La historia más reciente del tenis sobre hierba es la que compone estos pasados cinco años en los que los campeonatos han sido repartidos de una forma un tanto peculiar y especial.
Terminó la Era Federer para que diese comienzo la de un chico serbio que iba a deleitar al mundo con su tenis y su fuerza de voluntad. Novak Djokovic sería el revolucionario que llevaría a los amantes del tenis a darse buena cuenta de que jugar desde el fondo era la clave para mantenerse vivo. Sin embargo, no desde primera hora pudo irrumpir este chico tan joven y con nuevas ideas, sino que tuvo que esperar a abrirse paso ante uno de los mejores Rafa Nadal de la historia.
‘Rafalet‘ se llevó el oro en los Juegos de 2008, así como la corona londinense, la cual pudo renovar en 2010 ante el checo Tomas Berdych por 6-3 7-5 6-4 en una final poco disputada en la que el manacorí no tuvo que complicarse en exceso. Desgraciadamente, en ese momento se empezó a denotar que el circuito ostentaba a ciertos jugadores de gran nivel que podían truncar la explosión máxima de aquel número uno del mundo.
En efecto, en 2011, ‘Nole‘ se plantó en la final del torneo realizando un papel espléndido en él que le sirvió para adentrarse en la búsqueda de su tercer grande. Ante su figura se plantó el balear, quien no supo cómo reaccionar ante un tenis de escándalo que lo dominó de cabo a rabo durante dos primeros sets infernales (6-4 6-1). Por contra, en el tercer parcial, Nadal pudo rascar un 1-6 del que nadie entendió el porqué. Y es que, las bajadas de nivel de Novak serían algo muy común en este tipo de partidos a cinco sets, terminando todas ellas con una victoria final; en este caso, por 6-3 en la cuarta manga.
Ese mismo lunes, Djokovic reinaría por primera vez en la ATP, abriéndose un hueco en los libros de historia y comenzando una época en la que nadie le tosería, la Era del Djoker.
Fue en 2012 cuando un apurado Roger Federer hizo frente a sus fantasmas y dejó atrás a Djokovic en semifinales para acabar con el bueno de Andy Murray. Con un lapsus temporal en el primer set que lo llevó a caer por 4-6, se levantó y siguió adelante para remontar el marcador y llevarse la copa (4-6 7-5 6-3 6-4).
Por parte del cuadro femenino, la Era Serena seguía adelante. Pocas eran capaces de rascar un título a esta gran leyenda de la raqueta, siendo tarea sencilla hacerse con el oro en 2010 ante la rusa Vera Zvonareva por 6-3 6-2. Parecía que nadie dominaría más que ella y su hermana, dado que, durante diez años, tan solo dos tenistas, María Sharápova (6-1 6-4 ante Serena en 2004 con 17 años) y Amélie Mauresmo (2-6 6-3 6-4 ante la belga Justine Henin), habían conseguido reinar en la hierba de Londres por encima de ellas.
Sin embargo, la suerte acompañó a una Petra Kvitová que, en 2011, derrotó a Sharápova por 6-3 6-4 para colocarse bajo los brazos su primer Grand Slam a los 21 años de edad. Al año siguiente, la menor de las Williams volvería a coronarse, esta vez sufriendo un poco ante la polaca Agnieszka Radwanska (6-1 5-7 6-2).
Dos mil trece sería el año más especial para este nuevo tenis. En el lugar femenino, la francesa que realizaba la derecha y el revés con ambas manos, Marion Bartoli, acabó con la prematura Sabine Lisicki de 21 años por 6-1 6-4. Tal revolución supuso esta victoria, en la que no cedió parcial alguno en ninguno de los partidos del torneo, que la gala terminó por retirarse del tenis a los 29 años de edad tras caer en Cincinnati ante la rumana Simona Halep cinco semanas después.
En la zona masculina, Murray marcaría la historia de verdad al alzarse un británico con el trofeo por primera vez desde 1936, cuando Fred Perry se alzó ante el alemán Gottfried von Cramm por 6-3 6-4 6-2. Su rival no sería alguien de esa talla, sino el gran Novak, quien, nuevamente estaba presente en la final. El resultado fue de 6-4 7-5 6-4 a favor de un escocés que hizo temblar a la ‘Colina de Henman’.
Petra Kvitová renovaría título en 2014 frente a la prematura canadiense Eugenie Bouchard por 6-3 6-0 en una de las finales más recordadas por la poca regularidad de la americana. Al año siguiente, Serena Williams se llevaría el trofeo por última vez ante la española Garbiñe Muguruza, quien no pudo plantar cara a una tenista excesivamente superior y que terminó por caer a causa de un doble 6-4.
Finalmente, en 2014 y 2015, se repetirían protagonistas. Djokovic y Federer se verían las caras en dos apasionantes enfrentamientos que quedarían resueltos a favor del de Belgrado. El primero por (7)6-7 6-4 7-6(4) 5-7 6-4, y el segundo por 7-6(1) (10)6-7 6-4 6-3, significando dicho hecho el fin de la Era Federer por completo, ya que el suizo no podría recuperar su nivel de ahí en adelante, mientras que el serbio se afianzaría como primera referencia en la élite del tenis.
La historia, larga y diferente en cada hora que compone, decidirá cómo continuará esta leyenda londinense, la cual se completa cada año con 128 tenistas por cada cuadro y millones de ilusiones puestas en cada uno de ellos.
Imagen: ftw.usatoday.com
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