Cine y deporte

El rookie del año (Rookie of the Year, J. Ford, 1955)

En 1955, John Ford acababa de estrenar Mr. Roberts y estaba preparando la inmortal The Searchers (1956) cuando recibe el encargo de realizar un pequeño capítulo para el programa televisivo Screen Directors Playhouse que ocupa esta reflexión.

De la radionovela a la televisión

El programa comenzó como una presentación de radionovelas en la NBC entre 1949 y 1951. En su última temporada -1955/1956- se trasladó a la televisión, en que llamaban a algunos de los más reputados directores hollywoodenses -entre otros, F. Zinemann, F. Borzage o W. Dieterle- para hacer pequeñas obras de media hora de duración. En esta línea, y salvando las distancias, se puede hacer una comparativa con el programa Alfred Hitchcock Presents que se emitiría entre 1962 y 1965 presentando episodios que se caracterizaban por una trama amena y un estilo cinematográfico veloz para cumplir los parámetros de la incipiente televisión.

John Ford y la John Ford Stock Company

Por la tipología del encargo, no es de extrañar que Ford recurriese a algunos de los más prolijos miembros de la John Ford Stock Company, el grupo de actores de confianza que poblaron la mayoría de sus películas. En este selecto grupo, se encuentran actores que podían interpretar desde los papeles protagonistas, hasta los más nimios figurantes. Ford vigilaba hasta las últimas consecuencias todos los detalles de sus películas. En este caso, se rodea de Willis Bouchey (9 películas con Ford), Pat Wayne (8, hijo de John Wayne), Ward Bond y John Wayne (ambos con 24) y una debutante, Vera Miles (acabaría haciendo 4 películas con Ford).

Argumento

La historia puede entenderse como el reverso moral de Ace in the Hole (El gran carnaval, B. Wilder, 1951). Mike Cronin -John Wayne-, un periodista deportivo afincado en un periódico de medio pelo en Pittsburgh que añora con mudarse a un periódico de gran tirada en Nueva York. Para ello, los editores neoyorquinos le piden un reportaje de gran impacto para asegurarse de su contratación. Durante un partido de béisbol de los Yankees, Wayne se fija en el rookie que ha fascinado al público y que acabará recibiendo el título de rookie of the year.

Este es el punto inicial de la trama para involucrar al resto de personajes, y una vez más, Ford no hace grandes alardes, sino que opta por un estilo sobrio que da pie a la acción. El debutante, Lyn Goodhue -Patrick Wayne- tiene una serie de gestos similares a un antiguo integrante de los White Sox que acabó proscrito por problemas de alcoholemia y que también tuvo un inicio fulgurante.

Cronin acude al pueblo de Goodhue y acaba por saber la verdad, que el muchacho es el hijo del desterrado del mundo del béisbol Buck Harrison -Ward Bond- pero que él no lo sabe, ya que adoptó una nueva personalidad con el nombre de Buck Goodhue. El periodista se dispone a dictar el artículo a sus contactos neoyorquinos cuando la novia de Lyn, Ruth Dahlberg -Vera Miles- irrumpe en la habitación del hotel portando una pistola y cortando la comunicación telefónica.

El cine de Ford, el humor de Ford

Hasta este momento, tenemos un clásico conflicto fordiano en el que un secreto hace tambalear los principios morales de los personajes, siendo esa incógnita conocida por unos y desconocida por otros, pero siempre presente respecto al espectador, al que se da la potestad de la omniscencia. Se trata, por tanto, del sometimiento de los personajes a un examen moral, que bien recuerda a la trama de -la sensacional- The Man Who Shot Liberty Balance (J. Ford, 1962) cuando ambos protagonistas -James Stewart y John Wayne- tienen que renunciar a sus principios morales, en un principio insoslayables, por el bien de Hallie -Vera Miles- y, en última instancia de la comunidad.

¿Cómo resuelve Ford este conflicto? El espectador versado en el cine del de Maine estará familiarizado con el sentido del humor que éste aplica en muchas de sus películas. Aquí, recurre a dos finales, uno moralizante y otro humorístico. Con el primero, cierra el ciclo fordiano de la historia, donde vencen las fuerzas que encarnan el virtuosismo y los parabienes de la comunidad, así como la redención del otrora desprestigiado Buck Harrison.

Con el final humorístico, Jack Ford hace un ataque en la línea de floración del periodismo -a través del deportivo- confirmando su repulsa al gremio. El personaje de Wayne, después de un arduo debate moral, queda en evidencia cuándo descubre que los editores neoyorquinos conocen ya la historia del rookie y que todos, por quorum decidieron no publicarlo porque eso perjudicaría a un inocente. Ellos ya se habían sometido a un juicio ético previo y, de la evidencia del parentesco del muchacho.

En última instancia, el epílogo es un alegato contra el sensacionalismo periodístico que bien puede arruinar personalmente a una familia, una carrera deportiva o la vida de cualquier persona en pro de ciertos intereses. No puedo dejar pasar, anecdóticamente, la frase que pronuncia uno de los editores cuando el otro le interpela por la incompetencia del personaje de Wayne. Éste le modera arguyendo que tiene un largo historial de guerra. La relación de Ford y Wayne lindaba lo paterno filial, pero el director nunca perdonó a Wayne que no participase en la II Guerra Mundial y lo solía humillar en los rodajes públicamente con este argumento. John Ford, el genio.

 

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