Al fin llegamos a la conclusión de la temporada de fútbol y de otros deportes de equipo, momento en el cual podemos sentirnos plenamente satisfechos por haber conseguido alcanzar los objetivos marcados al inicio, o inmensamente desdichados por no haber llegado a la meta. Además, para otros deportistas significa el inicio de momentos de incertidumbre: donde jugaré la temporada que viene, con que margen lo sabré, tendré que buscar casa, colegio para los niños, …etc.
Incertidumbre y temor
Pero hay otros deportistas para los que la incertidumbre y el miedo puede ser aún mayor; los que deciden retirarse de la práctica profesional y activa del deporte. Afrontar esta nueva situación puede generar mucho miedo, ansiedad y estrés, y como percibimos y gestionamos la transición es clave para determinar que persona seremos tras esta nueva etapa.
Normalmente, cuando alguien se dedica, por ejemplo, a ser futbolista profesional, su rol principal es ese, ser FUTBOLISTA. Este rol absorbe muchas veces a otros roles como el de hijo, amigo, padre, …etc., ya que requiere mucho tiempo y dedicación para poder explotarlo al máximo nivel. Cuando se va a pasar de ser futbolista en activo a cualquier otra profesión, por norma general no hay otro rol que asuma tanta carga como la que teníamos, y el tiempo y espacio antes ocupados por el fútbol se reparten entre el resto de roles.
Aún cuando se sigue vinculado al fútbol, como el caso del entrenador, el rol ocupa tanto o más espacio como el anterior, pero hay diferencias, como puede ser la gestión de la presión, el tipo de liderazgo, la comunicación con los jugadores, …etc. Además, el fútbol es una fuente de autoestima muy grande, que cuando se pierde no hay nada que lo sustituya en la misma medida.
En ningún otro trabajo te van a aplaudir miles de personas por hacer bien tu trabajo. Imaginad un profesor de instituto, que tras realizar una explicación en la pizarra, se asome a la ventana y tenga a 2000 padres aplaudiendo. Para el profesor sería genial, pero sería raro, ¿no?.
Saber anticipar
Sea cual sea el camino que elijamos seguir tras la retirada, algo fundamental es la preparación y antelación con que lo planifiquemos. No es igual una retirada como la del Kun Agüero, repentina, tras un problema de salud, a una edad a la que esperabas seguir en activo, al igual que Iker Casillas, o una retirada como la de Pau Gasol, más meditada, estudiada, sabiendo en que vas a ocupar el nuevo tiempo libre que vas a tener, organizando los horarios adaptándote a la nueva vida y rutinas.
En muchas ocasiones los deportistas explican esta nueva etapa como una sensación de pérdida de identidad, de no saber que lugar ocupan ahora en el mundo. En este sentido, la gimnasta Almudena Cid lo describe como que “hay algo muy doloroso para el deportista y es que después de haberte sentido tremendamente competente y bueno en lo que haces, sientes que no eres nadie sin ser ya el que fuiste”.
Un futbolista profesional retirada explicaba el estrés que le generaba algo tan cotidiano para la gente de a pie como buscar aparcamiento cuando vas al estadio a ver un partido de fútbol. Cuanto más éxito has tenido, cuanta mayor diferencia hay entre la fama y el anonimato nuevo, más difícil suele ser el proceso de adaptación.
Una vida descontrolada
En un estudio realizado en 2018 por la Federación británica de deportistas profesionales, destacan que 1 de cada 2 ex jugadores siente que ha perdido el control de su vida durante los 2 años siguientes a haber puesto fin a su carrera deportiva. Otros profesionales indican que esto se agrava en casos de deportistas que toda su vida ha sido el deporte, ya que en este caso la pérdida es mayor.
Lamentablemente, años atrás no existía la información que tenemos hoy, y algunos casos terminaban de la peor forma, el suicidio. Pero con lo que sabemos actualmente, insistimos a los deportistas en que PIDAN AYUDA!!!! Sea cual sea el problema que crean que tienen, las herramientas que puedan usar por ellos mismos para solucionarlo, pedid ayuda. Puede ser la diferencia entre seguir vivos o no; entre sufrir durante años a transitar por esta etapa con menor sensación de sufrimiento tanto para la persona como para su entorno directo. En el mejor de los casos habrás invertido dinero y saldrás reforzado. En el peor, puedes estar salvando tu vida y la de otros, dando ejemplo a la gente que tienes alrededor.
Herramientas
Resumiendo, para pasar de una orilla a otra, metidos dentro de la barca, desde la psicología del deporte debemos tratar de dotar a la persona de herramientas para ayudar a descubrir a que orilla quiere llegar y como quiere hacerlo, por que camino quiere ir, y enseñándole como se manejan esas herramientas. Esta nueva etapa de tu vida no tiene porque ser buena ni mala (depende de como la percibes); solo es diferente, y la puedes disfrutar también. Es responsabilidad de todos los que amamos el deporte el hacer visible este problema, normalizar los problemas de salud mental, para facilitar el apoyo y que a las personas que están inmersas en ello les sea fácil pedir ayuda. Entre todos lo conseguiremos.
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