Vivir. No hay mejor victoria que esa. O si no que se lo digan a Edgar Penón (Zaragoza, 1992), quien el pasado enero ganó su partido más importante. El exjugador del CAI Balonmano Aragón y de la selección española juvenil venció al cáncer con tan solo 28 años. Una lucha que comenzó cuando menos lo esperaba. En febrero de 2019 mientras disfrutaba de su Erasmus en Galway, Irlanda, empezó a notar molestias fuertes en la rodilla. Cada vez iban a más. En su vuelta a España descubrió que no era una simple lesión.
El médico le diagnosticó un linfoma en la rodilla izquierda y a partir de entonces entró en un duro tratamiento para recuperarse. Su incansable lucha ha valido la pena. El cáncer no ha podido con Edgar ni con sus 2 metros de puro optimismo y energía. Pero su historia de superación no acaba ahí. El 28 de marzo de 2021 cumplió otro de sus objetivos, uno que parecía inalcanzable, volver a jugar a balonmano casi tres años después.
Esta vivencia ha dado un giro de 360 grados a su forma de ver la vida, valorando los pequeños detalles y apreciando a la gente que tiene alrededor. Edgar es todo un ejemplo de superación personal y de lucha, una persona que podrías escuchar durante horas sin cansarte, que transmite alegría y ganas de disfrutar de la vida, una persona con unos valores dignos de difundir.
Edgar Penón ha creído y ha podido, y es imposible no alegrarse por sus éxitos. Totalmente recuperado y con más ganas que nunca, ahora busca su lugar en el mundo.
Sextoanillo: Buenos días Edgar. Lo primero, ¿cómo estás?
Edgar Penón: Bien, muy bien. Agradecido. Todavía no soy consciente de lo que he pasado, ha ido todo muy rápido, cuando pase el tiempo y eché la vista atrás, lo valoraré mucho más. Contento por hacer lo que más me gusta y en paz conmigo mismo, porque conseguí lo que quería, que no me retirase un cáncer.
SA: ¿Cómo ha sido para ti vivir esto? ¿Cómo afrontas ese diagnóstico?
EP: No te lo crees. Tú piensas que una persona joven, deportista, que se cuida, no tiene que pasar nada de estas características. El médico me dijo que no era una lesión más, que era un tumor. Y te da un vuelco la vida. A partir de ahí todo cambia, no hay nada más importante que tratar el tumor. Poco a poco se acepta, pero cuesta, porque no te lo esperas. Tuve suerte de que, dentro de lo malo, todas las pruebas iban bien, la pierna iba respondiendo, el tumor iba empequeñeciendo, así se afrontaba mejor. ¿Cómo lo he vivido? Yo a mi gente le decía «ya estoy bastante jodido, no me quitéis el humor», intentaba llevar todo lo mejor posible.
SA: ¿Cuál ha sido tu mayor apoyo durante este proceso?
EP: Mis amigos y mis amigas. También mi familia, que estuvo siempre ahí. Ellos estaban más afectados y preocupados y yo le quitaba hierro al asunto. Cuando daba la noticia todo el mundo reaccionaba igual, no se lo creían ni sabían qué decir. Me sentí arropado en todo momento y eso me ayudó muchísimo.
SA: Como es normal, habrás tenido días mejores y días peores. ¿A qué te aferrabas para seguir adelante? ¿Cuál era tu motivación para no desmoronarte?
EP: No te voy a engañar, cuando me ponía la quimio ese día lo pasaba mal, estás débil, no te apetece hacer nada y había algún día que me preguntaba “¿por qué a mí?”. Mi vida se había parado mientras la de mis amigos seguía. Era verano y los médicos me dijeron que me olvidara de ir a la playa, la gente se iba y eso te desmorona un poco, pero es lo que hay. Tienes que asumirlo y creer que va a ir a mejor, aunque sé que es difícil.
Me agarraba a los valores que me ha dado el deporte, el no rendirse nunca. Trataba de hacer todo lo que pudiese, si me podía ir a andar media hora lo hacía, si estaba mal llamaba a mis amigos para olvidarme de los problemas. Esa combinación de los amigos y los valores me ayudó a seguir hacia adelante.
SA: La mente es muy importante en estos casos, saber controlar tu cabeza y tus emociones, creer que va a salir bien…
EP: La gente no es consciente del poder que tiene. Obviamente si te duele mucho, tu cabeza te lo va a decir. Pero tú decides cómo lo quieres llevar. A mí me dolía una barbaridad, tomaba pastillas para dormir, pero cuando me calmaba pensaba que ya estaba mejor e intentaba hacer cosas para evadirme. Ese es el poder de la mente, que si lo extrapolo al deporte es como ir perdiendo de 5 goles, y en lugar de bajar los brazos, seguir luchando. Los médicos mandaban y lo que me decían iba a misa, sin embargo, el que decidía cómo tomarlo era solo yo.
SA: Eres una persona muy positiva y tú has dicho que intentabas mantener el humor. ¿Crees que tu forma de ser ha sido clave?
EP: Sí. Me considero optimista y también realista. Hay que tener un punto medio. Me gusta ver el vaso medio lleno, porque en esta situación que te lo ha quitado todo, no te pueden quitar el humor, ya no me quedaría nada, estaría amargado. Eso sí, hay personas que no quieren hacer nada, desean que pase y ya, y es respetable. Yo no quería que esto me venciese, quería hacer mi vida y normalizarlo. A día de hoy sigue siendo un tema tabú. Había quien me decía que si no me preocupaba la recaída, si pensara así no disfrutaría del día a día. Lo que venga hay que afrontarlo, sea bueno o malo.