Análisis

1-4-3-3 ¿moda pasajera o sistema total?

En el fútbol casi todo es cíclico. La globalización y generalización de un sistema de juego no es una excepción. Técnicos de postín que disponen su idea sobre el terreno de juego y si esta se asocia al éxito su designación táctica se extiende y se convierte en moda.

Este fenómeno ha ocurrido en diversos momentos de la historia del fútbol con el sistema 1-4-3-3. El Brasil del Mundial 1962, el Ajax y la Holanda de los años 70 o el FC Barcelona de las últimas décadas quizás sean sus máximos exponentes.

Hoy en día son muchos los equipos que abogan por un 1-4-3-3 como sistema de referencia. Quizá estos formatos modernos no siguen de forma purista los axiomas del 1-4-3-3 clásico. Si observamos algunos equipos como el FC Barcelona o el Real Madrid actuales consideramos que el sistema es el elegido para poder dar cabida a los tan ensalzados tridentes ofensivos sin renunciar al deseado equilibrio táctico. No deja de ser un dibujo que permite acumular en las posiciones de ataque cantidades ingentes de talento que permitan desequilibrar a los rivales con la calidad y cantidad de jugadores capacitados para generar ocasiones de gol.

El 1-4-3-3 puro reúne una serie de condicionantes que debemos destacar:
  • Un portero capacitado con los pies que responda adecuadamente ante los riesgos derivados de un esquema poco conservador
  • Una defensa con dos centrales rápidos al cruce y con una buena salida de balón que permita sacar el balón fluido y sortear las líneas de presión.
    Laterales de largo recorrido y capacitados para el desborde y juego asociativo.
  • El centro del campo formado por tres hombres. Uno de ellos actúa más replegado y facilita la salida de balón a la vez que protege con coberturas las salidas en ataque de los jugadores de la línea defensiva. Este estará acompañado por dos volantes altamente capacitados para la construcción de juego, el último pase y la llegada de segunda línea.
  • La línea de ataque ofrece múltiples variantes. El 1-4-3-3 más clásico aboga por dos jugadores abiertos en banda que reúnan cualidades como el desborde, velocidad y centro acompañados por un punta central con un perfil más rematador. Otras posibilidades son las que disponen extremos a pierna cambiada, un enganche y dos delanteros, el llamado falso 9 o tres jugadores de ataque en constante movilidad y sin posiciones definidas.

Probablemente el sistema 1-4-3-3 es el más utilizado en el fútbol actual. Un sistema que posibilita una correcta ocupación del terreno de juego y admite múltiples variantes a la hora de ubicar a los jugadores en el campo y desarrollar un determinado modelo de juego. Quizá la clave este en las transiciones ataque – defensa que permite evolucionar el 1-4-3-3 a 1-4-5-1 en fase defensiva lo que hace tan extensiva la implementación de este sistema.

El próximo ciclo ganador de un equipo o la innovación táctica de un técnico de éxito quizás puedan desbancar este sistema a corto o medio plazo. Revolución táctica o simplemente matices. Por suerte en el fútbol nunca está todo inventado…

Imagen destacada: www.sport.es

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