En Wrestlemania 23, el nuevo presidente de los Estados Unidos fue el máximo protagonista del show, por delante incluso de un prodigioso Batista – Undertaker. El multimillonario afeitó la cabeza al mandamás Vince McMahon ante miles de personas que esperaban ver cómo lo hacía.
Donald Trump no es un desconocido para el mundo de los aficionados al Wrestling; todo lo contrario. Este magnate americano es una cara muy conocida para un grupo de fans de la WWE que seguía y muy probablemente sigue el negocio del entretenimiento estadounidense más portentoso del planeta. Muchos recordarán ciertas imágenes acerca de este señor realizando actuaciones extrañas, sin embargo, todos tienen grabados en su retina una muy especial: la de la rapada de Vince en Wrestlemania 23.
Corría el año 2007 y la empresa americana pasaba por un momento de gloria que culminaría en uno de los mejores Wrestlemania. Undertaker vivía años de película en busca de conseguir acoplar el valioso World Heavyweight Championship a cintura disputando serios enfrentamientos con los Batista, Edge y compañía. Aquel mismo año, meses antes, el Hombre Muerto se había hecho con la victoria en la Royal Rumble, algo que le otorgaba la posibilidad de luchar en el evento más importante de la lucha libre profesional ante uno de los tres campeones: John Cena (de la WWE), Batista (de los Pesos Pesados) y Bobby Lashley (de la ECW). ‘Taker’ escogió a Dave.
Muchos se preguntarán: ¿Y qué tiene que ver la elección del famoso Enterrador con la aparición de Trump en el evento? Muy sencillo. De los dos que restaron, Wrestlemania se distribuyó de la siguiente forma: Cena defendería campeonato ante un Shawn Michaels que se encontraba en esplendor y que se uniría a él para conquistar el Tag Team Tittle (Campeonato por parejas) de RAW, en la cabecera del programa; a la par, Lashley debía encabezar el show de alguna forma especial, una que fue otorgada en forma de combate estelar.
Donald, que ya había acordado con Vince la aparición en el programa, eligió como su representante a Bobby. Mientras tanto, el jefe de la compañía decidió escoger a la bestia samoana Umaga. El ganador del enfrentamiento sería el que determinaría cuál de sus representantes sería rapado al 0. Para añadir más leña al asunto, el enfrentamiento no quedó designado de una forma aleatoria, sino bajo la tutela de un Stone Cold Steve Austin que se colocó como árbitro del choque, algo que, claramente, haría que Trump ganase a causa del odio que The Texas Rattlesnake tenía hacia McMahon.
Así pues, una vez que todo el comienzo del evento había tenido lugar, se dio paso a este envite. Un ambiente sobrecogedor inundó el Ford Field de Detroit (Michigan) cuando Trump, en compañía de Lashley, saltó al ring para comenzar el duelo. Pese a no mover un dedo, el millonario se hizo con la victoria después de que hubiese toda una historia en un ringside en el que intervinieron grandes wrestlers como Shane McMahon, quien atacó a Bobby con una papelera metálica aplicando su técnica más característica, o Stone Cold aplicando un Stunner a Umaga para que el chico de Donald lo finalizase con un vertiginoso ‘Spear’.
Al término del duelo, Cold, Lashley y Trump dejaron sin vello al presidente de la WWE en el centro del ring ante la atenta mirada de las 80.103 almas que rieron a carcajadas durante todo el proceso. Muchos comentan que aquí se dio paso a la época de transición del Wrestling al espectáculo, aunque no quedó del todo claro hasta años más tardíos. El hecho es que sucedió y fue una campaña de patrocinio para esta cara del dinero en el mundo.
Cuando todo escampó y la resaca de Wrestlemania se terminó, no se volvió a conocer ningún dato más acerca de él, aunque siempre quedó en el recuerdo este proceso de patrocinio que sin duda alguna estuvo influenciado por su poder económico. Una lección de dominio, una clase de poder.
A día de hoy, en efecto, Donald Trump luce hoy como el principal hombre del planeta Tierra al tener en su poder la bandera con más prestigio de este, sin embargo, su seriedad queda amainada a causa de sucesos como este. Aun así, quién sabe si este tipo de apariciones le han ayudado a mejorar su imagen de cara al público; de momento, lo único que parece quedar claro es que pocos podrán tocar hasta cierto tiempo su polémica cabellera rubia.
Imagen: Wrestlezone.
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