Los blaugranas vieron partir uno a uno a los referentes de la era dorada, sin embargo la esperanza de resurgir cada año inundaba a los culé gracias a un hombre que se transformó en el rostro insigne de Barcelona: Lionel Messi. Sin embargo, contra todo pronóstico, una serie de errores condujo a que la gran leyenda azulgrana dijera adiós al equipo en que había hecho toda su carrera hasta ese entonces, marcando el último capítulo en la pérdida identitaria del cuadro catalán.

Despidiendo al Messías 

Los absolutismos son dañinos en cualquier deporte, pero definitivamente Lionel Messi es un futbolista que puede discutir entre los grandes como uno de los mejores deportistas de todos los tiempos. Eso es una obviedad, pero que se vuelve mucho mayor al momento de hablar de Barcelona. Tal vez sea posible discutir si el argentino es el mejor jugador que ha estado en el cuadro blaugrana, y con exponentes como Ronaldinho, Ronaldo o Cruyff puede ser un debate razonable, después de todo son las mismas leyendas con las que se disputa el centro del MVP de todos los tiempos; pero resulta difícil pensar en un jugador más grande para la historia culé que la ‘Pulga’.

Sin ahondar en los logros de Messi (porque nos extenderíamos eternamente), lo claro es que él es en sí Barcelona, es la imagen que viene a la cabeza al hablar del club y lo que aspiraban transmitir los blaugranas: los chicos buenos en todo sentido, tanto en su calidad futbolística como humana. Lio lo llevó al extremo.

Por eso mismo la estrepitosa salida del astro argentino del cuadro en que forjó toda su carrera fue un terremoto en el planeta fútbol. Se venía rumoreando en las semanas previas, pero resultaba impactante pensar en Messi con otra camiseta, y aunque el club no nació con él, era extraño ver al Barcelona sin su ídolo.

Con la salida de la estrella albiceleste los culé no solamente perdieron jerarquía, sino que se fue su última (y quizá la mayor) gran leyenda. Puyol y Xavi ya estaban retirados, Iniesta se había ido. Dani Alves, Neymar, Suárez, Bravo, Rakitic, Pedro… casi todo espíritu de liderazgo se había perdido, quedaban solo un par de referentes en el plantel, entre ellos Messi, y los errores en la gestión del club condujeron a una salida cuando menos accidentada.

Recuperar la identidad perdida

Distintos jugadores a lo largo de los últimos años cumplieron con distintas formas de liderazgo, unos a través de su personalidad, su voz, su mentalidad, otros a través de su calidad futbolística y el sello del bello juego azulgrana, y algunos atrevidos como Puyol hicieron todo a la vez.

Ellos cargaban la identidad blaugrana, algo que va mucho más allá del plan de juego, de pasarse el balón de una cierta manera. El sello culé es ser más que un club, es una forma de jugar, de vivir los partidos, de expresar, una pasión por el espectáculo, por el espíritu de cuerpo, la esencia de equipo y una manera de hacer las cosas.

La identidad blaugrana se formaba de un sinnúmero de elementos que fueron forjados por extensos años de historia y verdaderas leyendas, consagrándose en la generación legendaria que juntó a Xavi, Iniesta, Puyol, Messi y tantos otros en una misma escuadra, sumado a directores técnicos que siguieron una línea no solo futbolística, sino humana.

Hoy tenemos Barcelona sin mayores líderes o rostros, donde los futbolistas que se identifican como un símbolo de lo que significa ser blaugrana escasean. No será un mejor o peor equipo por sumar 50 pases al registro estadístico, sino por la manera de enfrentar los partidos, la temporada y lo que transmitan a la gente.

El fútbol de Xavi ha estado lejos de ser un juego de posición o Tiki Taka, pero tal vez el espíritu azulgrana que portó como futbolista se pueda trasladar al camarín y al campo. Quizá no debamos seguir esperando que ese excelso mediocampista que deslumbró en los albores del Siglo XXI haga jugar a los culé al estilo Guardiola, sino que tal vez debamos soñar con que los catalanes recuperen el espíritu blaugrana, que recuperen su identidad, que desde la forma de pisar el césped Barcelona vuelva a sentirse más que un club.

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