El Tour de… ¿Francia?

Anquetil, Hinault, Fignon, Thévenet. Al hablar de ciclismo francés, se nos vienen a la mente muchos nombres importantes. Des de la primera edición del Tour de Francia, disputada en 1903, los ciclistas locales dominaron la prueba con contundencia. De las primeras 72 carreras, se llevaron la mitad, 36, con una racha final increíble. Entre 1975 y 1985, nueve ediciones obtuvieron una victoria final francesa, con cinco de ellas a manos de Bernard Hinault.

Sin embargo, finalizar ese Tour del 85 significó entrar en una sequía que perdura a día de hoy. 35 años después, ningún ciclista galo ha sido capaz de llegar a París en primera posición.

Promesas quebradas por abandonos

En el año 2012, debutó en el Tour un joven ciclista, de tan solo 22 años, que se presentaba como la gran esperanza francesa. Thibaut Pinot (FDG) tuvo la fuerza suficiente para ganarse un puesto en el Top10 de la edición. Esto lo situaba en la esfera mediática como la futura estrella del mundo del ciclismo, hecho que constató dos años después, en 2014. Las condiciones de un accidentado Tour fueron idóneas para que Pinot se llevara el maillot blanco y consiguiera subir al tercer escalón del podio.

Pero la carrera nunca parecía estar de su parte. De las últimas cinco carreras, se ha visto obligado a abandonar en tres de ellas. Sin duda, su abandono más frustrante fue en 2019, ya que una lesión muscular le hizo subirse al coche del equipo en la antepenúltima etapa. Pinot llegaba a la recta final demostrando ser el ciclista más fuerte en la montaña, con una victoria en la cima del Tourmalet. Quinto en la general y a tan solo 20 segundos de Egan Bernal, quien finalmente se llevaría la general, tuvo que marcharse antes de tiempo.

Constancia sin gran recompensa

Solo un año después de la aparición estelar de Pinot, apareció en el mapa otro gran talento. A sus 23 años, Romain Bardet (AG2R) debutaba en el Tour. No consiguió una gran posición, 15º de la general, pero se dejó ver en la montaña, avisando que venía para quedarse. En su segunda participación ya se ganó un puesto en el Top10, un hito que repetiría año tras año durante cinco ediciones consecutivas.

Mientras todo se le torcía a su compatriota, Pinot, a él todo parecía irle rodado. Pese a ser uno de los peores contrarrelojistas entre los favoritos, Bardet sobresalía en la montanya, y logró subir tres veces al podio de París. En 2016 terminó segundo, solo detrás de Chris Froome y, en 2017, se elevó al tercer escalón. En la edición de 2019 no le fue tan bien en la general, pero se llevó el maillot de mejor escalador. Sin embargo, los últimos dos años no se le ha visto entre los favoritos en los momentos importantes.

Sorpresa y emoción

Pese a todo, el ciclismo francés vivió una gran oportunidad de volver a lo más alto del cajón en el Tour 2019. Pero no fue en manos ni de Pinot ni de Bardet. Julian Alaphilippe sorprendió al mundo entero en esta edición, en la que se mostró más fuerte que los demás casi hasta la última etapa. Vistió de amarillo durante 14 días y llegó como líder a la 18ª etapa. Pero en un final muy complicado se demostró que no es un hombre de alta montaña. Se fue a casa con una quinta posición, dos victorias de etapa y la sensación de haber hecho vibrar de emoción a un país entero.

La esperanza es lo último que se pierde

Pese a haber ganado otras carreras importantes, las grandes vueltas se les han resistido a los franceses. A día de hoy, con la entrada de nuevas generaciones, ya no parece que puedan optar de nuevo a una victoria final. Pero no hay duda que van a dar mucha guerra y nunca se les puede dar por muertos. El ciclismo es impredecible y en el momento menos pensado todo puede cambiar.

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