Balonmano Opinión

La ASOBAL, o cualquier tiempo pasado fue mejor

Para contextualizar bien esta historia, dibujaremos los tortuosos y confusos límites de lo lógico y lo ilógico en el balonmano español, rememorando cómo se lograron los dos galardones más importantes de sus vitrinas.

2005. El Portland San Antonio gana su segunda Liga ASOBAL. Entre el 1º y el 4º clasificado de la Liga (plazas que clasifican automáticamente a EHF Champions League) hay 6 puntos de diferencia. El BM Ciudad Real se corona por primera vez en la EHF Champions League como campeón en una final disputada ante el FC Barcelona (2º y 4º clasificado respectivamente de la ASOBAL). Así, el balonmano español goza de respeto internacional y de una intensa y bellísima pugna por el título en la Liga doméstica.

En el Mundial de Balonmano de Túnez de ese año, España alcanza la gloria definitiva al imponerse en la final a la legendaria Croacia de Dzomba, Goluza, Metlicic, Vori, Sola y un tal Ivano Balic (MVP del torneo). Todos los jugadores del combinado español militan en equipos de la Liga ASOBAL y 7 de las estrellas croatas también. Lo lógico.

2013. El Portland San Antonio desaparece. El BM Ciudad Real había hecho lo propio dos años antes, para valerse a continuación de una especie de “refundación” como el legendario BM Atlético de Madrid, que desaparecería finalmente en julio de este año, terminando así con la agonía económica del club. El FC Barcelona alzaría su duodécima Liga ASOBAL, justo a la mitad de sus 6 consecutivas (primer club en conseguir algo así). Entre el 1er y el 3er clasificado de la ASOBAL (plazas de Champions) hay una diferencia de 16 puntos. En la EHF Champions League el HSV Hamburg arrebata el trofeo al Barça en una agónica final. Así las cosas, el balonmano español sigue siendo relevante a nivel europeo, pero su Liga empieza a perder calidad, profesionalidad y se encuentra fragmentada.

En el Mundial de Balonmano disputado en casa ese año, conseguimos arrollar a Dinamarca en una final histórica en Barcelona. Hay 6 jugadores del combinado español que ya no juegan en la ASOBAL y el resto juegan en el FC Barcelona (a excepción de 2 en el BM Atlético de Madrid y 1 en el Ademar de León). Esta victoria, que llegó con cierto grado de sorpresa por el mal estado del balonmano patrio y por la fulminante manera de ganar, no tuvo ninguna repercusión en los medios del país, ni sirvió para que la magullada Liga ASOBAL se lamiera sus heridas atrayendo patrocinadores o una mayor masa social.
En resumen, un cúmulo de situaciones algo ilógicas.

Volvamos a nuestros tiempos. A partir de la crisis (allá por el 2008) que atraviesa España, los dos principales mecenas del balonmano (administración pública y sector inmobiliario) se quedaron en cueros. Comienza la fuga de estrellas nacionales e internacionales, y con ello el ya obligatorio impulso de la cantera. Pero claro, si salen perlas patrias, también acaban emigrando, como el caso de Alex Dujshebaev: máximo goleador de ASOBAL en la ya mencionada temporada 2012-2013 con sólo 21 añitos, que acaba fichando la siguiente temporada por el RK Vardar macedonio, su equipo actual.

La Liga ASOBAL contemporánea no puede ser catalogada de profesional. Los salarios han bajado hasta el punto de que la mayoría de los jugadores compaginan su trabajo (o estudios, los más jóvenes) con el balonmano. Quizá ha sido una falta de visión empresarial de estos últimos años, quizá no se supo vender, pero en otras ligas europeas no dejan que los clubes salgan a la pista con impagos, incumplimientos de contratos y deudas con Hacienda, sobre todo mientras otros equipos, con tal de llevar al día sus responsabilidades legales, practican auténtica economía de guerra llegando incluso a pagar a sus chicos en especie.
La Liga ASOBAL es semi-profesional.

Pero lo que realmente preocupa es la precariedad en factor humano. Mientras en la Bundesliga despiden a leyendas como Dominik Klein o Iker Romero con partidos conmemorativos y eventos en su honor, aquí a jugadores que llevan años y años militando en ASOBAL, personalidades como Diego Moyano o José Ángel Delgado Ávila, que han dedicado toda una vida a este deporte aunque no tengan nombres tan decorosos, a auténticos clásicos de las canchas de nuestra Liga, se les despide (contra su voluntad en estos casos) con una palmadita en la espalda y por la puerta de atrás, sin hacer ruido. El portero con más paradas de la historia de la ASOBAL y el segundo jugador con más temporadas y partidos en la Liga, respectivamente, se van sin ningún reconocimiento.

Para terminar con buen sabor de boca después de tanto amargor, hay que hablar de lo que hace que se siga confiando en el balonmano español. Hay que hablar de los amantes del balonmano que trabajan altruistamente en categorías base (y también en profesional), del abonado que va religiosamente a ver jugar a su equipo cada jornada, hay que hablar del Hermano Tomás, hay que hablar de la afición del Villa de Aranda. Han pasado de ser los cimientos al verdadero pilar maestro de nuestro balonmano.

No existe una receta específica para volver a los años gloriosos, pero claro que se puede y se debe intentar. Escuchar a los estamentos que acabo de nombrar y no gastar más de lo que se tiene podría ser un buen punto de partida. Los aficionados seguirán esperando, confiando y ayudando en lo que puedan a este deporte tan maravilloso. De momento, y hasta que volvamos a saborear las mieles del éxito, nos vemos en las gradas.

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