Ciclismo Tour de Francia

Tadej, Jonas y Peyragudes

 

Hace un mes nadie imaginaba a esta altura del Tour un escenario diferente a un total dominio de Tadej Pogaĉar. Con o sin equipo. Daba igual. El mundo del ciclismo ya celebraba la llegada del nuevo dominador de Grandes Vueltas después de Froome y todos nos alegrábamos en el inmenso talento y carisma de este muchacho que siempre ha corrido sin complejos y que quiere ganarlo todo. Con o sin equipo. Le da igual. Hasta que llegó Jonas Vingegaard.

La etapa de hoy en el segundo día en el Pirineo prometía mucho: una distancia para que los ciclistas se emplearan a tope —aunque a algunos les parezca distancia de cadetes—, 4 puertos encadenados, el fresco de la montaña y el hambre de gloria de dos ciclistas increíbles que van a otra marcha y en su propia carrera. Uno corriendo contra la historia. El otro empezando a construir la suya. Y 2:22” de diferencia.

Un inicio tranquilo

La salida desde la Saint Gaudens de los techos rojos y los edificios de más de diez siglos la disfrutamos desde el kilómetro cero y pudimos ver la lucha por formar una fuga que no cuajó sino hasta las primeras rampas del Aspin que coronara “Lulu” hace tres años y en las que por fin Pinot y Lutsenko empezaron a abrir hueco a través de los caminos sinuosos y tendidos. Castroviejo y Bardet intentaron algunos movimientos mientras en el pelotón el Jumbo mantenía el control, Bjerg caía a cola del grupo y nadie se inquietaba mucho. No todavía. El uno, dos y tres a cota del Aspin se repartió entre Pinot, Lutsenko y la barba de Geschke . 64 kms a meta. La calma que precede a la tormenta.

La Hourquette

Mikkel Bjerg milagrosamente recuperado y apretando dientes a lo que marca imprimió un ritmo tal que logró descolgar en un puerto de segunda a Daniel Martinez y a Adam Yates (con una pájara marca de la familia) en un día que a la postre resultó desastroso para el Ineos. En cabeza continuaban Pinot y Lutsenko que coronaron Ancizan y se lanzaron al descenso esperando aguantar. Queriendo aguantar.

Val Louron

La bajada de aproximación al puerto permitió que el grupo Bardet se acercara a los punteros hasta alcanzarlos a la base del ascenso y acabado el destrozo que hizo Bjerg entró quien a la postre sería la figura del día: Brandon McNulty, un corredor que estuvo escondido todo el Tour y que hoy fue señalado para ejecutar la estrategia de un UAE decimado pero no acabado. Y vaya ejecución: a su paso se quedaron Pidcock, Benoot, Van Aert, Gaudu, Mas, Quintana, Kuss y Thomas, Mejor dicho todo el top 10, todo el pelotón, hasta las motos. Esa fue la renta de McNulty en modo Terminator: 15 corredores a pie de puerto, 3 coronando.

Peyragudes

Los fanáticos que llenaron las colinas cercanas a la meta disfrutaron de un espectáculo increíble después de horas de espera, la llegada no se dio en esos odiosos sprints de montaña sino con los corredores reventados, agotados y felices de dejar de sufrir, dejándolo todo. Como debe ser siempre. Mc Nulty llevó el ritmo en los dos últimos puertos, marcando récords de ascensión en los dos y aun en el último kilómetro seguía machacando.

Imagino que Pogacar quiso una y otra vez soltar a Vingegaard, creo que Vingegaard quiso repetir el Granon en cada rampa. Al final el camino los igualó en excelencia y en una competencia que nos depara temporadas llenas de emociones en las piernas de estos dos talentos inmensos que compiten con nobleza, que no se comportan como mafiosos en el pelotón y que son responsables del renacer de este deporte que tanto amamos. No podrían ser más distintos, no podrían tener más calidad, no podríamos quererlos más. Gracias por los 130 kms de hoy.

Larga vida a Jonas y a Tadej. Larga vida al ciclismo.

 

 

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