Crónica Noticias Opinión Rugby Selección Española

Los Sub 23 y los Leones. Dos crónicas y un destino

Sábado agridulce

 

Dos partidos tuve la oportunidad de ver ayer, Leones y leoncitos, desde los medios, que la cuasi ubicuidad no es uno de mis fuertes, y menos en pandemia. Madrid a media mañana, Lisboa en la sobremesa.

Como viene siendo costumbre en estas crónicas y artículos, poco detalle técnico, que la oferta está bien plagada de expertos conocedores de este deporte, para concluir con otros contenidos, más desde el análisis de aspectos organizativos y estratégicos. Hoy toca alguna conclusión típica del sector empresa.

Dos encuentros que me hacen reflexionar sobre un mismo destino, el de España cara al mundial de Francia 2023. Sensación agridulce.

 

La competición Sub 23

 

Por la mañana se daban cita los Sub 23 de Complutense Cisneros y los pucelanos del VRAC. Ambos clubes cuentan con una alto potencial de cantera, como se pretende, viene siendo y va a ser una dinámica en próximas temporadas para clubes de División de Honor, que van a tener que contar con una amplia estructura formativa, no sólo por lo que pueden aportar a sus equipos senior, sino por la especial característica de la competición, donde confrontan en paralelo a los senior, una categoría, la Sub-23, proyecto que relata su segunda experiencia, tras su primera competición en 2019-2020, donde UE Santboiana ganó con un excelente transcurso: sólo un partido perdido y otro empatado.

La federación tiene el foco en la formación y aumento de licencias en categorías inferiores como acción estratégica para mayor dimensión del rugby.

Mucho se esfuerzan los organizadores y los clubes por encajar en sus respectivas estrategias y planificación de temporadas los diferentes criterios y opiniones que despierta esta iniciativa. Y no cuentan con un consenso que facilite el alineamiento; lo prueba la división que en la pasada previa de la actual temporada se tuvo con la propuesta del aumento de 8 a 9 los jugadores en formación que tenía que haber sobre el terreno de juego. No salió adelante en una votación muy dividida.

El caso es que tenemos una liga en paralelo, ayer engrandecida por el espectáculo que dieron ambos contendientes. Los colegiales se llevaron el partido, muy emocionante, tras aguantar los últimos minutos, ya prolongados, a cinco metros de la línea de marca. Tuvo que ser una imprecisión vallisoletana la que dio por concluido un encuentro que parecía que ganarían los visitantes por su potente delantera y la forma en la que percutían, defendiéndose los locales, más como podían que como sabían.

 

Complutense Cisneros 29 – 25 VRAC

Empate al descanso (17-17) en una trepidante primera parte, con alternancia en el marcador y fases de dominio por ambos equipos, aunque parecía que VRAC podía decantar el partido de su lado. Comenzó golpeando Cisneros, recomponiéndose los visitantes e igualando el marcador los colegiales en las postrimerías.

La segunda mitad tuvo menos espectacularidad en el tanteo, pero tanta intensidad o más que la primera mitad, y sobre todo, mucha emoción. Gracias a una transformación del último ensayo colegial, se marcó una diferencia de cuatro tantos que obligaba al VRAC a tener que ir a zona de ensayo, sin poder conformarse con un golpe de castigo que podría producirse por parte de los locales.

Este es uno de los aspectos que más atractivo puede tener el rugby en cuanto a la estrategia y táctica de los partidos en función del devenir del resultado. Hace que los partidos sean muy emocionantes cuando andan igualados.

Me dejó bastante satisfecho el partido y reflexionaba sobre la equivalencia anecdótica: Sub 23, Mundial 2023.

 

Debacle de España. Segunda parte para olvidar.

A la tarde disputó el combinado nacional su tercer partido de la fase de clasificación para el mundial de Francia (2023). Tres partidos, tres derrotas, dos puntos de bonus y un bagaje que ha ido dejando lagunas e insatisfacción crecientes desde el esperanzador primer encuentro frente a Georgia.

Tras un primera parte algo loca, donde los portugueses salieron muy desconectados del partido, España no supo aprovechar sus fuertes y los lobos pudieron sobreponerse gracias a su rapidísimo juego y desparpajo en sus líneas, liderados por los Marques, Sousa, Portella, Storti y acompañados por una delantera que supo reinventarse ante el inicial arranque de los leones. El caso es que se llegó al empate 21-21 en la primera parte.

Como por la mañana en los Sub 23, juego de alternancias y equilibrio en los contendientes.

Arrancó la segunda parte con un ensayo favorable a los leones y desde entonces, la debacle. El resultado final es ya conocido (43-28) y ni se atisbaba el posible punto de bonus que merecimos en las anteriores contiendas. Una roja, otra vez, y unos portugueses que pasaron por encima con su velocidad y adaptación a las circunstancias del juego.

La disciplina y la concentración que demostraron los Sub 23 por la mañana (ambos equipos), se echaba en falta en los seleccionados de Santiago Santos por la tarde, cuando más de cara tuvieron el partido además.

 

Toca replantear objetivos

 

Esperaremos que la segunda tanda de encuentros en verano nos posibilite un cambio, imprescindible si queremos, simplemente, contar con opciones.

Desde el prisma de la estrategia, decía hace unas fechas en LinkedIn lo parecido que tiene planificar la clasificación para un mundial con el desarrollo de objetivos y planes estratégicos de las empresas.

Mi jefe en operaciones me preguntaría sobre encontrar el gap (desviación del resultado actual sobre lo comprometido en un plan). Llevamos dos puntos cuando deberíamos estar entre seis u ocho puntos.

Y cuando hacemos el análisis, es decir, identificar las principales causas del devenir en resultados, no tendría más clara la conclusión: las indisciplinas.

Dos tarjetas rojas (una por partido) y varias tarjetas amarillas que generan una inferioridad evidente para la disputa de encuentros en los que partimos con cierta percepción de superioridad inicial, solo percepción.

Para mi resulta muy evidente. Al margen de otros aspectos técnicos que muchos expertos nos cuentan. Estamos en otro momento de empujón mediático, como supuso la anterior fase de clasificación para Japón, con el desilusionante final tras el partido con Bélgica…¿recuerdan?

Hay que aprender de los errores, o al menos de lo que parece marcar una diferencia en los resultados a medida que se gana en experiencia.

De poco sirve contar con un plantel a priori mejor, si no se cuenta con la conexión de la competición. Las indisciplinas comentadas y errores de concentración han sido claves en estos dos pasados partidos (Rumanía y Portugal). Una indisciplina no deja de ser una falta de concentración, sobre todo si son de las que provocan una inferioridad: el sin-bin. Sobre las expulsiones no hace falta aclarar más.

Repito, tendría respuesta para dar a mi jefe sobre el análisis (datos): las indisciplinas y la falta de concentración. Y junto con la explicación, debería entregar el plan de corrección con nuevos objetivos e indicadores. Esta tarea seguro que está en la cabeza y tarea del seleccionador y su equipo técnico.

Ganar el resto de partidos, menos el de Georgia.

 

La Sub 23 llega tarde a 2023

 

Conclusión, si potenciamos una competición, la Sub-23, para que el talento de nuestro rugby pueda seguir aumentando, si estamos en una decisión estratégica, parece que el plazo es algo corto para contar con un aumento de nivel de nuestros internacionales para estar a la altura la actual Georgia, que claramente se decanta como el destinatario de la primera plaza para la clasificación al Mundial y claro ganador del Seis Naciones B.

Toca mirar a mayor largo plazo, con independencia de intentar lo máximo que podamos a estas alturas. Nuestro rugby progresará con el talento de los que ahora están “en formación”, término utilizado como por la organización de liga profesional.

Fotos vía,

@soraya264

ferugby.es (fotos Luis Cabelo)

@fcisneros1970

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *