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Novak D10kovic: Inmortal en suelo australiano

Hace un año, llegaba como tricampeón vigente al país oceánico. No solo se fue con las manos vacías, sino que ni siquiera pudo defender su título por cuestiones políticas. Un mes más tarde, perdía el primer lugar del ránking mundial, en el cual estaba ubicado desde antes de la pandemia. Las sensaciones no eran las mejores en los primeros meses de la temporada, apenas podía jugar torneos y estaba lejos de tener ese dominio que le caracteriza, pero de a poco fue resurgiendo.

Cuando ganó en Roma, hicimos un artículo reseñando su campaña, y lo terminamos con una frase que el tiempo solo ha confirmado cada vez más: “Nole is back”. Después de eso, cayó con Nadal en cuartos de Roland Garros en lo que fue el 22do Grand Slam del español. Posteriormente, llegó el huracán. Jugó 4 torneos, ganó 3, incluida su 7ma corona en Wimbledon, resultando el otro en una final perdida en París que fue solo un preámbulo de lo que vendría, su 6to título de ATP Finals para cerrar de manera notable una de las temporadas más complicadas de su carrera.

Ya en 2023, la preparación para su regreso a Melbourne Park no pudo ser más exitosa, con un nuevo trofeo a sus vitrinas conquistado en el primer torneo de Adelaida. Entonces, era el máximo favorito una vez más para ganar el major australiano, y ahí llegaron las dudas, con problemas físicos que lo aquejaban mas no evitaron su participación en el campeonato, cuyo desarrollo vamos a repasar a partir de ahora.

Turbulencia controlada

Día 2 de competencia. Sesión nocturna en la Rod Laver Arena. Esa fue la fecha marcada para volver a ver a Nole en la cancha donde más ha brillado en toda su carrera, y sería un español, Roberto Carballés Baena, quien lo acompañaría del otro lado de la red, aunque no por mucho tiempo, debido a una furiosa presentación del serbio, coronada con un bagel para firmar un inmejorable inicio (6-3, 6-4, 6-0).

El partido donde más vulnerable se mostró, sin embargo, llegaría un par de noches después, contra el rival peor rankeado al que hizo frente estas dos semanas, el francés Enzo Couacoud, proveniente de la clasificación, quien podrá presumir de haberle ganado un set al favorito del cuadro, cuyas molestias en la pierna izquierda se hicieron notar de a ratos, aunque se acabara tratando de un período turbulento que, a la larga, pudo neutralizar de la mejor forma (6-1, 6-7 (5), 6-2, 6-0).

El siguiente duelo sería clave para ver cómo se encontraba Novak físicamente, y sería el búlgaro Grigor Dimitrov, un viejo conocido, quien lo pondría a prueba, exigiéndole que se empleara a fondo para superarlo, cosa que pudo hacer sin ceder sets, pero no por eso con facilidad, habiendo sido muy disputados cada uno de ellos. Eso sí, en lo físico, comenzaba a sentirse mejor, y los momentos de zozobra eran cada vez más escasos, siendo esto quizá lo más destacable de esta jornada, incluso más allá de un nuevo triunfo que lo metió en la segunda semana donde lo mejor estaba por venir (7-6 (7), 6-3, 6-4).

Nadie se salva del Djoker

A pesar de mostrar menos signos de molestia que al principio del torneo, todavía quedaba por ver si terminaba de disipar completamente esos fantasmas que lo atormentaban, y vaya si lo hizo. La primera víctima de esta versión 2.0 de Djokovic sería el local Alex de Minaur, a quien ni su público pudo salvar de la paliza que le cayó, que terminó de enterrar cualquier atisbo de inquietud con el físico del serbio, cuya victoria sirvió como mensaje para el resto de contendientes, el héroe destronado quería retomar el cetro que le había sido despojado (6-2, 6-1, 6-2).

En el cruce más esperado de los cuartos de final, el único que cumplió con la proyección según la siembra, las diferencias no pudieron ser mayores. Esta vez, al que le tocó perder fue a Andrey Rublev, quien venía de un épico triunfo en la ronda anterior y estaba jugando a un gran nivel, pero que no estuvo ni remotamente cerca de hacerle partido a Djokovic, completamente decidido a arrasar con cualquiera que se atravesara en su camino, dejando así sin la más mínima oportunidad al ruso (6-1, 6-2, 6-4).

Llegados a las semifinales, donde tenía récord de 9-0 en este evento, el que intentó detener tal racha fue el estadounidense Tommy Paul, una de las máximas revelaciones en el cuadro masculino, pero que apenas pudo poner en aprietos a su experimentado rival al final de un 1er set disputado en su desenlace pero que, tras perderlo, desencadenó otra ráfaga de Nole que su oponente, al igual que los anteriores, no pudo parar (7-5, 6-1, 6-2).

Se cierra un ciclo

Llegó el momento. Por décima vez en su carrera, Novak Djokovic peleaba por la Norman Brookes Challenge Cup en la Rod Laver Arena con récord perfecto en las anteriores 9. El jugador a batir esta vez sería Stefanos Tsitsipas, en lo que sería una épica batalla con mucho en juego. Por un lado, el primer Grand Slam del griego. Del otro, el 22do del serbio y el 10mo logrado en esta ciudad. Pero eso no era todo: además de llegar ambos invictos en la temporada a este partido, era un hecho conocido de antemano que, si alguno de los dos salía campeón, se convertiría en el N°1 del mundo, ese mismo puesto que había perdido Nole de aquella manera hace unos meses.

Era la oportunidad de cerrar un ciclo, uno que solo él sabrá cuánto le costó recorrer, pero faltaba un desafío más, que era este partido, y como nos tuvo acostumbrados todos estos días, salió con todo a buscarlo. Había nervios al principio del partido, especialmente por el lado de Stef, afianzándose Nole cada vez más y gestionando con solidez el único quiebre que hubo en el 1er set (3-1) para adelantarse en el marcador parcial.

No obstante, lo mejor del partido vendría después, con ambos jugadores manteniendo su saque de manera contundente en el 2do set, donde Tsitsipas empezaba a jugar cada vez mejor e incluso tuvo bola de quiebre con Djokovic sacando 4-5 que podría haber emparejado la contienda a un set por lado, pero no pasó. Lo que ocurrió, en su lugar, fue un tiebreak donde los errores se apoderaron de ambos y, a la larga, a Nole no lo puedes perdonar esperando que no te liquide cuando pueda.

El 3er set también llegaría a tiebreak, aunque aquí sí hubo breaks, en los dos primeros juegos del partido, logrando por fin el griego romper el saque rival para luego ser inmediatamente emparejada esa ventaja inicial, tras lo cual seguimos presenciando una batalla donde siempre se impuso el servicio, hasta que, en el desempate de la manga, fue mucho Novak para Tsitsipas, que poco pudo hacer para evitar la décima coronación del mejor jugador que haya puesto pie en Australia (6-3, 7-6 (4), 7-6 (5))

Stefanos dio pelea, pero Djokovic demostró una vez más por qué es el dueño de Melbourne Park, ese segundo hogar del que fue desterrado hace 12 meses, que desencadenó una caída dramática en lo deportivo y aun más allá para Nole, pero finalmente podemos decir, luego de recuperar ese anhelado título y el liderato del ránking mundial, que se ha cerrado un ciclo de película, uno que ni él ni sus fans alrededor de todo el mundo olvidarán y que ya es historia imborrable de este hermoso deporte.

Foto de: @RolandGarros.

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