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La eterna ilusión del Arsenal vuelve a nuestras vidas

Una temporada más el Arsenal empieza a ilusionar al aficionado gunner.

Hay sentimientos que se repiten cada año en la misma época, indistintamente de si se trata de 2010 o 2022. La autorreflexión en los días finales de diciembre sobre lo realizado en los 11 meses previos, el entusiasmo de la primera quincena de enero con la ambición de cumplir las nuevas expectativas marcadas para el futuro más próximo o la melancolía que nos invade en cada uno de noviembre, son emociones que se mantienen impasibles al transcurso del tiempo, y así lo parece hacer también un Arsenal que no hay temporada que no amague con hacer soñar a los de Islington para después despertarles con un doloroso golpe de realidad.

Por primera vez desde la campaña 2007/2008, el Arsenal se ha comido las uvas como primer clasificado de la Premier League, por delante de macroproyectos como los de  Manchester City o Liverpool, que en un principio estaban destinados a retarse en un duelo privado a 38 jornadas para determinar el campeón de la competición. 

El bloque joven armado por Mikel Arteta lidera la liga inglesa practicando un fútbol tan ofensivo como eficaz, en el que a falta de una estrella de clase mundial que acapare los focos, el protagonismo se lo reparten indistintamente entre Martinelli, Saka, Odegaard y Gabriel Jesús.

PLANTILLA CONFECCIONADA CON OJO CLÍNICO

Desde la portería hasta la punta del ataque, el entrenador vasco ha ido eligiendo sus piezas minuciosamente sin tener siempre el respaldo económico necesario para ello, aunque bien es cierto que los Kroenke en los últimos tiempos sí han aflojado el bolsillo.

Mikel Arteta dirigiendo al Arsenal. Fuente: Sky Sports.

Como guardameta, la adquisición de Aaron Ramsdale (28 millones) no pudo ser más oportuna. Entre los porteros ingleses, aunque en un principio no lo pueda parecer, es el que mejor domina el juego de pies junto a Jordan Pickford, y su alto conocimiento del modelo de Mikel para tomar una posición adelantada en el campo y cortar una gran cantidad de ataques rivales le hace ser el candidato ideal para ocupar el arco.

Por otro lado, en la defensa es una gran inversión como la de Ben White  la que complementada por pequeños aciertos de jugadores que no se encontraban en el primer escaparate mundial, ha conseguido dar la solidez necesaria a un elenco que se expone tanto en todos sus partidos. La capacidad correctora de Tomiyasu (menos habitual este año), Gabriel (26 millones) y sobre todo William Saliba (30 kilos) permiten al Arsenal desarrollar su juego en campo contrario con la garantía de que sus defensores se pueden imponer en los duelos que se generen, tanto en el cuerpo a cuerpo como al espacio, cuando una pérdida se produzca. Además, Zinchenko (35 millones) desde el lateral izquierdo aporta soluciones en fase ofensiva que hacen al Arsenal encontrarse con una superioridad ya de salida en el centro del campo.

ODEGAARD COMO LÍDER SILENCIOSO

En la parcela central del verde, la figura de Thomas Partey aporta la clarividencia y agresividad necesarias  para superar líneas de presión rivales, ayudado por un Xhaka que siempre ha destacado por la verticalidad de sus envíos, y que, ahora que el ghanés actúa como sostén del equipo, puede dar rienda suelta a sus instintos ofensivos y mostrar mucho más a menudo el privilegiado golpeo que ostenta desde el balcón del área. 

Odegaard jugando para el Arsenal. Fuente: lepatilla.com

Sin embargo, el encargado de orquestar todo el repertorio ofensivo del Arsenal es Martin Odegaard. Aunque su posición ha cambiado desde la pasada campaña, funcionando ahora más como falso interior derecho que como mediapunta, su misión es la misma: filtrar balones a los extremos y al delantero para que estos definan o se jueguen el uno contra uno. Y esto lo hace de maravilla el noruego. Que tenía la sensibilidad requerida para detectar los espacios donde hacer daño entre líneas era algo que ya se podía observar desde su etapa en la Real Sociedad, pero lo que se ponía en duda era si iba a ser capaz de convertir en cifras, ya fueran goles o asistencias, todas esas situaciones en las que se colocaba perfectamente en las zonas indicadas. De momento suma 6 tantos y 4 pases de gol, demostrando a testarudos como el que escribe, que el brazalete del Arsenal puede ser llevado con un liderazgo plenamente futbolístico, sin la necesidad de ser el jugador más vocal de los suyos.

SAKA ES LA BANDERA

El brillante estado de inspiración del genio de Drammen está siendo aprovechado, y de qué manera, por Saka, Martinelli y Gabriel Jesús, sus socios en el ataque cañonero. Aunque Odegaard sea el capitán, la cara del Arsenal en el presente y futuro es la de Bukayo Saka (5 goles y 6 asistencias). Un jugador al que todo canterano idolatra, capaz de irrumpir en el primer equipo y reconvertirse de lateral izquierdo a extremo derecho, siempre rayando a gran nivel. El cántico de “He is one of our own” es él quien lo recibe y en la próxima década debe ser Bukayo el que porte la bandera del club por toda Inglaterra.

Asimismo, la constante movilidad de Martinelli (6 goles y 2 asistencias) y Gabriel Jesús (5 goles y 5 asistencias) propicia que el ataque de los pistoleros sea muy coral y los números se repartan entre los 4 titulares casi a partes iguales. Con la baja del exkiller del City, Eddie Nketiah tiene ante sí la oportunidad por la que tanto tiempo lleva luchando, con la que demostrar que tiene el nivel suficiente para ser el nueve del Arsenal, y mal no ha empezado, con un gol de muchísima clase ante el West Ham para sellar la decimocuarta victoria del curso gracias a un movimiento de cintura más propio del tango argentino.

Leyendo estas líneas y visionando los partidos del Arsenal cada semana, es evidente que cada vez hay más signos para creer que esta vez el proyecto sí ha arraigado y puede volver a pisar puestos de Champions League y por qué no, pelear la liga hasta las últimas fechas. No obstante, las múltiples decepciones del pasado hacen que la cautela deba ser máxima y nadie levante la voz, ya que la capacidad de este club para defraudar a sus aficionados parece no tener fin, y es bien conocido que cuanto más grande sea la subida, más dolerá la caída.

 

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