Desde Sexto Anillo queremos rendir homenaje a Tomás Martínez, una persona única, ejemplo de superación y lucha contra el cáncer al que combatió durante siete largos años encima de su bicicleta. En la madrugada del 2 de noviembre Tomás nos ha dejado físicamente pero su legado nos queda para siempre.
Tomás y su lucha contra la enfermedad.
La historia de Tomás Martínez lleva más de tres años circulando por todas las televisiones y diarios de ámbito nacional y local. Un ejemplo de superación para las personas que luchan contra el cáncer y se aferran a la vida. El ciclismo le ha servido como tabla de salvación contra una enfermedad que seguía en el interior de su cuerpo combatiendo con una entereza y una fuerza dignas de admiración.
Tomas, probablemente sea el único enfermo de cáncer que en pleno tratamiento de quimioterapia fue capaz de participar y terminar competiciones tan duras como la @TitanDesert, la Madrid Lisboa o la Non Stop Madrid con @valentisanjuan.
Desde Sexto anillo, tuvimos el privilegio de entrevistar a Tomás en el mes de febrero (Ver aquí), tras ser operado de un tumor cerebral. Nos sorprendió su entereza y capacidad de recuperación, dejándonos un titular digno de un héroe de leyenda “En mayo volveré a la Titan Desert”.
Finalmente la Titan Desert no se pudo celebrar en el mes de mayo por la COVID 19. La prueba se postpuso al mes de octubre y, como no podía ser de otra forma, Tomás no faltó a su cita viajando a Marruecos el viernes 8 de octubre con su bicicleta de montaña.
Complicaciones del final.
Tomás no era ningún iluso, sabía perfectamente el rival con el que estaba luchando. Un enemigo más fuerte que las duras montañas del Atlas a las que lograba someter. Durante el segundo trimestre de 2021, le surgieron serios contratiempos ya que la enfermedad seguía avanzando por su cuerpo.
Todo se complicó con una infección que le obligó a ser intervenido eliminando parte ósea del cráneo en los primeros compases del verano.
Durante el mes de julio permaneció en el Hospital Universitario La Paz. Durante ese mes, su carácter jovial y sus ganas de vivir contagiaba a sus compañeros de lucha en oncología. Los médicos le “utilizaban” en el buen sentido de la palabra, ya que su testimonio ayudaba en la lucha a enfermos que estaban en su misma situación.
Como decía Tomás : “Cada vez que termino una carrera lo hago por mi, por todos los que luchan con la enfermedad y por los que ya no están”.
A finales del mes de julio, muy débil aún, volvió a entrenar y a coger la MTB. Pese a la debilidad manifiesta, entrenó duramente durante el mes de agosto. Cuando volví a verle en septiembre, había recuperado milagrosamente parte de su vigor, salía con sus compañeros de grupetta habitual los “Tronchacadenas” y con el equipo de Mamouth que estaba entrenando duro.
En paralelo recibía unas duras sesiones de tratamiento experimental para tratar de frenar el avance de la enfermedad. Una vez a la semana tras salir de la Paz, caminaba hasta la estación de Atocha para no perder la forma y contemplar la belleza del Paseo de la Castellana y el Paseo del Prado deteniéndose en su querida fuente de Neptuno.
El último titán.
Llegó el mes de octubre, y Tomás partió hacia Marruecos para participar en la Titan Desert por cuarta vez y con el dorsal 113. En su fuero interno sabía que no llegaba como en otras ocasiones, no había tenido apenas tiempo para recuperarse y la enfermedad continuaba avanzando.
A pesar de ello se lanzó en la primera etapa con la ilusión de un principiante. Los médicos de la prueba sabían bien en las circunstancias en las que llegaba. Tuvo dos caídas duras, y aún así siguió adelante. Tras la primera etapa los médicos de la prueba decidieron no dejarle correr entera la durísima etapa reina del Atlas, La organización le brindó su apoyo en todo momento para que estuviera acompañado y pudiera hacer tramos de las etapas siguientes y la etapa final en la que llegaría a meta con todos los honores.
De este modo, Tomás pudo disfrutar de su última Titan, recibiendo el cariño de todos los corredores, organización y empleados de la prueba. Su llegada a la meta de la etapa final, fue el colofón a una ilusión y un un tesón inefables y la consecución de su cuarta piedra en la Titan.
A su regreso a Alcalá de Henares, aún pudo disfrutar en una cena del cariño de su grupetta. A partir de ese día, Tomás se ha ido apagando poco a poco.
Su esposa e hijos han llevado los últimos días de Tomás con una entereza encomiable y en la más estricta intimidad. Han preferido que los que le conocíamos siguiéramos recordándole alegre, animoso y transmitiendo su mensaje de lucha y esperanza: UN DÍA +
Descansa en paz amigo Tomás.
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