Al igual que el slogan de la bebida energética propietaria del equipo, el RB Leipzig vuela hasta lo más alto de la tabla de clasificación de la Bundesliga, coliderando con el todopoderoso Bayern el fútbol alemán.
Pero lo que podría ser una historia de superación como la del Hellas Verona en 1984 o la del Leicester City la pasada campaña, es vista en el país teutón como una gesta de villanos, ya que el Leipzig es el equipo más odiado.
Su hazaña deportiva es envidiable: tres ascensos de categoría en cuatro temporadas. Pero la manera en la que se ha conseguido, está generando muchos enemigos en Alemania. Los “toros” nacieron cuando el dueño de la bebida energética compró la licencia del club SVV Markrandstadt, que militaba en la quinta categoría del fútbol germano. Tras haber fundado previamente las franquicias de Salzburgo, New York, Brasil y Ghana, la multinacional de bebida energética se encontró con su primera traba, ya que la Bundesliga prohíbe usar marcas comerciales en el nombre de los clubes. La solución fue fundarlo con el nombre RasenBallsport Leipzig. Así su denominación RB Leipzig hace clara referencia a la empresa de los dueños. Una solución legal, pero poco ética para los aficionados.
Por otra parte, la liga alemana establece la regla del “50+1”, que dice que los socios deben ser propietarios del 51% de las acciones del club. Así, el propietario del Leipzig se quedó con el 49% de las acciones del club, y fue obligado a sacar a la venta el resto. Pero lo hizo a un precio tan elevado, que pocos pudieron comprarlas. Casualmente, las 17 personas que compraron acciones son afines a la marca de bebidas, otro factor que indigna a los aficionados germanos.
Cuando ascendió a la segunda división, le fue denegada la licencia pero apenas un par de cambios (el logo no podía ser el de la marca de bebidas y nombrar varios directivos sin vinculación con la empresa) le bastaron para conseguirla. Por todo ello, el equipo es recibido con protestas por todos los campos que visita. En Dresden le tiraron una cabeza de toro al césped, en el estadio del Hoffenheim y en Dortmund, también sufrieron el enfado de los aficionados.
Pero lo cierto, es que “el club de plástico”, como le han bautizado en Alemania, ha hecho un proyecto deportivo (con buenas cantidades de dinero invertido) que está resultando interesante, liderado por Ralf Ragnick desde la dirección deportiva. La adquisición de jugadores jóvenes como Yussuf Poulsen (delantero internacional danés de 22 años), Emil Forsberg (que lució con el Malmo sueco y lleva 4 goles esta temporada), Davie Selke (campeón de la Euro Sub-19 y subcampeón olímpico), Oliver Burke (el gran talento escocés de 19 años), Naby Keita (que ya brilló en la franquicia de Salzburgo) o Timo Werner (que con 20 años ha aportado 5 tantos esta campaña).
Jugadores del RB Leipzig celebran un gol. Fuente: El Español.
Dinero no siempre significa éxito deportivo y el tiempo dirá cuál es el techo de este equipo construido a base de dinero y estrategia empresarial.
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