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Si el boxeo es un circo, no culpéis a los payasos

El combate circo ha existido desde tiempos inmemoriales. Desde Ali enfrentando en una lamentable exhibición al luchador japonés Inoki hasta James Toney haciendo el camino inverso al que realizó McGregor, participando en una pelea en la jaula de UFC contra Couture. Si hasta Stallone, que plasmó como nadie los entresijos del noble arte, lo clavó en la escena en la que un Rocky endiosado organiza una exhibición contra un Hulk Hogan. Ahora, que Fno sea nuevo no significa que deje de ser indignante.

Los youtubers

El problema radica en que ahora se está empezando a ser más habitual y expuesto. Todo ello gracias a que los impulsores de este espectáculo son los youtubers, que arrastran millones de seguidores. Si estos son capaces de gastar horas y dinero viendo como estos youtubers juegan videojuegos o simplemente comentan otros videos absurdos de caídas ídem, ¿Cómo no van a hacer lo mismo viéndolos en boxeando? Ya sea peleando entre ellos, contra ex jugadores de NBA o contra Floyd Mayweather. Y claro, los jefazos del boxeo, que huelen un negocio como los tiburones una gota de sangre en el mar, saben que ahí hay beneficio.

Los promotores

Aquí entran los promotores y su filosofía Groucho Marx de “éstos son mis principios, y si no les gustan, tengo otros”. Por un lado, van con el discurso de la dignidad, como el caso de Eddie Hearn. El promotor inglés afirma la intención de hacer el combate AJ vs Fury por encima de organismos y cinturones que impidan al aficionado ver la pelea que quiere. Y, por otro lado, como, vaya casualidad, Eddie Hearn también, promocionan con gran esfuerzo veladas entre youtubers sin experiencia ninguna ni en amateur ni en el gym. Todo esto en detrimento de boxeadores con años de esfuerzo y dedicación a sus espaldas y a la espera de una oportunidad. Mensaje contradictorio el que mandan con estas políticas los manejadores. “Ayer le mentía, hoy no’’, Bob Arum dixit. Aunque pareciera que fuera otra frase de Groucho.

Los retornos

Otro aspecto que mosquea a los puristas es el regreso de retirados con más pinta de tener que cuidar nietos que de intercambiar cuero. No por el hecho en sí, muy respetable sobre todo si, como los casos de Chávez contra Travieso Arce y Tyson contra Roy Jones, son exhibiciones por una causa benéfica y sin poner en riesgo la salud. El asunto es dar tanto bombo y tratar como algo serio a tales eventos dejando en un segundo plano a veladas de verdad. Un ejemplo sangrante es lo sucedido en España con la exhibición de Tyson y Roy Jones. Ésta acaparó portadas y minutos cuando una semana antes pasó casi desapercibida la pelea histórica de Miriam Gutiérrez, que enfrentó a una de la mejores de la historia, Katie Taylor, por la corona unificada.

Todo por los fans

La excusa que ponen para esta promoción potente a las veladas circenses es la intención de dar visibilidad al boxeo y atraer más fans. Y hay quien piensa que es buena idea, pero yo creo que se equivocan. En marketing enseñan que es mejor y más valioso conservar clientes fieles en lugar de andar buscando nuevos todo el tiempo. Y que cierto es si lo conectamos al mundo del pugilismo. Porque de qué sirve atraer nuevos aficionados si luego, una vez dentro del mundillo, se van a bajar del carro fácilmente al ver como funciona: overbooking de campeones y organismos que, para más inri, hace que los mejores no peleen entre sí. De hecho, se está empezando a perder los consumidores fieles de este negocio, el aficionado de toda la vida, que cada vez sigue menos el deporte de las dieciséis cuerdas por estos motivos.

Exhibición o peleas circo

Las peleas circo no están mal. Entiéndase, vivimos en un mundo libre. Y como tal, tan libres son de organizarlas como nosotros de no verlas. Tanto y cuanto cumplan las normas y leyes, se cuenten con la preparación y licencias requeridas y no haya más riesgos que los inevitables para evitar tragedias. Al boxeo no se juega, ya sabéis. Lo que está mal es apostar por ello como la base sólida para el negocio y estrategia de futuro. La buena maniobra sería apostar por peleas entre los mejores y de unificación de cinturones. Todo quedaría mejor organizado y haría que hubiera menos campeones, pero más justos. Así se mantendría a los seguidores de toda la vida y a los nuevos y todos saldríamos ganando. Pero es mejor echar la culpa del mal estado del boxeo a payasetes que, obviamente van a comportarse como tal, que a los responsables de verdad de este circo: promotores y organismos.

Twitter: @Chris_Le_Gabach

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