Análisis Fútbol

Gasperini o la importancia de saber reinventarse

Gian Piero Gasperini, entrenador de la Atalanta. Fuente: isnotcatenaccio.com

Corrían otros tiempos en Bérgamo cuando la Atalanta era el equipo de moda en el fútbol europeo. Con un modelo atípico de juego en el que las persecuciones hombre a hombre por todo el campo llamaban mucho la atención, todos los ojos del viejo continente elogiaban la atrevida propuesta de Gasperini, cuya plantilla le venía como anillo al dedo para ejecutar su plan por aquel entonces.

 

LA ETAPA DORADA

En la temporada 16/17 comenzó esta etapa dorada con el equipo logrando una clasificación histórica para la Champions League de la temporada posterior. Una vez abonados a la competición europea, los nerazzurri repetirían en la máxima competición continental tres veces más en los siguientes cuatro años, salvando un breve paso por la Europa League en la campaña 18/19. Especialmente reseñable son las tres temporadas consecutivas en las que acabaron como el tercer mejor equipo de la Serie A, llevando a cabo un fútbol ultraofensivo que rozó la centena de goles en liga en dos ocasiones.

 

Las marcas individuales eran la clave del sistema sin balón, en una escuadra que estaba preparada de manera impecable en el apartado físico para poder aguantar este alto ritmo los 90 minutos. Los carrileros, Gosens y Hateboer, subían y bajaban incesantemente y sumaban una considerable cantidad de goles, en muchas ocasiones rematando los centros de su homólogo en la otra banda.

Por otro lado, cuando los pupilos de Gian Piero tenían el esférico en su posesión, la magia del Papu Gómez e Ilicic alimentaba a un Zapata que parecía haberse convertido en una máquina de marcar goles. Sin embargo, la mala relación del entrenador con el argentino y el tortuoso episodio de depresión por el que pasó el esloveno , hicieron que ambos se vieran fuera del club. En cuanto al cafetero, nunca ha vuelto a mostrar aquel utópico nivel con el que llegó a sumar 23, 18 y 15 dianas en ligas consecutivas.

 

VUELTA DE TUERCA

Visto el gran bajón dado en la Serie A 21/22 (finalizando octavos y por tanto fuera de Europa) y  con las cenizas aún presentes de la gran Dea que fue capaz de poner contra las cuerdas a todo un PSG en los cuartos de final de la Champions League, era tiempo de un cambio. Con las dos piezas clave lejos de Bérgamo y la constante negativa por parte de la directiva en cuanto a hacer un desembolso importante por un killer, cosa que Gasperini lleva demandando desde tiempos inmemoriales, el técnico de Grugliasco optó por darle un matiz más defensivo a su propuesta.

 

Juntar las líneas, ser sólidos atrás y confiar en la inventiva de jugadores creativos como Lookman o Muriel para ponerse en ventaja en el marcador son las nuevas consignas. La defensa de 3 no se altera, pero el comportamiento de los carrileros sí. Todo lo que antes era potencia y alegría a la hora de cargar el área, ahora es inteligencia y mesura para elegir en qué ocasiones puntuales abandonar la posición de partida. Fichajes a priori poco conocidos como Okoli o Soppi, sumados a la irrupción del canterano Scalvini, han facilitado la viabilidad en el apartado defensivo, probando que la Atalanta debe seguir construyéndose en torno a los dos factores que la llevaron al éxito; el scouting y la cantera.

La clave del centro del campo

El doble pivote, formado por los neerlandeses de Roon y Koopmeiners, está capacitado para realizar las coberturas necesarias debido a su gran capacidad física, que en el  caso del ex del Az Alkmaar (sumada a su excelsa técnica individual) le hace ser uno de los mediocentros emergentes más prometedores de la próxima década. Y arriba la variedad de opciones y perfiles diferentes entre los Muriel, Hojlund, Lookman, Zapata y compañía tiene ante sí el reto de proveer, entre todos,  la misma cantidad de goles que marcarían uno o dos delanteros de primer nivel.

El reloj no se detiene para nadie, y ante la posibilidad de plantearse un fin de ciclo, Gasperini ha sabido reinventarse renunciando a su idea de partida para crear una escuadra competitiva  que se sitúa segunda en la tabla. La capacidad de adaptación de los entrenadores al contexto y las circunstancias es una de las cualidades más difíciles de encontrar, y mientras otros se resisten a cambiar sus ideales, Gaspe ha tenido la cintura necesaria para recular a tiempo y volver a ilusionar a los tifosi bergamascos con una Atalanta que se codee con los mejores.

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