Balonmano

Historias de balonmano: “Tatín”, leyenda viva del balonmano navarro

En pleno Camino de Santiago (en su ruta francesa) podríamos situar nuestra historia de balonmano de hoy. Limitando con la exquisita Iruña (Pamplona), cuna de los “Sanfermines” y de mis queridos Barricada, existe una “pequeña” localidad llamada Villava que saltó a la fama para los amantes del deporte allá por 1991 gracias a un genio de las dos ruedas como lo fue Miguel Indurain, uno de los mejores deportistas de la historia de España, que en aquel año logró la primera de sus cinco victorias en el Tour de Francia.

Sin embargo, Atarrabia ha sido a lo largo de nuestra historia reciente uno de los municipios más prolíficos para el mundo de nuestro deporte reciente. Además del gran “Miguelón”; futbolistas como Satrústegui o el más actual Mikel San José, son naturales de Villava y, en el mundo del balonmano que es lo que aquí nos ocupa, nos encontramos con la guerrera Naiara Egozkue, el gran guardameta internacional -ya retirado- Iñaki Malumbres y nuestro protagonista de hoy, quizá menos conocido para nuestros lectores pero de gran importancia para el balonmano navarro.Por si alguien no sabe a quién nos referimos, estamos hablando de Jokin Elizari Lacasta, o “Tatín” para la mayoría de los miembros del mundo del balonmano navarro.

Una persona que lo ha dado todo por el balonmano, siendo uno de las personajes más ilustres en el balonmano de Navarra, el de Villava ha pasado por varios de los más importantes equipos, llegando incluso a dirigir el filial del extinto Portland San Antonio, equipo con el que rozó el ascenso a la actual división de honor plata el mismo año que el primer equipo lograba la liga de campeones.

Como jugador militó en el Beti Onak, con el que en la temporada 1979/1980 logró el ascenso a División de Honor (actual Liga ASOBAL), siendo uno de los jugadores regulares del equipo. Jugaba como extremo izquierdo. Habilidoso, rápido y “jugón”, pero poco sacrificado en el contacto (o eso decían).

Como era un equipo amateur y él debía compaginar su vida laboral con la deportiva, decidió jugar en el segundo equipo como muchos otros jugadores, ya que le era imposible viajar por toda España y a la vez trabajar. Era un jugador técnica y tácticamente ordenado, intenso, algo que quizás no casaba con la filosofía de un club en el que primaba más la fuerza o el coraje. Asumió el puesto de entrenador del segundo equipo a los 29-30 años, cuando falleció su entrenador después de sufrir un infarto.

Años después, por diversas circunstancias, se desligó del club de su vida y sus amores, el Beti Onak, para iniciar su primera etapa en el San Antonio, dirigiendo al segundo equipo en Primera Nacional mientras realizaba la ardua e ingrata tarea de nutrir de jugadores al equipo de ASOBAL, entonces Mepamsa San Antonio.

Tras esta primera etapa en San Antonio, regresó al Beti Onak para dirigir al equipo femenino con el que logró el ascenso a Primera División Nacional Femenina (actual División de Honor Plata) con el Beti femenino en la 96/97; allí permaneció dos temporadas más. La primera de ellas mantuvo la categoría sin problemas, practicando un balonmano alegre, rápido y muy atractivo, siendo la admiración de la categoría. Con ideas entonces rompedoras en el balonmano femenino, practicando defensas abiertas y con una terna de jugadoras increíbles, firmó una de las mejores teporadas de la historia del club. En febrero de 1999, después de mantener un pulso con parte de la directiva del club (él pretendía el ascenso, pero este objetivo no era una prioridad para la directiva), presenta su dimisión a falta de un mes para la finalización del campeonato y deja al equipo a las puertas de disputar la fase de ascenso a División de Honor.

Desde la 1999/2000 hasta la 2004/2005 vuelve a entrenar al segundo equipo del Portland San Antonio, uno de los equipos más laureados del continente. Bajo su dirección se disputaron tres fases de ascenso a Primera División con un equipo plagado de jugadores jóvenes (el mayor tenía 21 años); y lo que todavía es más importante, logró colocar a varios jugadores navarros en la plantilla de Zupo Equisoain. En 2005, tras 6 años en el club, decide dejar la disciplina antoniana para emprender su proyecto en solitario: el Senda Viva Sanchicorrota de Tudela, donde permaneció durante tres años.

Es aquí, en Tudela, donde alcanza el ascenso a Primera División en una fase de ascenso disputada en la localidad “esparraguera” que pasará a la historia. El equipo, invicto durante toda la temporada 2006/2007, logra la plusmarca nacional de victorias en partidos. En la siguiente campaña, con los fichajes de algunos de los mejores jugadores amateurs de Navarra y Aragón.

En la 2007/2008, en su tercera campaña en Tudela, arma uno de los equipos más potentes de España con el único fin de ascender a División de Honor B. Pero, sin embargo, aquel club mal dirigido, con una dirección deportiva entrometida -quizás en demasía- en la parcela deportiva, provoca una situación de caos en el equipo. En la tercera jornada, con una derrota, un empate y una victoria, Jokin deja el equipo por la insostenible situación que vive el club. Un año más tarde, la misma directiva le ofrece reflotar un proyecto nuevo, con más dinero y jugadores, pero “Tatín” le ve las costuras al traje y opta por dar carpetazo a esa etapa.

Nuestro protagonista fue, además, seleccionador en dos ocasiones de la selección cadete masculina de Navarra, participando así en diversos campeonatos de España territoriales. Entre estas etapas, destaca cuando entre 2001 y 2005 fue seleccionador cadete masculino, entrenando entre otros, a Eduardo Gurbindo o  Niko Mindeguia.

Recibió diversos galardones como el que le otorgó la federación navarra en 1997 y 2007 como “mejor entrenador territorial” cuando entrenaba, en el primer año al Beti Onak, y en el segundo año en el Sanchicorrota, temporada en la que hizo campeón al equipo de segunda nacional cuando faltaban cuatro jornadas. Otro de los premios a destacar es la medalla de plata al mérito deportivo, que recibió en el año 2009  por el Gobierno de Navarra .

En el año 2011 estuvo a los mandos del Balonmano Baztan navarro en el equipo de la División de Honor Plata, temporada en la que las navarras consiguieron la salvación por tan solo un punto.

Pero la carrera de Jokin no se ha detenido aún y actualmente dirige un pequeño equipo cadete femenino del Balonmano Ardoi. Donde es el encargado de la dirección deportiva del club desde el 2012.

Es sin duda, un experto y un enamorado del balonmano, una de las personas con más conocimiento de este brillante juego. Pocas personas hay que tengan más conocimientos en el panorama balonmanístico nacional, pero sin duda, tiene una gran debilidad, el balonmano noruego y sus Valquirias. Una persona sencilla, humilde y trabajadora que ha pasado toda su vida rodeado de balonmano. Quién sabe, a lo mejor… ¿acabará entrenando en Noruega?.

P.D: Y, por si alguien no lo sabe todavía, puede disfrutar de él y sus conocimientos leyendo las páginas de Sexto Anillo donde colabora desde hace más de un año, con la intención de dar a conocer al público los entresijos de nuestro amado deporte.

Imagen destacada: http://www.ekpsa.eus/ (Puerto de Hondarribia)

Texto: Javier Gayol, Amaiur Elizari y Víctor Fernández.


Artículo redactado por @javier_gayol, @amaiurelizari y @VictorPucela73. Sigánnos en nuestras cuentas personales y sigan toda la información y actualidad deportiva en @SextoAnillo, todo el balonmano en @SextoAnilloBM y en www.facebook.com/sextoanillo, o en nuestro Instagram: sextoanillo

One Response

  1. He visto el reportaje en el twitter de su sobrino Iker Jiménez.
    Leyenda del Balomano. Más homenajes tenía que haber.

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