Ciclismo Opinión Tour de Francia

8 Segundos para la Historia

8 Segundos


Empecemos por el final, enciende el cronometro de tu Casio y cuenta hasta 8 segundos, el tiempo con el que ganó el Tour de Francia de 1989 Greg Lemond a Laurent Fignon en la última etapa, probablemente el Tour más disputado y emocionante de la Historia y con el final más sorprendente.

“Hubo un día que comprendí que mi único enemigo era yo mismo. Ese día fue cuando comencé a ganar todas las batallas”, decía un general Espartano. Fignon se dio cuenta tarde, cuando llegó el último día a esa encrucijada ni se imaginaba lo que se le venía encima del maillot amarillo del Super U  en París.

El Despiste


El flamante ganador del año anterior, maillot legendario del Reynolds nuestro Pedro Delgado con un equipo reforzado para intentar el doblete que se nos resistía, llegaba a la crono del prólogo de Luxemburgo y no apareció… en la rampa de salida contaban de nuevo los segundos, crono en marcha hasta 2 minutos y 40 segundos. ¿Dónde estabas Pedro? Se había perdido calentando y escuchando Canto Gregoriano por las calles de LuxemburgoMade in Spain.


Al día siguiente del desastre, el dorsal número 1 del Tour se disponía a salir en una crono por equipos que fue el Vía Crucis del segoviano, se hundió del todo y solo en los últimos kilómetros perdió 3 minutos. Nuestro Pedro era farolillo rojo con 7:20 minutos con Fignon y 6:29 con Lemond. No demos por muerto a Curro Romero hasta que no entregue su última gota de sangre sobre el Ruedo de la bicicleta.

Tour De France `89 | Delgado, Ciclismo, Leyendas

Foto fuente: pinterest.es

La Cacería


Greg Lemond llegaba al Tour después de 2 años sin pisar una carretera, un accidente de caza le dejó 60 perdigones en su espalda. Esquivó a la muerte por error en manos de su cuñado, si le disparó por error y perdió el 65% de su sangre. Un helicóptero de la policía que pasaba por casualidad le salvó la vida. 30 de los perdigones se quedaron para siempre en su costado para medir el umbral del dolor de un Cowboy americano sobre la bicicleta.

 

A muerte

Fignon dijo muchos años después que fue un Tour a muerte, no había termino medio. Cada etapa era una victoria o una derrota para cada uno. Mientras nuestro Pedro I de Segovia con el capote del Reynolds aprovechaba cada batalla para atacar y levantarnos del sofá. Llegó a ser tercero en París, ¿qué hubiera pasado si no hubiera escuchado Cantos Gregorianos?. Era una faena para dos maestros de la bicicleta que también querían ser leyendas del Ruedo.

Fignon: Políticamente incorrecto por convicción | Ciclismo | elmundo.es

Foto fuente: mundo.es

El manillar


En ese Tour de Francia, Greg Lemond en la quinta etapa, contra el crono en Rennes de 73 kms aparecía con un manillar de Triatlón y arrasó a todos. El artilugio del Cowboy que nadie había visto nunca no estaba homologado. El Reglamento no decía nada al respecto. Ni el Super U de Fignon, ni los jueces dijeron nada de ese manillar que parecían unos Cuernos de Res americana de Texas.

Greg LeMond's 1989 Tour de France Win: The Greatest Comeback in Sports  History
Fuente foto: bicicling.com


Au revoir!


Fignon tenía 50 segundos de margen, última etapa de 24,5 kms contra el crono desde Versalles, el paraíso de Luis XIV donde tenía un pabellón de caza, esta vez no iban a cazar a nuestro Cowboy sobre la bicicleta porque iba a volar hasta París con el manillar de Triatlón. Le salió una media de 54,54 km/h que aún perdura. Las lágrimas de Fignon no tardaron en manchar esas gafas de John Lennon, por 8 segundos.

Ocho Segundos- 39X28 ALTIMETRÍAS

Fuente foto: altimetrias.com

Nunca más el Tour puso una crono en la etapa final, la debacle de ese fatídico día fue tremenda para Francia. Fignon que llegaba a esa etapa con una ventaja suficiente como para aguantar 24,5 kms contra el crono, ¿cómo pudo ser? Había dos detalles que no tuvo en cuenta, dos días antes tenía un dolor horrible en la zona del glúteo que casi no le dejaba sentarse en el sillín y pedalear. El otro fue el definitivo, no tomó en cuenta el manillar del Cowboy, el futuro del Triatlón despegaba ni más menos que en los Campos Elíseos.

Para rematar la Faena el rubio de las gafas de John Lennon, se presentó en el Gran Premio de Eddy Merckx dos meses después con una bicicleta equipada con el revolucionario manillar de Triatlon a la salida. El Juez principal era el mismo del Tour maldito y como no podía ser de otra forma no le dejó salir al Ruedo.

Imagine there’s no heaven, cantaba el Beatle.

 

Síganme en @estuca32 y sigan toda la información y actualidad deportiva en @SextoAnillo, en www.facebook.com/sextoanillo o en nuestro Instagram: sextoanillo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *