- La conversación entre Jordi Évole e Ibai Llanos permite realizar una reflexión profunda más allá del fenómeno del streaming.
- La entrevista permite vislumbrar el lado más personal de Ibai, el cual genera una potente empatía hacia todos aquellos padres y madres que no terminan de entender el amor que sienten sus hijos por este sector de Internet.
El lado más personal de Ibai
Ibai Llanos ha sido el último personaje público en pasar por Lo de Évole, este lunes pasado. En su encuentro con el periodista de LaSexta, la celebridad de Internet ha repasado su trayectoria, se ha pronunciado sobre temas polémicos y ha intentado introducir a Jordi Évole en el mundo del streaming: un maravilloso cóctel de hora y media, en el cual se pudo vislumbrar el lado más íntimo del creador de contenido, y en el que se llegó a sincerar en más de una ocasión con todos los espectadores.
Esta entrevista, que para gran parte de la audiencia será recordada por las curiosas anécdotas de Ibai, ha conseguido retratar parte de los profundos cambios socioculturales que estamos experimentando en la actualidad. Retazos de una realidad que es invisible a los ojos de gran parte de la población adulta y veterana, pero que determinará la forma de ver el mundo de la sociedad del mañana: y es que es un hecho que el mundo del streaming ha venido para quedarse.
La asimilación y metamorfosis de Jordi Évole
Jordi Évole, al cual respeto tanto como persona como comunicador profesional, comenzó la entrevista preguntando a Ibai a qué se dedicaba exactamente. Teniendo en cuenta la característica ambigüedad y desconcierto que este sector genera entre la población, era necesario iniciar la conversación de esta manera. “Yo soy streamer, creador de contenido”, afirmó Ibai.
Una vez concluida la primera aproximación, el periodista fue desgranando poco a poco el trabajo de este icono del mundo gamer. Más allá de la definición y las características del oficio de Ibai, que es profundamente complejo, lo que más llamó mi atención fue la recíproca actitud de Évole como entrevistador. El comunicador representaba esa conocida fracción de la sociedad que no comprende las nuevas fórmulas de consumo de contenidos que sus hijos, sobrinos o nietos siguen con auténtico fervor.
Sin embargo, hay una considerable diferencia entre Évole y parte de la población adulta española. El presentador se mostró abierto a conocer el trabajo de Ibai Llanos y el auge de los streamers, incluso se intentó implicar activamente recordando a Ibai algunos de sus momentos más rememorados en Internet, como su vídeo motivacional para la “EvAU” del año 2018 o su más reciente y popular hit musical: “Toxicidad Fuera”, realizado por el youtuber Lucas Requena.
Vídeo con la canción del youtuber Lucas Requena
En cambio, otros se limitan a observar con indiferencia o criticar sin filtro algo que no entienden ni se han molestado en entender. Al fin y al cabo, el miedo a lo desconocido o a lo incomprensible es algo característico en el ser humano; y se castiga siempre con una marginación o agresividad por parte del resto de la sociedad. La misma historia, la misma fábula del “Patito Feo”: los que no siguen al rebaño acaban sufriendo las consecuencias. Aunque Évole pudo demostrar que no hay que rendirse a la primera de cambio. Él tampoco entendía al principio la jerga del ‘mundillo’, pero no por eso se dedicó a montar una rabieta y actuar con prejuicios frente a Ibai: la clave se encuentra en la constancia. Si de verdad quieres comprender algo, esfuérzate por ello. El aprendizaje no se regala, sino que aguarda por aquellos que de verdad quieran evolucionar.
El carisma y el poder de Ibai Llanos
Lo de Évole también dejó claro que las estrellas del mundo de Internet formarán parte de los referentes del mañana. De hecho, ya está comenzando a ocurrir. Poco a poco, el mundo se está sumiendo en el nacimiento de una nueva era. Las nuevas generaciones están cambiando de parecer, y cada vez hay menos niños que dicen “Mamá, quiero ser futbolista”, sino que ahora enuncian “Mamá, quiero ser youtuber/streamer”. Un excelente ejemplo práctico fue el tweet publicado de manera simultánea entre Ibai y Jordi: “Messi es el mejor jugador del mundo. Punto.”, quienes querían comprobar la diferencia y grado de impacto que los rostros de Internet tienen sobre las redes sociales, el cual es muy superior al de los comunicadores tradicionales.
En tan solo 5 minutos, Ibai consiguió obtener 1000 favoritos y 50 retweets, mientras que Évole cosechó una cantidad de 14 favoritos y un retweet; a pesar de tener más o menos la misma cantidad de seguidores en Twitter. Aunque las cifras estén ahí, habrá gente que se empeñe en omitir lo evidente. Lo más preocupante es que entre los negacionistas de esta revolución se encuentran algunos profesionales de los medios de comunicación.
Resulta duro aceptar que, tal y como relató el propio Ibai, un chaval entre cuatro paredes consiga considerables cifras de audiencia (12.000 espectadores por directo, en su caso) que le reportan abundantes beneficios económicos. El golpe se vuelve aún más demoledor cuando muchos de estos chicos ni siquiera cuentan con una formación específica, pero son capaces de embaucar al espectador con una telegenia innata que no se aprende estudiando Periodismo.
La naturalidad de Ibai
El simple hecho de que Ibai se plantase ante la cámara en pijama es un perfecto ejemplo de su habilidad para conectar con la audiencia: Ibai se muestra tal y como es, sin tapujos y sin complejos, es una persona auténtica. Y eso es lo que verdaderamente encanta a una gran parte de sus espectadores, entre los que yo me incluyo. No intenta aparentar una faceta falsa, una especie de careta con la que contentar a la gente del exterior, sino que se acepta a sí mismo y se lo hace saber al resto. Es ahí donde se forja una conexión emocional con el espectador, porque permite a sus viewers acceder a un pequeño rinconcito de su intimidad.
Lo que termina de encumbrar a Llanos es que aprovecha esas ventanas, esas oportunidades, para predicar valores positivos. Así lo hizo saber en el programa, donde animó a los jóvenes que quieren seguir sus pasos a estudiar y a labrarse un futuro mientras intentan alcanzar su sueño. De la misma forma que él no quiso probar su suerte hasta que no tuvo un trabajo estable (su antiguo trabajo como caster para la LVP), aseguró que el resto de zagales debían hacer lo mismo. Además, sin pelos en la lengua, dejó claro que él no quiere marcharse a Andorra y que entiende que si gana más, tiene que pagar más impuestos; aunque respeta las decisiones de sus compañeros de plataforma y amigos.
La necesidad de abrirse y explorar
Más allá de todo lo señalado anteriormente, esta entrega de Lo de Évole pone de manifiesto la brecha generacional entre los nativos digitales y aquellos que crecieron sin un smartphone como parte de su anatomía. Esta división no se limita únicamente a los hábitos de consumo, sino que se extiende a la forma de ver la vida.
El auge del streaming no deja de ser una manifestación más de la cultura popular, con la que los niños y niñas españoles (y de otras muchas partes del mundo) están creciendo. Una cultura popular que no solo sirve como entretenimiento, ya que supone un medio de difusión de ideas, valores, ideologías y mensajes que, ya sea por repetición o imitación, acaban calando en el inconsciente colectivo de un grupo de personas que conciben las pantallas como una extensión de su propio cuerpo: sin duda, un arma de doble filo que tiene que usarse con responsabilidad.
Un mayor esfuerzo por entender a los jóvenes sería tremendamente beneficioso para una sociedad en la que imperan lo parcial y polar. A lo mejor, tras visionar esta entrevista, algún padre o madre ha quedado impregnado por el espíritu de Jordi e Ibai y se acerca a sus hijos con la misma y dulce ingenuidad con la que el periodista se acercó al streamer. Así, puede que terminen empapándose de la realidad en la que vivimos. Un mundo que ya no contiene pregoneros o juglares, sino que posee streamers.
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