campo. Porque niños de ocho años no pueden estar sometidos indirectamente a tanta presión. Cuarenta personas gritando a la vez para darles instrucciones que en la mayoría de las veces, por no decir en todas, son erróneas o diferentes a lo que les dicen sus entrenadores.

Nuestros hijos podrán ser buenos, malos, fantásticos o pésimos jugadores, pero siendo niños lo que tienen que aprender es a ser buenos deportistas y a disfrutar. Empaparse de valores que le van a servir para hacer deporte así como para su vida profesional y personal. No hay cosa que más me enorgullece que ver como jóvenes que empezaron a practicar el baloncesto siendo niños, a día de hoy son amigos inseparables.

El hecho de que desde la grada determinadas personas insulten con una ligereza, que el mismísimo Camilo José Cela pareciese una catequista, hace que sus hijos acaben perdiendo los nervios y que se igualen en modales.

Soy partidario de hacer una ley para que no se dejase entrar en recintos deportivos a las personas que insulten. Así de radical. Todos debemos concienciarnos de que en el baloncesto hay tres pilares que tienen que convivir lo mejor posible: equipos, árbitros y público. Si alguno falla, todos fracasamos.

Así que ahí va un consejo…. Respeta al contrario y a los árbitros, anima a tu equipo y aplaude al final. Un día de buen deporte no puede acabar en un día de furia.

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Imagen destacada vía etapainfantil.com

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