La noche de este sábado se concretó la tan esperada disputa por la unificación de los títulos mundiales de peso ligero. Programada originalmente para el 30 de mayo en el Madison Square Garden de Nueva York, pero trasladada al MGM Grand Conference Center de Las Vegas, debido a la pandemia de Covid-19, entre el ucraniano Vasyl Lomachenko, dueño de los cinturones de la AMB, OMB y CMB y el estadounidense Teófimo López, poseedor del cinturón de la FIB.
Grandes expectativas
Lomachenko, de 32 años, ya había conquistado títulos mundiales en las categorías pluma y super pluma, y es considerado uno de los mejores boxeadores libra por libra de la actualidad. López por su parte, a sus 23 años, llegaba invicto con 15 victorias a su haber, 12 de ellas por nocaut.
El combate pactado a 12 rounds, inició con ambos peleadores siendo cuidadosos y estudiando con atención los movimientos del adversario, aunque López con rápidos jabs, esbozó algunos ataques sin mayor éxito, debido a la movilidad de Lomachenko, quien, consciente del poder de pagada de su rival, hacía gala de su excelente juego de pies.
Fue así como al ir avanzando las rondas, López tomaba la iniciativa, presionando a Lomachenko, quien no parecía dispuesto a responder de igual manera a los ataques, manteniéndose a la distancia, haciendo fintas y lanzando algunos golpes aislados. Ésta fue la tónica de prácticamente la primera mitad de la pelea. López ganaba los rounds lanzando muchos golpes, pero conectando muy pocos y Lomachenko, excesivamente cauteloso, no encontraba la manera de conectar golpes de poder. Las guardias encontradas (Lomachenko zurdo, López diestro) tampoco ayudaban a hacer fluidas las acciones.
Para la segunda mitad de la pelea Lomachenko ganó más confianza y articuló su ofensiva hacia López. Comenzó a acercarse y lanzar combinaciones con precisión. El octavo round fue el primero que ganó con claridad, y donde pudimos ver al boxeador dominante y en control que solía ser. López por su parte, comenzó a exhibir signos de cansancio, consecuencia de su asedio constante al ucraniano. En el último round las cosas se igualaron, librando ambos una dura batalla. Ya al término del round, López sufrió un corte sobre su ojo derecho producto de un choque de cabezas accidental, que sangró profusamente.
Las tarjetas de los jueces declararon claramente vencedor a Teófimo López. Tim Cheatham marcó 116-112, Steve Weisfeld 117-111 y Julie Lederman 119-109. Ésta última, al darle solamente el round 11 a Lomachenko, demuestra, una vez más, que ser juez de boxeo es el tipo de trabajo en el que puedes ser groseramente incompetente con absoluta impunidad.
Con su victoria, López se convierte en el campeón absoluto de las 135 libras. Habiendo derrotado al mejor, ni siquiera Gervonta Davis pudiera representarle alguna amenaza, pero López ya ha manifestado su deseo de subir a 140 para ir por más títulos. Al subir de división ya no tendrá el mismo poder avasallador con el que podía pasar por encima de cualquiera. A los 23 años, su talento y condición física le prometen un futuro brillante.
Lomachenko por su parte, debe analizar muy bien sus pasos a seguir. Sin duda el subir dos divisiones de peso le pasó factura. Aún así tuvo una buena actuación frente a un rival más grande y con más pegada. Esperamos tenerlo pronto de regreso.
Foto destacada: Mickey Williams / Top Rank.
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