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Llegó el viernes

Por fin es viernes

Llegó el viernes y para todo aficionado al boxeo las sensaciones matutinas son entusiastas. Cada uno de los sentidos está a flor de piel. Llegamos a apreciar los sonidos de la campana del combate, los olores de las típicas y particulares viandas con las que se acompaña la velada del fin de semana o las imágenes ilusorias de futuras acciones que tendrán lugar dentro de un ring. Estas improntas bien pudieran ser representadas en un cuadro de estilo impresionista. Tan sensitivo panorama, es como si colocásemos a los amantes del boxeo delante de la obra “Sol naciente” del pintor francés Claude Monet (s. XIX), envolviéndolos en una atmósfera de silencios de un desolado embarcadero, de olor a mar y de sombras de barcazas en un difuso horizonte.

Expectación

En ambas realidades, tanto frente al cuadro de Monet como frente al televisor que retransmite la velada de boxeo, el espectador logra mimetizarse con aquello que ve, utiliza el canal invisible de las pasiones. El pathos del observador de arte y del televidente se apodera del ser pensante y lo transforma en pura emoción. Una experiencia reducida a la percepción de un instante, de la luz en el caso del arte pictórico o del golpe en el boxístico.

Dicho esto, la pasada velada del viernes (24-10-2020), celebrada en Ciudad de México, que tuvo como combate principal a Juan Francisco “El Gallo” Estrada (40-3, 27 KOs) contra Carlos “El Príncipe” Cuadras (39-3,27 KOs) por el campeonato mundial CMB (Consejo Mundial de Boxeo) del súper mosca, pudieron salir al exterior todas esas vivencias contenidas por parte de los fanáticos del pugilismo. Tanto es así, que tuvimos la enorme fortuna de disfrutar de una serie de combates que harían reaccionar hasta al Pantócrator de San Clemente de Tahull.

Gallos mexicanos

A destacar traemos a esta crónica al campeón mundial de peso mosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) Julio Cesar “el Rey” Martínez (17-1-1,13 KOs). Este joven (25 años), descendiente de Moctezuma, volvió a noquear a su rival, el también mejicano Moisés Calleros (33-10-1, 13 KOs) que no pasó del segundo asalto. La contundencia de los golpes de Martínez sobre Calleros no dejaron dudas de la superioridad del actual campeón.

Chocolate del bueno para el paladar

Tras ese breve conflicto, solventado en menos de seis minutos por Martínez, llegó la hora de un tetracampeón procedente de Managua, Román “Chocolatito” González (50-2, 41 KOs). El nicaragüense fue retado por el mejicano Julio Israel (JIGA) González (25-4, 11 KOs). Estuvo en juego el cinturón de campeón mundial de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) de súper mosca.

Los dos púgiles impusieron un incesante ritmo de pelea desde el principio. “Chocolatito” lanzó manos fuertes y precisas sobre el cuerpo del aspirante, quien, hasta el final de la contienda (pactada a doce asaltos), respondió con rápidas y contundentes combinaciones que hicieron dudar al campeón. Pero la leyenda del boxeo, “Chocolatito” González, fue un vendaval de golpes encima del cuadrilátero, no dio un instante de respiro a Israel González. Así, “Chocolatito” tiró golpes curvos, rectos, de arriba-abajo y de abajo-arriba, nos deleitó con un repertorio variado y numeroso de manos.

A pesar de ello, deseamos como un acto de justicia, reseñar la nada desdeñable pelea realizada por Israel González, no en vano fueron a los puntos. El resultado final de unanimidad dictaminado por los jueces fue a favor de “Chocolatito” González: 118-110, 117-111 y 116-112.

Remate final

En cuanto a lo acontecido más tarde, permítannos vocear: ¡qué pelea!, ¡qué tremendo combate!, ¡qué legendaria batalla! Nos estamos refiriendo al estelar de la noche, la disputa por el cetro de campeón mundial del CMB de peso súper mosca entre, los ya mencionados, Juan Francisco “El Gallo” Estrada y Carlos “El Príncipe” Cuadras. Los dos boxeadores mejicanos subían nuevamente al ring tras un parón de más de un año como consecuencia de diversos y dispares motivos (lesión, problemas personales, pandemia, etc). Estos dos campeones ya se habían enfrentado allá por el 2017, en cuya ocasión la diosa de la victoria sonrió a Estrada.

Desde los primeros minutos del combate se presentía un extraordinario final de velada. Se vio a un Estrada dominador, imponiendo su boxeo técnico ante un bravo de Cuadras. Sorprendentemente, en el tercer asalto, Estrada cayó al suelo. La valentía de Cuadras logró desestabilizar al experimentado Estrada. Muy pronto la pelea se convirtió en una guerra de “cuerpo a cuerpo”, así llegó una serie de asaltos de infarto. En el cuarto, Cuadras volvió a conectar un uppercut en el mentón de su oponente, el actual campeón y defensor de título. Los asaltos quinto y sexto fueron, sin ninguna duda, candidatos a pasar a la historia del noble arte del pugilismo.

Cuadras llegó perjudicado a esos rounds, pero aguantó con elegancia y tesón las embestidas, en forma de upper y directos de derecha, de Estrada. En el décimo, la balanza se inclinó ligeramente del lado de Estrada. Y al inicio del round número once, el campeón impactó un duro crochet de izquierdas en el rostro de Cuadras. Éste se levantó y continuó con su osada actitud, aunque a los 2:22 minutos de ese undécimo asalto y esta vez mediante un crochet de derecha, Estrada le noqueó. Seguidamente, el árbitro detuvo la contienda y declaró vencedor de la misma por nocaut técnico (TKO), revalidando así el título, a Juan Francisco “El Gallo” Estrada.

Boxeo más allá de los pesos completos

Es lógico pensar que sólo despiertan incertidumbre y expectación los choques boxísticos de los pesos completos. No obstante, consideramos que la velada descrita en esta crónica boxística contradice ese errático pensamiento. Por consiguiente, nos atrevemos a dejar por escrito que boxeadores como “Chocolatito” González, Martínez, Cuadras o Estrada son grandes herederos de “El Finito” López o “La Chiquita” González.

Esta última reflexión ahonda en la veracidad de las palabras del guatemalteco Eduardo Halfon, un fajador del texto, quien afirma – quizás porque es oriundo de una zona geográfica próxima a la de esos boxeadores de pesos chiquitos-: “en la escritura literaria hay que enlazar las frases como bruscos golpes certeros de un boxeador”.

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Foto destacada vía: soloboxeo.com

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