Cuatro años. Ha pasado casi un lustro desde uno de los lanzamientos más esperados en la historia de los videojuegos: la llegada al mercado de Kingdom Hearts 3. Era la hora de la verdad; el fin de la batalla entre la luz y la oscuridad y el recordatorio final de la evolución que había llevado a los fans hasta ese momento. Ejemplos de esto eran la primera vez que aprendías los controles por medio de Sora en la Estación del Despertar, la presentación de varios personajes en la saga como Roxas, Naminé o Xehanort y, sobre todo, el aprendizaje y crecimiento como persona que experimentaba el jugador. Todo acompañado por la emotiva y nostálgica banda sonora de la saga, destacada por melodías como ‘Dearly Beloved’, ‘Simple and Clean’ o ‘Sanctuary’; canciones que se han ganado el respeto de toda la comunidad de videojuegos.
“Cuanto más te acerques a la luz, mayor será tu sombra”
En mi caso, he disfrutado de todos y cada uno de los capítulos de la saga, con sus más y sus menos. A pesar de que las sensaciones que despertó Kingdom Hearts 3 no resultaron del todo satisfactorias para una parte de los aficionados, sí que supieron conmoverme. Lo que me permitió despedirme de su intrincada historia y de su sistema de combate dinámico con una sonrisa en mi rostro y, como no, en mi corazón.
Todo jugador posee al menos un título con el que se enorgullece de haber figurado en el mundo del videojuego, ese baluarte virtual que, por algún motivo personal, te ha hecho cambiar internamente. Puede que le haya deleitado con sus llamativos gráficos, que le haya brindado alguna enseñanza o que le haya invitado a la reflexión una vez concluida la aventura. Puedo decir que en mi contexto ese título, el detonante de mi pasión hasta día de hoy tanto por la franquicia de Nomura como por los videojuegos en sí, es Kingdom Hearts 2.
Kingdom Hearts 2 fue lanzado el 29 de septiembre de 2006, y se convirtió en el segundo juego más vendido del año (Fuente: Business Insider).
La importancia de Kingdom Hearts
Kingdom Hearts tuvo un impacto en muchos de nosotros. Nos enseñó valores como la amistad, la confianza en uno mismo y el perdón. Todo mientras éramos partícipes de una aventura tridimensional de grandes proporciones que nos llevaba de la mano desde las Islas del Destino para enseñarnos que, en ocasiones, nada es lo que parece. Hemos crecido con la saga -y el sabor añejo del primer Kingdom Hearts, con varias imperfecciones como su inestable seguimiento de cámara, es una prueba de ello-.
Asimismo, la saga también crecía con nosotros: mientras que la primera entrega mostraba un ambiente más infantil influenciado por Disney, el segundo Kingdom Hearts empleaba una atmósfera más oscura ligada a la incertidumbre de la adolescencia. Finalmente, la tercera entrega (lanzada después de una gran lluvia de spin-offs que complementaban a la trama principal) se veía sumida en la madurez de la etapa adulta. Que sobre todo resalta la precisión en saber dejar atrás los errores de tu pasado, en utilizar toda tu experiencia para poder convertirte en una mejor persona el día de mañana.
El avance de la industria
Por supuesto, también destaca la evolución que la franquicia ha realizado a nivel de jugabilidad. El fruto de 21 años de investigación, conceptualización y diseño provoca que la figura retórica de la saga sea, cuanto menos, notable. Kingdom Hearts simboliza el avance de toda una industria y a través de sus capítulos se puede diferenciar claramente cómo, con el paso del tiempo, el sector ha optado por el frenetismo jugable y por la ramificación de la narrativa; algo en lo que la obra de Nomura fue una pionera. Y creo que todo esto puede llegar a considerarse un bonito símil de lo vivido desde principios de siglo hasta hoy.
Este aspecto debe ser visto, ante todo, como algo positivo. Ya que incentivó la innovación de los desarrolladores años atrás y les ayudó a perder el miedo a la experimentación. Al final, todo el mundo se deleitó con ese prólogo de tres horas junto a Roxas en Kingdom Hearts 2 y con esa sección final repleta de Quick Time Events. Elementos que, a día de hoy, se encuentran normalizados en los videojuegos, pero que en su día se podían considerar únicos porque, simplemente, no estábamos acostumbrados a ellos.
Una captura de un Quick Time Event o ‘Comando de Reacción’ en la batalla contra Shan Yu (Fuente: IGN.com).
El peso de Kingdom Hearts sobre los fans
Todos los admiradores de la franquicia son conscientes del peso emocional que ha supuesto sobre ellos. Para esos jugadores, Kingdom Hearts no ha sido un simple juego sobre un niño de pelo puntiagudo que viaja a varios mundos de Disney. Para ellos, es una historia sobre la esperanza, la amistad y la crisis de identidad. Les ha ayudado a encontrar amor en sí mismos y en sus seres queridos, les ha confortado a través de una pérdida o una depresión y ha actuado como su llave guía a través de un mundo cada vez más oscuro, cínico y molesto.
Aprendimos que no necesitábamos ser los más listos ni los más fuertes, que la vida no es una carrera de 100 metros sino un recorrido de fondo y, por supuesto, que ese niño interno jamás moriría. Esa ilusión e inocencia que teníamos como infantes seguiría con nosotros para siempre, y nos daría esperanza ante cualquier adversidad.
Resulta imposible no darse cuenta de que Tetsuya Nomura, aunque al principio fuese por accidente, haya estado contando una historia con tanto significado para su público durante más de dos décadas. Es cierto que parte del crédito le corresponde a Disney, pero ha sido el viaje de Sora, Riku y Kairi el que ha calado hondo en los espectadores. Y es algo que nadie le puede arrebatar ni a Nomura ni a los propios jugadores.
El final de una etapa y el nuevo comienzo
Kingdom Hearts 3 fue el fin y la llave de una nueva puerta para la franquicia, ya confirmada con el anunciamiento de Kingdom Hearts 4. Como cualquier final, siempre hay despedidas y en este caso le correspondió a todos esos personajes (a excepción del trío protagonista) que han estado a nuestro lado durante este viaje de maduración personal. Porque, al final, esa saga que tanto nos atrajo de niños por medio de los mundos de Disney acabó convirtiéndose en el pulso de toda una industria. En una pieza importante de nuestros recuerdos. Un memento que acompañará e inspirará en los momentos más difíciles a toda nuestra generación.
Si habéis llegado hasta aquí, queridos lectores, os doy las gracias por tomaros el tiempo de atender a las palabras de este nostálgico jugador. Al mismo tiempo que yo agradezco a todos los factores que me permitieron conocer esta maravillosa franquicia. Se cierra una etapa, es cierto, pero siempre se empieza con otra. Que vuestro corazón sea vuestra llave guía.
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