Buen menú voleibolero para el viernes 16 de febrero en el pabellón Europa de Leganés, donde se completarán los partidos de semifinales.
A las 17:30 se enfrentarán Melilla y Cisneros, dos equipos de la zona noble de la clasificador que tienen potencial para ganar a cualquier equipo y que si muestran regularidad pueden optar a todo.
Melilla en una atmósfera que conoce
Melilla es ya un habitual en la Copa del Rey en los últimos años, ganando además la edición de 2022. Salim Abdelkader sabe de sobra de que va este torneo y cómo encarar psicológicamente 3 posibles partidos en 3 días. Una de las preocupaciones puede venir en la irregularidad de su equipo, capaz de lo mejor (ganar a Guaguas) y de lo peor (perder estrepitosamente en Lugo) todo esto en 7 días. Hay que ver cómo encara el primer partido, puesto hay que recordar que Melilla ha ganado los dos partidos a Cisneros y esto puede llevar a exceso de confianza.
La victoria ante Guaguas el domingo pasado, con un imperial Fede Martina, ha de insuflar al equipo esa confianza que a veces le falta. Para agarrarse a la pista en esta copa el tridente argentino Riganti–Martina–Giustiniano es vital, y la garra del propio Ariel muchas veces marca el tempo del equipo. Son especialistas imponiéndose en el barro de debajo de la red en cada saque, algo que parece que no es importante pero que aporta y mucho.
Monteagudo y David López tienen desventaja de envergadura con los centrales de Cisneros, por lo que deben dar un paso al frente importante para minimizar esta debilidad. Además con Riganti en línea delantera es fundamental que estén rápidos de piernas para que su rival no tenga tantas facilidades por el lado débil del bloqueo.
Gran temporada de Arnau Masiá en la posición de líbero, que será vital el viernes junto con Melgarejo para parar los saques de Amorín. Acostumbrada la afición española a ver el mejor Thiago Vanole años atrás, es extraño ver el poco protagonismo del brasileño, que sin embargo es una bala en la recámara para Salim si el partido se complica.
Cisneros no le teme a nadie
Recién ascendido, Cisneros parecía una perita en dulce, pero según iba configurando la plantilla la gente se empezó a dar cuenta que iba a ser un equipo muy serio. Matías Guidolin lleva 3 años comandando la nave canaria con maestría y no quería perderse el regreso del club a Superliga. En la pista del Colegio sólo han ganado Melilla y Guaguas y el equipo va sacando los puntos necesarios de visita para estar asentado en la parte alta de la clasificación.
Que vuelvan a la liga española Mario Dovale y Dani Macarro es una gran noticia. El central madrileño puede considerarse uno de los mejores centrales de la competición, con un salto en ataque difícil de parar y aportando toda su inteligencia en bloqueo. Lucas Conde estaba siendo una de las sorpresas positivas de la temporada, pero llegó la liga francesa para llevárselo y es una pérdida muy sensible para Cisneros. Hay que ver la evolución de Vinti para determinar si es un buen sustituto.
El fichaje de Víctor Amorín era la guinda que necesitaba la plantilla para tener punch en ataque y a fe que lo está cumpliendo. Junto con Gabi del Carmen deben ser los puntales en ataque ante un bloqueo a veces timorato de Melilla.
A pesar de ser un equipo “cuasinovato” en estas lides, los tinerfeños tienen jugadores con experiencia de sobra para encarar este tipo de competición. Eso que se suele llamar que la manita te tiembla en los finales de set no debiera suceder a Cisneros, que se sienten con nivel para competir a cualquiera.
IMÁGENES CEDIDAS POR LOS CLUBS Y ORGANIZACIÓN,
TOMADAS DE LA WEB DE LA RFEVB,
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